Enfermar gravemente o morir por COVID-19 tras ser vacunado es posible, pero muy raro (y mucho más que por otras causas cotidianas)
Las diferentes vacunas contra el COVID-19 tienen distintos grados de efectividad, pero ninguna llega al 100%. Eso significa que es posible contraer la enfermedad incluso tras recibir el ciclo completo de la vacuna, aunque es una posibilidad extremedamante infrecuente. En Estados Unidos, donde ya han sido vacunados con el ciclo completo más de 76 millones de personas, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades han reportado 5.800 casos de contagios tras haber sido vacunados cuando el número total de vacunados iba por 66 millones. Es decir, una incidencia del 0,0088%.
De esos 5.800 casos, un 29% contrajo la enfermedad de forma asintomática, y solo un 7% requirió hospitalización. La cifra de fallecidos es de 74, solo el 1,3% de los contagiados. Dicho de otra forma: de los 66 millones de vacunados, solo el 0,0001% murieron de COVID-19, y la gran mayoría de los que aun así se contagiaron lo hicieron sin síntomas graves. Exactamente como marcaban las previsiones al comenzar la campaña de vacunación. "La vacunación está funcionando exactamente como esperábamos", dijo Jinlene Chan, secretaria adjunta interina de servicios de salud pública de Maryland, a Wall Street Journal.
Morir o enfermar gravemente de COVID-19 tras vacunarse: mucho menos probable que en nuestra vida cotidiana
Las causas de mortalidad en España y su incidencia en relación a la población dejan a las enfermedades del sistema circulatorio (hipertensión, infarto de miocardio, arritmias...) como la causa principal de muerte en nuestro país, con una incidencia del 0,261% sobre nuestra población. El resto de causas que le siguen siguen siendo muchísimo más frecuentes que la posibilidad de morir por COVID-19 tras haber recibido la vacuna completa con los datos publicados de los CDC de Estados Unidos.
Las hospitalizaciones por COVID-19 tras ser vacunados también son muchísimo menos frecuentes que por multitud de otros diagnósticos si atendemos a la incidencia de altas hospitalarias en España también desglosada por tipos de enfermedad. Son muchísimo más frecuentes las altas hospitalarias por enfermedades circulatorias, digestivas, respiratorias o incluso por anomalías congénitas y tumores en España que las vistas por COVID-19 en vacunados estadounidenses.
Incluso los riesgos de dolencias como los trombos, que han paralizado la administración de la vacuna Janssen e hicieron repensar la estrategia de administración de la AstraZeneca, siguen siendo mucho menores tras recibir sendas vacunas que por otras actividades cotidianas, como fumar, tomar la píldora anticonceptiva o viajar en avión.
De hecho, los riesgos de trombos tras recibir estas vacunas son más de 165.000 veces inferiores a si contraemos COVID-19 de forma grave sin estar vacunados, donde uno de cada seis pacientes sufren trombosis. El riesgo con la vacuna de AstraZeneca está cercano a un caso entre un millón.
David Hirschwerk, médico de enfermedades infecciosas en Northwell Health System (Nueva York), dijo a Wall Street Journal que "la experiencia hasta ahora es que la vacuna sigue siendo altamente efectiva, y aquellos que sufrieron contagios [pese a estar vacunados] han tenido enfermedades muy leves y tratables. Esto es realmente lo que vemos cada año con la vacuna contra la gripe".
Estados Unidos ha observado estos datos con un 20% de su población completamente vacunada (ya está cerca del 24%). España va por el 7%, y aunque la suspensión de Janssen complica los planes, sigue siendo viable alcanzar el objetivo del 70% de la población vacunada para la última semana de agosto. Durante el tiempo que falta para entonces tendremos la ocasión de ver si las cifras estadounidenses se replican en nuestro país. Lo ocurrido en las residencias tras los primeros meses de vacunación, donde se han neutralizado las muertes y minimizado los contagios, dan pie a pensar que sí.
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