«Nuestra vida son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir», decía Manrique una de las descripciones más famosas del proceso fisiológico al que denominamos 'morirse'. Parte constitutiva de lo que significa ser humano, así ha sido por los siglos de los siglos y así será.
O no. En los últimos años, por primera vez en la historia, la posibilidad de acabar con la muerte ha salido de los libros de fantasía y ciencia ficción para meterse en algunos de los laboratorios mejor financiados del mundo. ¿Cómo el mundo de la tecnología y la ciencia están luchando contra la muerte, contra el último gran problema de la Humanidad?
Una búsqueda eterna
Herodoto, en el siglo IV, antes de cristo ya hablaba de una mítica 'fuente de la juventud' que el rey de Etiopía enseñaba a los embajadores del rey de Persia. Antes y después de del historiador griego los hombres han intentado burlar a la muerte agarrándose a cualquier esperanza por muy delirante y sospechosa que pareciera.
Quizá la historia más conocida por nosotros (aunque sea por Piratas del Caribe) es la de Ponce de León. Según cuenta la leyenda, Juan Ponce de León escuchó hablar de la 'Fuente de la Juventud' durante la conquista de Puerto Rico y se lanzó en su búsqueda. Hasta donde sabemos, no encontró la fuente, pero ya que estaba descubrió Florida y se convirtió en uno de los primeros europeos en llegar a suelo continental.
Hay muchas más historias (Bimini, Eric, In time) y con muchos formatos (piedra filosofal, el santo grial o el elixir de la vida eterna). Si algo no hemos sido capaces de asumir como especie es que por más lejos que fuésemos siempre había allí otra frontera, la de la muerte.
Y seguimos buscando como ir más alla
Como explicaba Ian Saple, en los últimos años se ha producido un cambio no en la obsesión, sino en la forma de enfocarla.
La investigación biomédica tiene a enfrentarse a las enfermedades por separado y hay buenas razones para ello, en fin, las enfermedades son distintas y sus procesos patológicos varían demasiado. Sin embargo, hay toda una línea de investigación que está planteando la posibilidad de que la vejez sea una enfermedad en si misma. "Si conseguimos retrasar el envecimiento, retrasaríamos todas las enfermedades" dice el profesor Gordon Lithgow del Buck Institute for Research on Ageing en California.
Empresas como Calico (de Alphabet/Google) o Human Longevity (del famoso empresario biotecnológico Craig Venter mueven miles de millones en está línea de trabajo. ¿Qué se está moviendo en la ciencia contra la muerte y el envejecimiento?
Las células vienen con DRM
Aunque somos un cuerpo relativamente estable, la realidad es que las células se renuevan cada cierto tiempo. Cada órgano de nuestro cuerpo tiene un ritmo propio de renovación celular de tal forma que sin percibirlo vamos estrenando cuerpos cada cierto tiempo.
Este proceso de replicación tiene un problema, las células tienen DRM:los telómeros. En esencia, son los extremos del ADN y su función es asegurar la estabilidad del mismo. La cuestión es que con cada replicación celular (como no se copia todo el ADN) los telómeros se van acortando y cuando nos quedamos sin ellos, la célula se desestabiliza y, en el mejor de los casos, mueren. En el peor, se inician procesos cancerígenos.
La buena noticia es que existen algunos tratamientos experimentales capaces de ampliar los telómeros de las células permitiendo que éstas puedan ir renovándose durante más tiempo. Este tipo de terapias son una de las grandes promesas en la lucha contra el cáncer.
Los senolíticos o la jubilación obligatoria.
En mayo de este año, investigadores de la Clínica Mayo anunciaron que habían descubierto unas sustancias capaces de "eliminar" las células viejas del cuerpo: los senolíticos.
Ya hemos comentado que las células van muriendo y otras las van sustituyendo. Pero no siempre, cuando las células se envejecen, empiezan 'remolonear' segregando un cierto tipo de proteínas que permiten aguantar más tiempo hasta que sea hora de morir. Esas células 'supervivientes' son las que provocan muchos de los achaques de la edad (arrugas en la piel, problemas reumatológicos, deterioro de órganos, etc.).
El mecanismo de los senolíticos es muy interesante: interfieren en la producción de las proteínas que alargan la vida de las células superviventes. Como esas proteínas son características, solo afectan a las células envejecidas y de esa forma se eliminan y sustituyen de forma natural.
A punto de pasar a ensayos con humanos, los experimentos en ratones nos permiten ser bastante optimistas. Es una forma ciertamente revolucionaria de seguir regenerando nuestro cuerpo de forma natural y, en ese sentido, rejuvenecer por fuera y por dentro.
No nos haría inmortales, por los problemas que ya hemos comentado, pero ayudarían a resolver problemas musculares, cardiovasculares y dermatológicos de forma nunca vista.
¿Y si los vampiros tuvieran razón?
