En 2013, un adolescente neoyorkino viajó a Londres. Al volver, traía un souvenir en la maleta: sarampión. El hecho de que su familia (judía ortodoxa) fuera miembro activo de colectivos antivacunas hizo el resto. Ahora, JAMA Pedriatrics publica un análisis del informe que analiza con detalle los costos, consecuencias y reacciones políticas del brote.
Pese a las enormes diferencias que existen entre el sistema de salud norteamericano y el del resto de países del mundo, el informe nos da una visión muy interesante sobre el impacto socioeconómico de un sólo caso de sarampión en sociedades como las nuestras. Y no, no tiene nada de anecdótico.
Anatomía de un brote de sarampión

Un brote localizado... Entre marzo y junio de 2013, el brote se saldó con 58 personas con sarampión. El 78% de ellas estaban sin vacunar por el rechazo expreso de sus padres y el 21% eran demasiado jóvenes para estar inmunizados correctamente. Todos ellos eran judíos ortodoxos, como el paciente cero.
...pero con un alcance mucho mayor. No obstante, el alcance del brote fue mucho mayor de lo que sugieren esos datos. Según los registros oficiales, más de 3.300 personas se encontraron expuestas a la enfermedad durante el tiempo que duró el brote.
Costos y consecuencias. Para controlar la enfermedad, el Departamento de Salud (DOHMH) de la Ciudad de Nueva York empleó a 87 profesionales que dedicaron 10.052 horas de trabajo. O lo que es lo mismo, el brote representó un coste de 394.448 dólares al Departamento. Es decir, un solo caso de sarampión en el seno de una comunidad antivacunas requiere casi 400.000 dólares en costos directos. Los indirectos no se han podido calcular.
¿Un caso aislado? Lo cierto es que no lo parece. De hecho, si analizamos con detalle las conclusiones del informe no tienen nada de extraño. Varias investigaciones que se han realizado durante los últimos años dan cifras similares y vuelven a poner el foco en el peligro latente que se esconde detrás de los movimientos antivacunas. Sobre todo, para los niños que están en sus manos.
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Badgar Blak
Si se obligase a los antivacunas a sufragar ellos los costes derivados de su voluntaria y totalmente libre decisión o, lo que es lo mismo, se les hiciese responsables de sus decisiones en vez de que quien se responsabilizase fuese el Estado (todo el mundo), no quedaría ni un anti-vacunas.
Qué chachi es elegir ser gilipollas cuando otros pagarán la fiesta, ¿no? :D
(También lo digo por otros que gustan de deteriorar su salud conscientemente)
tercermundista
¿Con esos 400.000 dolares cuántos niños de paises pobres se habrian vacunado?
miquemor
No hay que ir tan lejos. Aquí murió un pobre chaval de difteria pq sus padres eran de un colectivo antivacunas.
BlackHat
Cuando olvidamos el dolor que produce algo volvemos a él como para recordarlo. Parece que la gente olvidó que esta enfermedad causaba más de la mitad de las muertes de los niños tanto era así que cuando se enfermaban los padres ya preparaban el funeral. Una extraña ventaja de vivir en un país en vías de desarrollo es que todavía se valoran mucho las vacunas.
xduende
En el tercer mundo, como se valoran las vacunas; claro tambien existen sus grupusculos de padres que no creen en ellas, pero son la minoria. Aqui la gente busca las vacunas y las que no son gratis, las paga a precio de oro.