Ya decíamos hace unos meses que la mHealth, las aplicaciones sanitarias y los gadget pediátricos serían una de las grandes áreas de desarrollo durante 2016. Y empezamos fuerte con un gadget: un pequeño altavoz de silicona diseñado para introducirlo en la vagina. Por el bien de nuestro bebé, claro está.
El Instituto Marqués de Barcelona ha lanzado Babypod, un pequeño dispositivo intravaginal que permite poner música durante el embarazo mejorando los resultados de los altavoces abdominales para, según nos dicen, mejorar el desarrollo neurológico (y el entrenamiento de la vocalización) de los bebés.
La idea es facilitar que el sonido llegue con mayor claridad y nitidez pero sin llegar a molestar al bebé (con intensidades no superiores a 54 decibelios). Por eso, el altavoz, con forma de tampón y realizado en material de silicona hipoalergénica, está pensado para introducirse en la vagina y conectarse a un smartphone. Además, la app sugiere listas de reproducción para incrementar la estimulación del feto.
No sólo eso. Babypod prepara conciertos especiales para fetos y embriones. Artistas como Antonio Orozco, dando el primer concierto para embriones en junio de este año, o Soraya Arnelas, dando un concierto para futuros bebés a través de babypod son algunas de las propuestas musicales de la gadget catalán.
¿Estos dispositivos tienen algún efecto positivo en el bebé?
Aunque Babypod se promociona asegurando que está respaldado por estudios científicos, hay que ser muy prudentes. El estudio clínico (López-Teijón, García-Faura, Prats-Galino, 2015) en el que se basan fue publicado por Ultrasound en septiembre y octubre de este año y tiene al menos dos grandes problemas. Por un lado, su diseño no permite demostrar que efectivamente favorece la vocalización o el neurodesarrollo como argumentan. Por otro lado, y como se especifica en el mismo estudio, existen conflictos de intereses que, aunque no tienen por qué invalidar los resultados, sí aconsejan ser muy cuidadosos.
El efecto Mozart (el efecto positivo de la música durante el ambarazo) fue popularizado en 1993 por Frances Rauscher en la revista Nature. Y aunque han corrido ríos de tinta, publicaciones y gadget, la idea no goza de muy buena salud dentro de la comunidad científica. En 1999, Christopher Chabris también en Nature ya anunciaba que no había pruebas que sostuvieran el supuesto uso positivo de la música durante el embarazo. Es cierto que no hace ningún daño, pero por ahora eso es todo lo que se puede decir.
Imágenes | Babypod
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