Los vampiros son seres que se alimentan de sangre y que además, son potencialmente inmortales. ¿Se imaginan que durante todo este tiempo hubiéramos tenido ahí mismo la clave de la "eterna juventud"? Pues bien, el investigador Saul Vileda y el famoso neurólogo Wyss-Coray, de la universidad de Stanford, han estudiado qué pasa cuando hacemos transfusiones de sangre joven a ratones viejos.
Éstos ratones experimentaron un aumento sin precedentes del crecimiento de las células cerebrales del hipocampo. Tenían hasta tres a cuatro veces más neuronas recién nacidas que otros ratos de la misma edad que no había recibido sangre joven.
Para complicar más el asunto, hicieron el experimento inverso y descubrieron que la sangre de edad tuvo justo el efecto contrario: en los cerebros de los ratones jóvenes el nacimiento de nuevas neuronas se paraba.
Está claro que Vileda no es la primera persona a la que se le ocurre esta idea. El primero fue el químico alemán Andreas Libavius en 1615 e incluso Nature rechazó el primer trabajo de 2012. Pero la gran diferencia es que ahora tenemos resultados y empiezan a encontrarse claves interesantes como la proteína CCL11 muy abundante en la sangre a medida que envejecemos.
Estos experimentos tienen grandes defensores y grandes detractores. Pero en cualquier caso, pronto tendremos resultados porque el primer gran estudio con humanos (pacientes de Alzheimer) está a punto de acabar tras un año de trabajo.
La pastilla de los 120 años
Visto estos antecedentes, muchos investigadores están buscando posibles efectos anti-edad desapercibidos en medicamentos que ya están en el mercado.
Y está dando resultados, el clorhidrato de metformina un tratamiento oral contra la diabetes tipo 2. Los experimentos preliminares con animales apuntan a que la metformina no solo podría alargar la esperanza de vida hasta un 40% sino que ayuda a mantener una mejor salud general.
Pero lo que ha puesto en marcha el estudio con humanos que tendrá lugar el año que viene es un estudio de la Universidad de Cardiff (2014) con más de 180.000 personas que encontró que aquellos pacientes diabéticos tratados con metformina superaban con creces la esperanza de vida proyectada a diferencia del resto.
Nanorobots
Otra de las líneas de trabajo más prometedoras son los nanorobots. Robots tan pequeños que podrán atacar bacterias, virus y hongos en la sangre (y usarlos como combustible); reemplazar los cromosomas de las células dañadas y, bueno, todo lo que se nos ocurra.
No obstante, en este caso estamos aún en etapas muy seminales. Los nanorobots con finalidades médicas son, en la práctica, sólo teoría. Aún nos queda mucho que aprender sobre fabricación molecular. La producción de estructuras atómicamente precisas de este tipo aunque se lleva investigando desde el año 1989 está todavía en pañales.
Mudanzas de conciencia
Si optamos por un enfoque más tecnológico, también tenemos muchas investigaciones.
Hace poco os hablábamos de las primeras startups que tenían como fin declarado acabar con la muerte. Humai está trabajando en poder transferir consciencias a cuerpos artificiales con el fin de resucitar personas.
Hace un par de años, Stephen Hawking decía estar convencido de que "la mente era un programa que corría sobre el cerebro, por lo que es teóricamente posible copiarlo a un ordenador tras la muerte". No es tan sencillo porque aunque aceptemos la metáfora informática 'la mente' está programada para trabajar en un contexto determinado (con unos imputs muy concretos). No está claro cómo podría trabajar una mente sin el contexto que le rodea y que es crítico en su buen funcionamiento.
Más allá de las cuestiones técnicas, este tema suscita cuestiones filosóficas interesantes sobre si la solución de continuidad que se produce entre el cerebro humano original y el artificial acaba con la esencia del yo. Es decir, ¿se es la misma persona antes y después de la transferencia? ¿son dos distintas? ¿Y si en lugar de hacer una transferencia directa, vamos sustituyendo pieza a pieza el cerebro original?
Cuestiones que como veis, tienen implicaciones legales muy curiosas (si no somos la misma persona, ¿tendremos que seguir pagando la hipoteca?)
La única técnica que hoy goza de consenso científico
Hemos hecho un repaso de las investigaciones más interesantes para retrasar o expulsar definitivamente a la muerte de nuestras vidas. Para acabar, vamos a hablar de la única que tiene consenso científico sólido: cuidarse.
Sí, no es alta tecnología ni requiere miles de experimentos en laboratorios biotecnológicos, pero es la forma más sencilla de aumentar nuestra probabilidades frente a la muerte. Dieta equilibrada, ejercicio, un buen trabajo, una vida social y personal tranquila y enriquecedora: esas son la claves hacer menos probable la muerte. A día de hoy, tenemos poca cosa más y es bueno no crearse expectativas desmesuradas.
¿Estamos cerca de acabar con la muerte? Aunque no esté a la vuelta de la esquina, todo parece indicar de que por primera vez en la historia el 'fin de la muerte' ha dejado de ser un sueño para convertirse en un plan de trabajo.
Imagen | JD Hancock, Andrew Mason, outcast104, erix!, @IOTAGLOBAL
Imagen | GotCredit
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