"No es cierto que sea necesario que todo el mundo la lleve [la mascarilla]. Lo importante es que la lleve el que está enfermo. [...] Lo hacemos porque no sabemos quién está enfermo, pero si supiéramos quién lo está, no sería necesario. Es más importante prevenir". Las palabras son de Fernando Simón, el coordinador del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en el programa de entrevistas 'Lo de Évole'. Más allá del enésimo debate sobre la efectividad de las mascarillas, hoy nos interesa explorar algunas de las consecuencias prácticas de lo que parece la posición oficial del Gobierno de España.
Y es que, hoy por hoy, ya hay un grupo de ciudadanos que sabemos que no está enfermo: los vacunados. ¿Esto significa que, más pronto que tarde, habrá restricciones que se eliminarán para los que ya hayan recibido la vacuna? En España la cuestión aún no está definida, pero el Gobierno ya ha defendido en varias ocasiones que "el certificado de vacunación es clave para recuperar la movilidad y favorecer el turismo".
Y, por si fuera poco, las señales internacionales apuntan al mismo lugar: EEUU ya ha eliminado la obligación de llevar mascarillas para los vacunados en algunos supuestos.
EEUU mueve ficha
La semana pasada, el CDC norteamericano ya autorizó a reunirse con otras personas inmunizadas en interiores sin necesidad de usar mascarilla ni guardar las distancias de seguridad a las personas "totalmente vacunadas". Es decir, todas las personas que hayan recibido todas las dosis necesarias y esperen las dos semanas que tardan en completar el efecto.
No obstante, esto solo es aplicable para reuniones privadas. Según las directrices del CDC, "los vacunados deberán seguir llevando mascarilla y respetar la distancia de seguridad en público". También deberán de seguir las recomendaciones previas en lo relacionado con las "visitas o contactos con población de riesgo".
Es cierto que este cambio en EEUU se da en un contexto sociopolítico muy concreto. Varios gobernadores quieren retirar la obligatoriedad de las mascarillas con la oposición de la Casa Blanca y con Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (y una de las caras más conocidas de la gestión de la pandemia), diciendo que el fin de las restricciones es un "asunto muy arriesgado". Sin embargo, no es un hecho aislado.
¿Cuándo veremos un movimiento similar en España?
A medida que aumentan los niveles de vacunación, las presiones para reabrir la economía y levantar las restricciones crecen. Lo hemos visto a lo largo del año (en cuanto mejoraban los datos epidemiológicos), pero también lo hemos visto en países como Israel que ha acelerado la apertura del país con muy buenos resultados. Así que la pregunta no si viviremos este debate, sino cuándo lo haremos y, esto es importante, cómo.
Porque, a partir de estas semanas, cuando los pacientes jóvenes más vulnerables (trasplantados, pacientes oncológicos en quimioterapia, las personas con cáncer de pulmón, los enfermos renales en diálisis, etc...) terminen de ser vacunados, la decisión de qué grupos son los siguientes pueden ser crítica. Y muy polémica si, como los últimos movimientos sugieren, establece una asimetría entre los grupos en cuestión. Sea como sea, lo veremos pronto. Madrid hace semanas que pidió ese trato diferenciado (aunque para la movilidad más que para las mascarillas) y Europa, con España a la cabeza, quiere impulsar cuanto antes un "certificado de vacunación" que permita recuperar la movilidad del continente y este tema es un elemento clave.
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