La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios acaba de recomendar no vender (ni recetar) metamizol a los turistas. El nolotil, como suele conocerse el fármaco, es uno de los analgésicos más consumidos del mundo. De hecho, solo en España el consumo se ha duplicado en los últimos diez años y se ha disparado en los últimos cinco.
La decisión de la AEMPS tiene que ver con un efecto secundario raro: la agranulocitosis. Una enfermedad que conlleva una disminución abrupta de los granulocitos (un tipo de glóbulos blancos) en sangre limitando la capacidad del organismo para combatir infecciones producidas por bacterias, virus, hongos o cualquier otro tipo patógenos.
Precisamente por eso, la agranulocitosis es una complicación que, aunque rara, si no se controla puede ser muy seria. Y en turistas (o población flotante) no se puede controlar. Por eso, aunque la AEMPS no lo ha dicho explícitamente, algunos medios como el diario londinense The Times relacionan las nuevas recomendaciones con la muerte de diez turistas británicos.
El problema del nolotil
En El Español han indagado sobre la (aún poco clara) historia de los turistas británicos, pero el asunto no es nuevo. La misma AEMPS reconoce en la nota informativa que "se ha discutido desde hace años sobre una mayor susceptibilidad para la agranulocitosis en la población del norte de Europa y se han estudiado ciertos factores genéticos".
Eso sí, aclaran desde la Agencia, "con la información disponible no se puede ni descartar ni confirmar un mayor riesgo en poblaciones con características étnicas específicas”. Sin embargo, la recomendación (que es una prohibición de facto) ya está encima de la mesa aunque sea en forma de recordatorio.
Básicamente, lo que nos recuerda la AEMPS es que no debemos consumir medicamentos sin receta y sin la supervisión médica. Algo a lo que estamos más que (mal)acostumbrados en España. Ningún fármaco está totalmente exento de riesgos y el uso no adecuado producir efectos secundarios. Estos efectos, cuando los pacientes están bajo supervisión médica, son riesgos calculados; cuando no lo están, son una bomba de relojería. Por eso la recomendación sólo afecta a las personas que no puedan ser supervisadas.
Bienvenidos a la medicina en tiempos de la globalización
Como es comprensible, si a la falta de supervisión (derivada de que los pacientes se mueven por el territorio) sumamos la posible predisposición genética, los problemas crecen. En realidad, lo que tenemos delante de nosotros es uno de los problemas clave de la medicina en la época de la globalización.
El movimiento de personas y enfermedades, los cambios de la distribución genética de la población, los problemas asistenciales, la falta de colaboración entre sistemas sanitarios y la fragmentación de la atención médica están en la misma base de las transformaciones sociales a las que la medicina tiene que hacer frente.
Durante décadas las sanidades locales han adaptado sus protocolos a la realidad médica, social y económica de su entorno. Lo que nos encontramos ahora es con una situación en que los protocolos, avalados por la evidencia y la práctica médica, no están adaptados a nuevos fenómenos globales. Y el caso del nolotil es solo un ejemplo.
Un ejemplo muy bueno de cómo médicos, investigadores y autoridades trabajan por mejorar esos protocolos para garantizar la seguridad de todos. Aún queda mucho trabajo. De hecho, esto no ha hecho más que empezar, pero vamos por buen camino.
Imagen | Manel
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