Cómo nos afecta la suspensión del contrato de la UE con AstraZeneca: desde los que esperan la segunda dosis hasta los objetivos del Gobierno

La campaña de vacunación que nos deja ver la luz al final del túnel de la pandemia se recordará por muchas cosas, y también por todos los titulares que dejó AstraZeneca. La interrupción de su administración y su restricción posterior a ciertos grupos de edad, unido a los efectos secundarios que provoca y unos muy infrecuentes casos de trombos, especialmente en la población joven, han rodeado a esta vacuna de una polémica que le ha llevado incluso a cambiar su nombre a Vaxzevria. Sin demasiado éxito.

Hace unas semanas, la Unión Europea anunció que no renovaría los contratos de compra de dosis de AstraZeneca, y tampoco los de Janssen, ya que aparentemente estaba más interesada en vacunas basadas en ARN mensajero como son las de Pfizer y Moderna. Aunque la previsión era dejar morir el acuerdo a partir de enero de 2022, el incumplimiento ha propiciado que sea a partir de junio cuando se termine el acuerdo europeo con AstraZeneca. En los tres primeros meses de 2021 tendría que haber entregado 120 millones de dosis, pero finalmente solo llegaron 30 millones. Y tras esta cancelación prematura, llegan las incógnitas.

Qué ocurre con quien está esperando la segunda dosis

En España hay unas 1,7 millones de personas que recibieron la primera dosis de AstraZeneca y siguen a la espera de la segunda. La mayoría de ellas, personal docente, sanitario o fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. En breve se cumplirán las doce semanas desde quienes recibieron las primeras dosis administradas de esta vacuna, pero España dejó de administrarla a los menores de 60 años.

Había varias opciones en la mesa para ver qué hacer con los ya vacunados de la primera dosis: administrar la segunda igualmente, como hizo Italia; espaciar más el tiempo entre dosis, como hizo Irlanda; o esperar a los resultados del ensayo CombiVacs que está probando la conveniencia de mezclar vacunas de distintos fabricantes, algo que a su vez implica la segunda opción.

Eso último es lo que hizo España, que fijó en 16 semanas la ventana entre dosis, y espera resultados del ensayo de mezcla de vacunas a mediados de mayo. Por eso prácticamente nadie está vacunado con AstraZeneca de pauta completa, solo 357 personas de las 4,4 millones que recibieron la primera dosis. Un 0,8% en comparación con los 68% de Pfizer o el 52% de Moderna, que también tienen ventanas temporales inferiores.

España tenía comprometidas 12,23 millones de dosis de AstraZeneca para los tres primeros trimestres. De ellas, 5,4 millones ya han sido recibidas, y 4,4 millones administradas. Quedan así casi un millón de dosis disponibles en suelo español. Seguiría habiendo más de 700.000 personas que recibieron la primera dosis y no tendrían la segunda asegurada salvo que continuasen llegando remesas hasta que venza el acuerdo en junio. Dependemos tanto de esas últimas entregas como de los resultados de CombiVacs: si salen negativos, solo quedaría empezar de cero la pauta con dosis de otro fabricante.

Cómo afecta a los objetivos de vacunación del Gobierno

Si bien cuando el Gobierno de España anunció a principios de abril, por primera vez, sus objetivos de vacunación con cifras de vacunados de pauta completa y fechas específicas, parecían quizás demasiado optimistas por el acelerón que implicaban en cuanto a ritmo de administración, el primer objetivo fue alcanzado con holgura: 5 millones de ciudadanos ya estaban vacunados de pauta completa el primer día de la semana en que estaba fijada esa cantidad.

Además, el ritmo actual sigue permitiendo ser muy optimista de cara a alcanzar el siguiente escalón de diez millones de vacunados en "la primera semana de junio". Ya vamos por casi seis millones, con más de tres semanas de mayo y la providencial llegada de la monodosis Janssen para recortar plazos.

Sin AstraZeneca, España tiene disponibles ya en suelo español unos 2,8 millones de dosis de los otros tres fabricantes, contando las 1,7 millones de Pfizer que han llegado en la mañana del 10 de mayo, como llevan haciendo cada lunes. Incluso en un escenario pesimista en el que ni siquiera se puedan usar las casi un millón de dosis de AstraZeneca que quedan disponibles, sería planteable como mínimo alcanzar el escalón de las 10 millones de dosis a principios de junio. Quedan tres lunes para entonces. 5,1 millones de dosis más de Pfizer. Solo con ellas da de sobra. Hay que sumar las ya recibidas y aún disponibles, tanto de Pfizer como de Moderna y de Janssen.

Además, el factor Janssen es importante porque con una única administración subimos inmediatamente un dígito en la cifra de vacunados de pauta completa, y porque su efecto todavía no se ha notado apenas. Solo 180.000 personas la han recibido, y hay casi 18 millones de dosis comprometidas para España hasta septiembre. La velocidad a la que lleguen a partir de ahora permitirá estimar lo factible que será el tercer punto de control, el de 15 millones de vacunados para el 20 de junio.

Buena parte de la culpa de que España haya cumplido con su primer objetivo y siga acelerando el ritmo de cara al segundo lo tiene el aumento de producción logrado por Pfizer, que le ha dejado casi duplicar sus previsiones de entregas globales para 2021, de 1.400 a 2.500 millones.

Contando ya sin AstraZeneca como peor escenario y con una Moderna que sigue siendo minoritaria, la dupla de Pfizer y Janssen se perfila como clave para conseguir el objetivo de 33 millones de vacunados a finales de agosto en España. Quizás antes, incluso, si no hay problemas con Janssen y Pfizer mantiene su buen ritmo. La administración de vacunas, que hace semanas siempre baila en el entorno del 90% de las recibidas, ya ha demostrado ser capaz de sostener el ritmo.

Con una población cada vez más joven y los residentes de tercera edad, el grupo más difícil de gestionar a nivel logístico, ya vacunado por completo, hay pocos motivos para pensar que volveremos a problemas como los de enero. De momento seguimos administrando medio millón de dosis diarias, incluso ajustando el efecto del fin de semana, y todavía no hemos visto el poder de Janssen a la hora de acelerar los plazos.