Quizás siga protagonizando los sueños de joyeros, amantes del lujo y grandes inversores, pero hace tiempo ya que el oro perdió el "cetro" de los metales más preciados del mundo. Llega con echar un vistazo rápido a las tablas de cotización para darse cuenta. Las de Money Metals mostraban hace unos días que un kilo del codiciado material dorado se cotizaba a 63.089 dólares, más de lo que cobraba de media un profesional con cargo de directivo o gerente en España en 2021 a lo largo de todo un año. Más, mucho más, necesitarías sin embargo para comprar la misma cantidad de algún otro metal. Y lo más curioso es que probablemente nos los verás en lingotes custodiados en bancos o como colgantes de exclusivísimos collares.
En el reino de los metales codiciados las cosas han cambiado.
¿Más cotizados que el oro? Exacto. Veamos. Una onza de oro (28,3 gramos) costaba el jueves 1.962 dólares, considerablemente más que una de platino (966,6) o plata (24,7 dólares), pero muy por debajo de lo que cotizan otros metales. Más, mucho más, se paga por el rodio o iridio. Según Metals Daily la onza del primero exigía un pago de 4.150 dólares mientras que el segundo cotizaba a 4.600.
Si bien el iridio despunta en la última "foto" de las cotizaciones, sujetas a las fluctuaciones del mercado, desde hace tiempo los expertos miran con una atención especial al rodio. Tanto, que en noviembre de 2022 The Conversation publicaba un artículo de dos expertos españoles con un título revelador: "El ascenso del rodio, el metal natural más caro del mundo". Aún hoy siguen publicándose artículos sobre su valor y se señala a menudo como "el metal más preciado" en el mercado.
¿Y cuál es la razón? El desorbitado valor que ha llegado a alcanzar a lo largo de los últimos años. En la primavera de 2021 se disparó hasta situar la onza bastante por encima de los 29.000 dólares. Por un kilo del preciado metal se pagaba ni más ni menos que casi 960.000. Su cotización se ha "desinflado" desde entonces hasta caer a los 130.200 que se pagaban por la misma cantidad hace solo unos días. Eso no quita que, según Money Metals, siga muy por encima de los 20.000 dólares que costaba un kilo en 2016 y desde luego que siga superando al oro. Por una pieza de 1.000 gramos de rodio se paga más o menos el doble que por una dorada.
¿Por qué está tan valorado? He ahí lo más interesante. El rodio se usa en joyería, por ejemplo para aplicar baños a otros metales y aleaciones, como el oro blanco, la plata o el paladio, y reforzar así su brillo y claridad, pero esa no es su única función, ni probablemente la más relevante. Hace poco una firma de joyería española reconocía a El País de hecho que había descartado su uso porque da una apariencia "irreal" a las piezas. No. Su demanda está más relacionada con la tecnología y sobre todo con dispositivos clave para la "revolución verde".
Como explicaban a finales del año pasado José María González y Fernando Gervilla, expertos del IACT-CSIC y la Universidad de Granada respectivamente, en un artículo publicado en The Conversation, el "boom" experimentado por el rodio se explica en gran medida por la búsqueda de tecnología limpia y eficiente. "Es la base de la fotosíntesis artificial", recodaban ambos autores en noviembre, cuando en el mercado se pagaba casi medio millón de dólares por un kilo de rodio.
¿Y para qué se usa exactamente? Sobre todo para la fabricación de convertidores catalíticos y catalizadores para vehículos de bajas emisiones, uso al que acaba destinándose aproximadamente el 80% del minera producido cada año en el mundo. El rodio es especialmente valioso por ejemplo para la fabricación de aislantes térmicos apreciados por la industria, se emplea en turbinas eólicas y resulta además fundamental para la tecnología de la fotosíntesis artificial.
De ahí que haya expertos que anticipen una demanda mayor. Aunque su valor se haya reducido de forma considerable desde 2022, en septiembre Fortune Business Insights preveía un alza de su mercado. Y en primavera Ecotrade Group deslizaba algunas claves extra, junto con una advertencia que ayuda a explicar su evolución: "Cuando la demanda de rodio supera la oferta, el precio se dispara. Cuando hay un exceso en el mercado, el precio cae como una piedra". Al menos parte de la enorme volatilidad que registró en 2021 puede explicarse de hecho por las interrupciones de suministro en ACP o al aumento de producción de coches tras la pandemia.
Codiciado, pero… ¿abundante? Según las cifras que manejan González y Gervilla, cada año se consumen en el mundo alrededor de 32 toneladas de rodio, una cantidad en las que el reciclaje representa una parte relativamente pequeña, aportando solo 9,5 tn. "Su alto precio no sólo se debe a su naturaleza insustituible para la tecnología y nuestra limitada capacidad de reciclaje, sino a su escasez en la corteza terrestre, donde se encuentra en concentraciones extremadamente bajas, que raramente superan los 0,001 gramos por tonelada de roca", anotan.
Prueba de su valor y el papel estratégico que desempeña es que la Agencia Internacional de la Energía (IEA) lo ha incluido en su lista de minerales críticos de 2022, en la que figuran medio centenar de elementos a los que las autoridades de EEUU han dado esa categoría por su importancia para "la seguridad o el desarrollo económico". Para su suministro, la Unión Europea (UE) depende básicamente de la importación y una cadena de suministro en la que destaca algunos grandes focos de producción internacional, como Sudáfrica, junto a Zimbaue, EEUU y Rusia.
Imágenes: Wikipedia (Alchemist-hp) 1 y 2
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