El 15 de enero, el Banco Central Chino anunciaba que iba a comenzar a desinfectar cantidades ingentes del dinero en efectivo del país como parte de las medidas para luchar contra la epidemia del coronavirus. Desde hace mucho sabemos que el dinero puede ser algo muy sucio: sin ir más lejos, un estudio de 2017 encontró que los billetes de un dólar de Nueva York contenían, de media, 397 especies bacterianas distintas afincadas en su superficie.
Sin embargo, la medida china sorprende porque, al menos hasta ahora, las grandes campañas contra enfermedades infecciosas no habían hecho demasiado hincapié en esto. ¿Es razonable usar medios de pago que no requieran contacto físico durante epidemias como las de la gripe o se trata de una medida extrema? Es decir, ¿hasta qué punto la moneda es un vector preocupante de transmisión de enfermedades?
Poderoso caballero es Don Dinero
¿Podemos contagiarnos a través de dinero en efectivo? La cuestión, en realidad, no tiene nada de "idea loca". Al fin y al cabo, el control exitoso de una enfermedad infecciosa pasa por la identificación de los diferentes vectores que están detrás de su transmisión. En el caso de las monedas, habitualmente ha habido poca investigación porque se daba por supuesto que el cobre (y sus efectos antimicrobianos) hacían el trabajo sucio de limpieza. Pero los billetes son un tema aparte.
De hecho, ya hace más de una década que tenemos evidencias claras de que la gripe puede sobrevivir bastante tiempo en un billete. Hasta 17 días según algunas investigaciones, aunque lo cierto es que en las mejores circunstancias (es decir, con moco respiratorio) es difícil que mantenga su capacidad para contagiar más allá de unas 48 horas.
Por supuesto, todo esto es teórico. Es importante aclarar que, pese a que los resultados de estas investigaciones dibujan una estabilidad del virus en entornos "no biológicos" realmente sorprendente, a nivel epidemiológico el impacto (si lo hay) parece muy pequeño. fundamentalmente porque la principal recomendación epidemiológica (lavarse las manos) corta la transmisión sea por dinero o por cualquier otro motivo.
Es más, en los últimos años, los estados no solo están haciendo un esfuerzo para sacar de la circulación los billetes en malas condiciones (se estima que so cuesta unos 10.000 millones al año), sino que están usando materiales menos 'hospitalarios' a las bacterias de todo tipo.
¿Qué pasa con el coronavirus? De todas formas, sabemos que estas cifras cambian de virus a virus y muchos de lso que conocemos tienen un comportamiento parecido. ¿Qué ocurre con el SARS-CoV-2 (que, recordemos, es el nombre oficial del coronavirus de Wuhan)? Aunque los primeros datos hablan de que puede sobrevivir algunas horas en medio no biológicos, aún no se sabe ni cómo, ni cuándo, ni cuánto tiempo. De ahí que la medida del Banco Central Chino China parezca desproporcionada, pero no irracional. En el momento en que tengamos datos concretos, veremos si lo era.
¿Debemos tener cuidado con los billetes y las monedas en nuestra vida diaria? Lo cierto es que centrar nuestra atención en los billetes puede resultar, incluso, contraproducente. Es más recomendable integrar en nuestra práctica habitual medidas como vacunarse, lavarse las manos con frecuencia o no frotarse los ojos con los dedos sucios. Como decía antes, este tipo de prácticas nos protegen no solo de las posibles (y poco probables) infecciones vía efectivo, sino de muchos otros vectores (la mayoría de los cuales son más importantes que el dinero).
Imagen | Geronimo Giqueaux
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