Ante el aluvión de noticias que señalaban que, frente a la recomendación de Sanidad, AstraZeneca estaba siendo elegida abrumadoramente por quienes podían escoger su segunda dosis, fuentes del Ministerio decían ayer en El País que se había llamado "al orden a las comunidades para que no recomienden la segunda dosis de AstraZeneca" y justificaban su decisión en que "en España se habían registrado 20 trombos, cuatro mortales".
Más aún, El País ampliaba la noticia con la confirmación de la Agencia Española de Medicamentos de esos 20 casos y añadía que "no se sabe por el momento el efecto que pueden tener las segundas". Pero ¿de verdad estamos a ciegas en el efecto que puedan tener las segundas dosis en los vacunados?
¿Qué sabemos sobre la segunda dosis?
Más de 10 millones de segundas dosis en Reino Unido: Hay cosas que sí sabemos sobre la segunda dosis de AstraZeneca, no solo tenemos los datos de los ensayos clínicos (que sustentan las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento, EMA), tenemos los datos de Reino Unido. Hasta el 19 de mayo, las autoridades británicas habían identificado 332 casos de tromboembolismos graves. Solo 17 de ellos habían sido después de la segunda dosis. Y no hablamos de un estudio de 676 personas, hasta ese mismo 19 de mayo se habían puesto 24,2 millones de primeras dosis y 10,7 millones de segundas.
En base a esos datos, la MHRA (la agencia británica) tiene claras sus recomendaciones: "Cualquier persona que haya experimentado coágulos sanguíneos cerebrales o de otro tipo con niveles bajos de plaquetas después de la primera dosis de la vacuna COVID-19 AstraZeneca no debe recibir la segunda dosis. Cualquiera que no haya tenido estos efectos secundarios debe presentarse para su segunda dosis cuando sea convocado".
También hay países que están usando Pfizer: Países como Francia y Alemania cambiaron la pauta de vacunación de AstraZeneca y llevan semanas inoculando la segunda dosis con el inyectable de Pfizer sin que se hayan detectado aún complicaciones reseñables. No debemos olvidar que la estrategia de mezclar distintas vacunas se lleva a cabo habitualmente y sin problemas en campañas de vacunación frente otras enfermedades.
A espera de que salgan los resultados del ensayo clínico británico Com-Cov sobre qué inmunidad genera la vacunación con inyectables distintos, solo sabemos a ciencia cierta que estos esquemas inducen más efectos secundarios leves (febrícula, escalofríos, cansancio, cefaleas, artralgias, mialgias y malestar) después de la dosis de refuerzo que cuando se usa la misma vacuna.
¿Por qué algunos países se han decidido por esta pauta? Más allá de razones de suministro o de otro tipo, es cierto que todos los estudios sobre los eventos trombóticos los relacionan con el "vector adenoviral" que usa AstraZeneca. Un vector que también usa la vacuna de Johnson and Johnson. Por ello, aunque el diferencial es pequeño, hay razones para pensar que eliminar ese vector (es decir, usando vacunas de ARNm) la seguridad de la pauta frente a los trombos mejoraría.
¿AstraZeneca o Pfizer? A día de hoy, la opinión de la Agencia Europea del Medicamento no ha cambiado y sigue recomendando completar la pauta de vacunación de AstraZeneca con la misma vacuna. El motivo es sencillo: la Agencia solo tiene datos para poder avalar esta pauta. Eso no quiere decir que el cambio a Pfizer sea arbitrario o poco razonable. Al contrario, existen razones técnicas para pensar que usar vacunas de ARNm en la segunda dosis puede ser más seguro; lo que no hay son ensayos clínicos sólidos que lo acrediten.
En este asunto se enfrenta la plausibilidad biológica de Pfizer contra la evidencia estadística de AstraZeneca. No obstante, hablamos de porcentajes realmente muy pequeños. Es decir, si usamos los estándares habituales en la industria farmacéutica, no existe una diferencia sustancia entre optar por una alternativa o la otra. Ambas son seguras, eficaces y ofrecen suficiente fiabilidad para ser alternativas sólidas.
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