Perder peso puede ser una tarea frustrante para mucha gente. La gente que percibe que grandes esfuerzos repercuten poco en su peso. Existen muchos factores individuales que pueden afectar a nuestra capacidad para adelgazar y, por supuesto, los genes son una de ellas.
Nuevos “genes de la delgadez”. Un equipo de investigadores ha encontrado 14 genes vinculados con el grado en el que el ejercicio nos permite reducir nuestro peso. Durante un experimento, los portadores de determinadas variantes de estos “genes de la delgadez” redujeron su peso en mayor medida que los participantes que presentaban distinto perfil genético.
PPARGC1A. De entre estos 14 genes, el equipo llamó especialmente la atención sobre uno, PPARGC1A, el cual codifica la proteína PGC-1α. Este gen estaba presente en los participantes que más peso perdieron durante el experimento.
La función de la proteína está vinculada con cómo nuestras células gestionan su energía a través de las mitocondrias. También se cree que PGC-1α puede estar vinculada con la presión sanguínea, el colesterol celular y la aparición de la obesidad.
38 voluntarios. El experimento reunió a 38 voluntarios de edades entre 23 y 40 años. El equipo los dividió entre un grupo experimental y otro de control. Los participantes en el primer grupo estuvieron saliendo a correr entre 20 y 30 minutos tres veces por semana durante ocho semanas.
Tras un periodo y como cabria esperar, los participantes en el grupo de control perdieron peso, pero lo hicieron de forma desigual. El equipo realizó tests de ADN entre los participantes en este grupo e identificó aquellas variantes genéticas más comunes entre quienes adelgazaban con más facilidad.
Contrastando los resultados, el equipo estimó que alrededor del 62% de la pérdida de peso podía relacionarse con la pérdida de peso y el 37% se vincularía al efecto directo del ejercicio. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Research Quarterly for Exercise and Sport.
No todo genética. Aunque podamos vincular más de 3/5 partes de la pérdida de preso a factores genéticos, el equipo recuerda que el detonante de estos cambios sigue siendo el ejercicio. “El estudio resalta algunos genes importantes asociados con quitar unas pulgadas a los vaqueros, pero es importante recordar que los genes no harán nada sin ejercicio y cambios en el estilo de vida ya que todo está interconectado”, explicaba en una nota de prensa Henry Chung, quien lideró el equipo.
Chung ponía también en relieve el hecho de que el deporte es positivo para la salud más allá de su efecto sobre nuestra masa corporal. Beneficios que afectan a aspectos tan diversos como nuestra salud cardiaca y nuestra salud mental.
Ni el principio ni el final. Este no es el primer trabajo que analiza las interacciones entre genética y nuestra capacidad para mantener nuestro peso bajo control. De hecho genes como PPARGC1A se encontraban ya entre los “sospechosos habituales” de este campo.
Sin embargo afianzar nuestro conocimiento sobre estas interacciones es imprescindible para optimizar los resultados de ejercicio y otras estrategias destinadas a perder peso o dejar de ganarlo. Quizás algún día podamos llegar a poder diseñar intervencionesindividualizadas basadas en las características y necesidades de cada persona.
Imagen | Jozsef Hocza / mirerek8
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