Acabamos de aprender a reescribir la vida con un algoritmo: un genoma diseñado por ordenador para entender mejor la vida sintética

Eso que no ves ahí, lo que hay dentro del 'capuchón' de plástico es una forma de vida que nunca antes había existido. Es más, es el primer genoma diseñado completamente por un ordenador. Es verdad que la vida sintética lleva más de una década entre nosotros, pero cosas como la Caulobacter ethensis-2.0 nos dejan claro que aún está todo por hacer.

Hace unos diez años, Craig Venter y su equipo crearon la primera bacteria "sintética". Fue capaz de copiar y sintetizar el genoma de la bacteria 'Mycoplasma mycoides'. Fue un momento histórico. Ahora, los hermanos Christen de la ETH Zurich han hecho algo ligeramente distinto: utilizar un algoritmo para simplificar la producción del genoma al máximo sin perder información. Han creado un genoma nuevo y (bastante) funcional.

Reescribir la vida para entenderla

Mejorar la C. Ethensis. Esta bacteria es un microorganismo muy común que vive en el agua de manantiales, ríos, lagos de agua dulce de todo el mundo. Es inofensiva y suele utilizarse como modelo bacteriano en los laboratorios de medio planeta. Por eso, está sorprendentemente bien estudiada. Por ejemplo, sabemos que, aunque tiene unos 4.000 genes, solo 680 son cruciales para su supervivencia en condiciones de laboratorio.

¿Cómo fabricar un genoma? Precisamente eso es lo que la hacía una bacteria muy interesante para hacer lo que los Christen pretendían hacer: hacer más sencillo el proceso de síntesis del genoma yendo al origen del problema. Es decir, quería simplificar el genoma de tal forma que fuera sencillo de sintetizar sin perder información importante.

Y lo cierto es que "la síntesis de estos segmentos no siempre es fácil. Las moléculas de ADN no solo pueden adherirse a otras moléculas de ADN, sino que, dependiendo de la secuencia, también pueden retorcerse en bucles y nudos, lo que suele dificultar el proceso de producción e, incluso, hacer imposible la fabricación”, explicaba Matthias Christen.

Y voilà Los investigadores metieron el genoma en el algoritmo y recogieron un nuevo genoma (una sexta parte más pequeño) que les permitía sintetizarlo fácilmente con solo con 236 segmentos. Es decir, el algoritmo recompuso el algoritmo para hacer exactamente lo mismo de forma más sencilla. El resultado no fue óptimo, pero fue sorprendentemente bueno: aproximadamente 580 de los 680 genes artificiales que demostraron ser completamente funcionales.

¿Por qué es importante? Este trabajo, como otros muy interesantes que van en la misma línea, es parte de un esfuerzo clave por empezar a reescribir las bases de la vida. Y no para "jugar a ser Dioses", para eso ya tenemos a otros iluminados; sino para poder entender mejor cómo funciona ese complejo conjunto de letras que llamamos la naturaleza humana.

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