La poliomielitis, también conocida como polio, es una enfermedad infecciosa que afecta al sistema nervioso y que, en algunos casos, puede llegar a ser mortal. Sus afectados son principalmente niños y existen referencias a ella, y más concretamente a sus síntomas, desde el Antiguo Egipto. En 1952, Estados Unidos vivió una de las peores epidemias que se recuerdan: más de 58.000 casos detectados, con 3.145 muertes y 21.269 afectados con parálisis de algún tipo.
Saltamos en el tiempo hasta 2014, año en el que la Global Polio Eradication Initiative (GPEI) asegura haber recopilado tan sólo 359 casos a nivel internacional. ¿Cómo es posible este descenso? Además de por las actividades de prevención y concienciación de organismos como GPEI, tenemos que retroceder hasta abril de 1955 para conocer la respuesta: en dicho año, el virólogo Jonas Salk anunció una vacuna contra esta enfermedad.
La noticia no podía llegar en mejor momento, ya que la población estadounidense temblaba con sólo escuchar el nombre de la enfermedad. Se concluía así con éxito un periodo de tres años de pruebas y otros tantos de investigación. Aunque su vacuna tan sólo era entre un 60% y un 70% efectiva en el caso del virus de polio de tipo 1, con los otros dos tipos de virus superaba el 90%.
Unos cuantos años más tarde, en 1963, lanzaban al mercado la vacuna Sabin. Ésta permite administrarse vía oral y utiliza virus vivos pero atenuados, en lugar de los virus muertos. En la mayoría de países en los que se han declarado zona libre de infección (entre ellos España) se utiliza la vacuna Salk, mientras que en países en desarrollo suele optarse por la vacuna Sabin. Sobre la rivalidad de ambos científicos, os recomiendo echar un vistazo a este artículo de Scientia Blog.
Vacunas y polémica
Pero, si hay tan pocos casos, ¿por qué vacunar? Aunque los números son positivos, la OMS sigue avisando sobre la peligrosidad de esta enfermedad: en 2014 lanzaban una alerta mundial debido al aumento de casos de polio. La enfermedad todavía no está erradicada (sobre todo en algunos países en desarrollo, donde se siguen detectando casos) y por eso los expertos siguen defendiendo la necesidad de vacunar a los niños contra ésta.
El hecho de que la polio no sea una enfermedad excesivamente popular hace que su vacuna sea una contra las que más protestan algunos padres "antivacunas", pero en la OMS siguen insistiendo: "Mientras haya un solo niño infectado, los niños de todos los países corren el riesgo de contraer la poliomielitis. Si no se erradica la poliomielitis en estos últimos reductos restantes, se podrían producir hasta 200 000 nuevos casos anuales en 10 años en todo el mundo".
Imagen | "Somali boy receives a polio vaccination" by PV2 Andrew W. McGalliard
En Xataka | Antivacunas y regreso de enfermedades, una historia de miedo e irracionalidad
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