Las tierras raras son un auténtico tesoro. A este peculiar grupo de elementos químicos pertenecen algunos metales tan esquivos y con nombres tan sugerentes como el neodimio, el prometio, el gadolinio, el itrio o el escandio, entre otros. Algunos de ellos son relativamente escasos, y, además, no suelen encontrarse de forma pura en la naturaleza, pero lo que los hace tan especiales son sus propiedades fisicoquímicas.
Sus características quedan fuera del alcance de los demás elementos de la tabla periódica, lo que ha provocado que durante las últimas décadas se consoliden como un recurso muy valioso en numerosas industrias, especialmente en las de la electrónica y las energías renovables. Intervienen, por ejemplo, en la fabricación de los motores de los coches híbridos y eléctricos, las baterías, los catalizadores, los láseres, la fibra óptica, los paneles LCD, e, incluso, en los aerogeneradores.
Europa necesita los yacimientos de Suecia y Noruega para independizarse de China
China domina la industria de las tierras raras con una contundencia indiscutible. Según el Servicio Geológico de EEUU durante muchos años ha producido más del 90% de este recurso tan valioso. En 2022 su cuota de mercado se redujo al 70%, pero no lo hizo a causa de un descenso de la producción; esta caída tuvo su origen en el incremento de la cuota de producción de tierras raras que experimentaron Australia, Vietnam y Myanmar, entre otros países.
Con una producción del 70% del mercado global y un control del 90% de la industria de procesado de tierras raras China tiene este mercado absolutamente controlado
Además, el país liderado por Xi Jinping también domina la industria del procesado al que es necesario someter las tierras raras para que puedan ser utilizadas. Tanto es así que según Xincaifu su cuota si nos ceñimos expresamente a la industria global de procesado asciende al 90%. Y con una producción del 70% del mercado global y un control del 90% de la industria de procesado de tierras raras China tiene este mercado absolutamente controlado.
El pasado 21 de diciembre el Gobierno chino decidió ejercer su supremacía en este ámbito restringiendo la exportación de algunas de sus tecnologías de procesado de las tierras raras, dando forma a una clara maniobra que persigue defender sus intereses estratégicos en plena confrontación con EEUU, Europa y sus aliados. En este contexto el Viejo Continente necesita apostar por su independencia y la consolidación de su propia cadena de suministro. Y está en ello.
En enero de 2023 la empresa minera LKAB, que está administrada por el Estado sueco, afirmó haber identificado un yacimiento cerca de la ciudad de Kiruna, alojada en el norte del país, que, según sus cálculos, contiene más de un millón de toneladas de tierras raras. Es una auténtica barbaridad. La minería de estos elementos químicos dentro de las fronteras europeas es esencialmente inexistente, lo que obliga a los países de la Unión más industrializados a importar prácticamente todas las tierras raras que necesitan para preservar su actividad industrial.
Las prospecciones anticipan que el depósito de Noruega contiene nada menos que 1,5 millones de toneladas métricas de tierras raras que pueden utilizarse en la fabricación de imanes
Ahora es Noruega el país que, al igual que Suecia el año pasado, ha encontrado un importante yacimiento de tierras raras. La empresa minera Rare Earths Norway, que es la responsable de explotarlo, asegura que este depósito es el mayor de Europa, por lo que representa un espaldarazo para el Viejo Continente en este ámbito. De hecho, sus prospecciones anticipan que contiene nada menos que 1,5 millones de toneladas métricas de tierras raras que pueden utilizarse en la fabricación de imanes. Y estos componentes son esenciales para fabricar coches eléctricos y aerogeneradores.
El nuevo yacimiento de Noruega es más grande que el de Suecia, pero lo realmente importante es que juntos pueden satisfacer buena parte de la demanda de tierras raras de Europa. De hecho, el Viejo Continente se ha propuesto autoabastecerse de al menos el 10% de las tierras raras que necesita para 2030. El yacimiento noruego está alojado en Telemark, una provincia ubicada a unos 210 km de Oslo, y Rare Earths Norway ya ha confirmado que planea iniciar la explotación del depósito no más allá de 2030.
Imagen | Tom Fisk
Más información | CNBC
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