Con más de 33.000 casos y casi 2.200 fallecidos en todo el país, según el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, los últimos días el número de nuevos contagiados parece ir dando muestras de desaceleración y, en el mejor escenario, llegaremos al pico de la epidemia durante esta semana. Aun así es pronto: el brote sigue en marcha y la situación cambia mucho de una comunidad a otra, de una provincia a otra.
Es cierto. Cada comunidad autónoma está viviendo una epidemia distinta y, ente todas ellas, hay una cuya evolución epidemiológica llama especialmente la atención: Andalucía.
La comunidad autónoma más poblada del país y la primera en la que se detectó un contagio "autóctono", lleva tres días seguidos registrando porcentajes cada vez menores de contagios nuevos. La cifra de hoy, los 236 positivos, supone un 12% de crecimiento. Menos que el 13,8% de ayer, el 17% de anteayer y el 27% del viernes. Si solo atendemos a población, Andalucía debería tener muchos más de los 1.961 casos registrados hasta el momento. ¿Qué está pasando en el sur de España? ¿Existe realmente una anomalía andaluza?
El coronavirus y la riqueza
Con los datos que tenemos hasta ahora, podríamos decir que sí. Andalucía muestra una considerable contención de la curva de casos con respecto a otras comunidades autónomas. Y hay varias hipótesis de trabajo que intentan explicar este fenómeno. Una de ellas, quizá las más conocida a nivel internacional, es la relación entre la riqueza y la enfermedad.
El economista Max Roser señalaba que los datos parecen mostrar que existe una fuerte correlación entre el PIB per cápita y los casos confirmados de COVID por millón de personas (lo que, en nuestros análisis de estos días, nosotros denominamos 'densidad').
Esta correlación, cuando la pensamos a nivel internacional, muestra algunos problemas. Está claro que los casos confirmados son solo una parte del total de casos y que, como se puede ver en distintos indicadores, en países con mayor PIB per cápita se dispone de mejores sistemas diagnósticos y de salud que permiten una mejor detección. Al fin y al cabo, como el mismo Roser reconoce, también existe una fuerte correlación entre número de tests y PIB per cápita.
Coronavirus y renta per cápita. pic.twitter.com/FgDr6Olrru
— 🐺 (@huyelobo) March 21, 2020
De ahí que hayamos querido centrar mejor los datos y fijarnos en si los casos de COVID en el interior de los países también seguían una distribución íntimamente relacionada con el nivel de renta. Sobre todo, porque en los últimos días, se están moviendo mapas sobre este mismo fenómeno en Italia en los que, a falta de un análisis más detallado, todo parece indicar que sí.
En el caso español, lo cierto es que no tenemos datos oficiales con tanto detalle geográfico. Aunque existen conteos provinciales y algunas aproximaciones municipales, el no tener una estadística oficial hace complicado que podamos dibujar con precisión mapas sobre los que realizar comparaciones. Al representar PIB per cápita y densidad de la epidemia por comunidades, lo que nos encontramos es esto.
Como vemos, la correlación es bastante fuerte también en nuestro país. Con pequeñas distorsiones como La Rioja (por la fuerza del brote inicial), Castilla - La Mancha (por el hecho de que el norte de Toledo y el este de Guadalajara forman parte, de facto, del área metropolitana de Madrid) o Baleares (por su insularidad y por algunos factores más que hablaremos más adelante), la relación entre un mayor PIB per cápita y una mayor densidad de la enfermedad parece clara.
Liebres y tortugas: la composición de los viajeros (y la economía)
No obstante, hay más teorías que explicarían esa correlación. Algunos analistas, como Kiko Llaneras han sugerido que este fenómeno puede estar relacionado con que los países ricos están más conectados a través de los aeropuertos. En este sentido, lo que vemos es más bien un escenario de "liebres y tortugas" en el que, sencillamente, algunos países (o regiones, en este caso) van 'antes' que otros.
Es una idea interesante. Al fin y al cabo, el aeropuerto con más movimiento de España es el Adolfo Suárez de Madrid-Barajas. Tras él, nos encontramos con el Josep Tarradellas de Barcelona-El Prat en otra de las regiones más afectadas. Sin embargo, los siguientes aeropuertos de la lista están en Palma, Málaga, Alicante, Gran Canaria y Tenerife.
Es decir, esto viene a confirmar la intuición de que posiblemente los grandes aeropuertos pueden acelerar la llegada del virus. Canarias y Baleares fueron las primeras comunidades que tuvieron casos y Málaga es la provincia más afectada de Andalucía. Lo que ocurre es que, si bien eso puede ser la mecha, parece que se necesitan otras cosas para que el brote termine explotando.
Hace unos días, cuando hablábamos de las diferencias entre el número de fallecidos entre Alemania y España surgió un concepto interesante: la composición de hogares. Moritz Kuhn y Christian Bayer, dos profesores de economía de la Universidad de Bonn, explicaban que no solo importa cómo llega el virus a una determinada sociedad, sino las redes sociales que ya existían en dichas sociedades y que la enfermedad podía usar para propagarse.
En este contexto concreto, podríamos hablar de la composición de los viajeros. Aunque necesitaríamos análisis más detallados, si tenemos en cuenta la composición de la economía de estas comunidades, no resulta descabellado pensar que Baleares, la Costa del Sol, Canarias o Alicante reciban (porcentualmente) más viajeros turísticos y Madrid reciba más viajeros profesionales y de negocios. Precisamente el vector que Kuhn y Bayer identificaban como esencial en la importación del virus porque tienen una mayor conexión con la sociedad de destino que los turistas.
Algunas explicaciones más
Hay más teorías encima de la mesa que van desde la estructura socioeconómica de la comunidad (que, pese al peso cada vez mayor de Sevilla y Málaga, se sigue articulando en hubs económicos más bien aislados) hasta la situación geográfica mundial. Hace unas unas semanas, el Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland hicieron público un análisis que encontraba una conexión entre un determinado nivel de temperatura y de humedad relativa y la expansión del coronavirus.
Los investigadores se dieron cuenta de que los principales focos del virus había tenido lugar en una franja muy estrecha del mundo (la que podemos ver en la imagen superior). Basándose en estos datos, se podría sostener que Andalucía, Murcia, el sur de la Meseta, Ceuta, Melilla Canarias y Baleares tienen mejores condiciones para impedir una explosión de casos del virus.
Sea como sea, y siempre que la evolución de la epidemia siga como hasta ahora, Andalucía aparece como un caso de estudio muy interesante para aprender sobre los puntos débiles del coronavirus y entender cómo podemos implementar mejores medidas que nos ayuden a contener la curva.
Imagen | Akshay Nanavati
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