Chile fue el primer país de Sudamérica que empezó a vacunar a su población, incluso adelantándose a países como España, y ya ha logrado alcanzar el extraordinario porcentaje del 45 % de vacunados con una dosis (y el 22 % con dos dosis).
Sin embargo, incluso teniendo tan altos porcentajes de vacunación, no estamos a salvo de los repuntes, incluso de los picos alarmantes, como nos muestran las cifras en Chile. La lección que estas cifras nos ofrece no puede ser más elocuente: las medidas adoptadas no deben relajarse excesivamente a pesar de que la mitad de la población ya esté vacunada.
No todo son vacunas: el factor social
En Chile, 7 de los 19 millones de habitantes ya cuentan con la mitad de la pauta de vacunación, según los últimos datos confirmados por el ministro de Salud. Sin embargo, con más de 8.000 contagios de forma diaria en las últimas jornadas y récord de ocupación en las UCI, el país está en la cresta de nueva ola que ya supera al pico de la primera.
Estos datos, sin duda, son diametralmente opuestos a países como Israel, donde también la mitad de la población ya ha sido vacunada pero los casos han descendido drásticamente.
Chile es, tras Israel y Emiratos Árabes Unidos, el país que más dosis ha administrado por cada 100 habitantes. Lo que parece haber fallado en Chile, pues, no es el ritmo de la vacunación, que es espectacular, sino las medidas sociales adoptadas en consonancia: en marzo se iniciaron las actividades prácticamente sin ninguna restricción, se dieron permisos de vacaciones, y la movilidad poblacional aumentó considerablemente. Nunca se logró bajar completamente la primera ola y, fruto de este aumento de movilidad, los casos se multiplicaron.
También parece haber influido una estrategia de vacunación poco eficaz. Por un lado, la vacunación está siendo muy rápida, en efecto, pero ha empezado muy tarde: los efectos de la inmunización aún están por llegar. Chile comenzó a vacunar con un pequeño lote de Pfizer-BioNTtech en diciembre, pero la campaña masiva ha empezado con la CoronaVac, del laboratorio Sinovac. Chile autorizó el uso de emergencia de CoronaVac el 20 de enero y el 3 de febrero empezó a usarse.
Esta nueva vacuna es eficaz, pero no tanto como se esperaba: alrededor del 54%. Tanto es así que, según los informes del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y la Universidad Católica de Chile, se plantea la posibilidad de que el proceso de vacunación de Sinovac deba ser con más de dos dosis, como la actual, a fin de aumentar más su eficacia.
Por otro lado, si bien los principales grupos de riesgo alcanzaron cierta inmunidad, la población que más está transmitiendo la enfermedad, que está entre los 30 y 60 años, no ha sido inmunizada. Como consecuencia de ello, hay más hospitalizados de entre 40 y 49 años que mayores de 70. La letalidad entre los más jóvenes también ha crecido.
Tampoco se ha hecho un uso eficaz de test de antígenos como parte de su estrategia de control de la pandemia, un método que se está descubriendo como muy relevante a la hora de detectar a las personas con más carga viral (donde el test tiene una fiabilidad casi del 100 %), que son precisamente las personas que más contribuyen a la transmisión del virus.
A pesar de que en España no está autorizada la venta de estos test a particulares, ni siquiera bajo prescripción médica, se comercializan libremente en farmacias y parafarmacias en Alemania, Estados Unidos y Portugal. En Reino Unido, incluso, cada persona podrá recibir dos test gratuitos a la semana para hacerse la prueba discrecionalmente.
En definitiva, confinamientos, distanciamiento social, test... todas esas medidas son poderosos aliados que deben seguir usándose durante la vacunación, incluso en situaciones en las que la mitad ya está vacunada. Si la estrategia se basa solo en la vacunación, como hemos observado, la pandemia continuará expandiéndose sin control.
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