El ADN es uno de los elementos más peculiares de los seres vivos. Su forma, composición y manera de comportarse lo hacen único. Ahora bien, por su microscópico tamaño no siempre podemos deleitarnos con su estudio, pero gracias a una nueva investigación podemos ver las fotografías de mayor resolución jamás tomadas al ADN.
Mediante el ADN podemos conocer características propias de cada persona, posibles enfermedades crónicas, sus antepasados o las similitudes con otros humanos y especies de primates por ejemplo. Con la tecnología actual es relativamente común el estudio del ADN, de hecho hasta hay negocio con ello (con sus consecuencias). Pero a pesar de todo, seguimos sin conocerlo bien de cerca.
ADN inquieto
Un equipo de investigadores de las universidades de Leeds, Sheffield y York han publicado en Nature la investigación sobre el ADN en la que han estado trabajando. Combinando diferentes técnicas de estudio han podido observar de cerca el ADN y los movimientos que realiza. Un asombroso "baile" en el que se retuerce y mueve toda la estructura helicoidal.
El ADN puede ser sorprendentemente activo cuando se encuentra dentro de una célula. La prueba de ello son las diversas fotografías que tomaron los investigadores. Las imágenes fueron tomadas con un microscopio de fuerza atómica, que esencialmente escanea la topografía del ADN a un nivel de detalle nanométrico. Con ellos los investigadores pudieron tener una detallada imagen de la superficie de la molécula de ADN.
Tras tomar distintas fotografías se pudo observar cómo la molécula de ADN cambiaba su forma retorciéndose y retrocediendo. A partir de ahí, los científicos pudieron realizar una serie de simulaciones por ordenador tomando las fotografías como base para visualizar cómo es el movimiento de la molécula. ¿El resultado? Un peculiar baile.
Como se puede observar, los ADN fotografiados son pequeñas circunferencias. El ADN en su estado normal en realidad no es así, sino que estos pequeños círculos se forman cuando se une una hebra en ambos extremos. Dicen los investigadores que el ADN se encontraba más "relajado" cuando no estaba retorcido sobre si mismo, pero que en el momento de retorcerse había mucho más movimiento. Estos movimientos son los que le permiten al ADN encontrar socios vinculantes.
Estudiar los movimientos y comportamientos del ADN es esencial para entender mejor cómo intervenir en él si queremos modificarlo para, por ejemplo, curar enfermedades. También puede ser de gran ayuda para diagnosticar a pacientes. De momento toca deleitarse con sus bailes.
Vía | Leeds Más información | Nature
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 6 Comentarios