Los reyes de la industria son estadounidenses, alemanes y japoneses
Lo que hemos visto ocurrir en telefonía móvil o coches puede replicarse en zapatillas deportivas
En la industria móvil, los últimos diez años han sido los del gran auge chino. En la industria automotriz estamos empezando a ver una lluvia de fabricantes chinos llegando a mercados occidentales. Y en las carreras populares se empiezan a ver señales de la que puede ser la próxima industria sacudida por China: la de las zapatillas para correr.
No son mayoría ni muchísimo menos, pero en los últimos años sí empieza a ser costumbre ver zapatillas de marcas chinas en varios corredores. Un silencioso auge del que hay motivos para pensar que irá más allá.
Por qué es importante. Tras décadas con Nike, Adidas, Reebok, Asics o Puma liderando la ropa deportiva global (todo marcas estadounidenses, alemanas o japonesas), la fábrica del mundo empieza a reclamar su propia entidad con unos productos que no compiten simplemente en precio: van a por la gama alta, van a por el prestigio.
Quién es quién. Entre las marcas chinas de zapatillas para correr hay ejemplos como:
- Anta Sports
- Li-Ning
- Xtep
- 361º
- Qiaodan
La primera ya vale más que históricas de la ropa deportiva como Asics y Puma, o que la japonesa Shimano, dedicada a componentes para bicicletas. Y "solo" necesita crecer un 30% para alcanzar a Adidas.
No solo zapatillas baratas. Aunque sea fácil pensar que estamos ante un fenómeno de fabricantes que ofrecen zapatillas similares a los de los fabricantes occidentales tradicionales a un precio más asequible, los tiros no van por ahí. Varias marcas chinas están apuntando directamente hacia la innovación en calzado deportivo.
Li-Ning, marca que conocemos en España por sus patrocinios deportivos al Espanyol hace más de una década o a España en los Juegos Olímpicos de Pekín, mostró hace unos meses un prototipo de zapatilla de competición con un aspecto muy llamativo, pero un peso aún más peculiar: 85 gramos. Esto está muy por debajo de los modelos más ligeros de Nike, Adidas o Asics, que persiguen pesos ridículamente bajos para seducir a corredores de élite.
También se han atrevido con un concepto que rompe aún más los moldes: uno que prescinde del talón, otra forma de reducir el peso y concentrar la reactividad en la primera mitad de la suela.
Si hay una zapatilla que protagoniza las carreras de larga distancia esa es la Nike Alphafly 3, su modelo volador que acapara los primeros puestos en cualquier maratón. Qiaodan lanzó un modelo que compite directamente contra ella, con placa de carbono (el santo grial del corredor) y mediasuela de doble densidad.
Compras, compras, compras. Anta y Xtep han seguido patrones similares: comenzaron a cotizar en la bolsa de Hong Kong y con el capital recaudado fueron comprando otras empresas para fortalecer su presencia global. La estrategia multimarca. Anta, por ejemplo, compró Amer (Finlandia) y Fila (Italia).
A su favor juega que el número de corredores populares en China se ha disparado en los últimos años, por tanto tienen cada vez más datos disponibles para innovar en el diseño y el rendimiento de las zapatillas. Con una clase media también en expansión y un interés creciente por el estilo de vida saludable, los ingredientes para crecer también se disparan.
Denominación de origen. La mayoría de estas marcas operan desde la provincia de Fujian, cerca de la ciudad de Jinjiang, la capital china del calzado deportivo desde hace más de veinte años. En ella se establecieron Nike o Adidas para fabricar sus zapatillas en los años ochenta, y de ahí aprendieron mucho estas marcas.
De hecho, Ding Shuipo, el CEO de Xtep, era uno de los trabajadores de estas fábricas, según declaró a South China Morning Post. Hoy lidera una empresa que roza los 2.000 millones de dólares de capitalización bursátil. El patrón es habitual. Un tercio de la población de Jinjiang vive del calzado.
Y ahora qué. El fuerte sentimiento nacionalista chino puede ser el primer aliado para dar a estos fabricantes el capital necesario para seguir creciendo y quién sabe si acabar consiguiendo ser costumbre en el asfalto de las carreras populares.
Parecía algo remoto hace quince años en los móviles o hace cinco en los coches, pero sucedió. Si se repite la historia con las zapatillas cuando aumente su disponibilidad y oferta, los fabricantes tradicionales tienen motivos para preocuparse.
Imagen destacada | Xataka con Midjourney
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