Hace poco más de 20 años, cien mil personas caían enfermas cada año en Europa. Desde 1995, la lucha contra esta enfermedad se ha intensificado y hoy, por fin, podemos decir que Europa es un continente libre de malaria.
Durante el año 2015 no se registró ningún caso en todo el territorio europeo. Una excelente noticia para celebrar el Día Mundial de la Malaria, que se celebra hoy, que nos da claves muy importantes para combatir algunas de las pandemias que hay activas hoy en día. ¿Estamos ante la mejor estrategia para acabar con el Zika?
La compleja lucha contra la malaria
En España, el último caso autóctono de malaria se registró en mayo de 1961 y en 1964 se declaró erradicada. Fue un trabajo muy importante e innovador que se llevó a cabo desde centros como el Instituto Antipalúdico de Navalmoral de la Mata. Pero en el este de Europa - sobre todo con la crisis de la Unión Sociética - la lucha contra la enfermedad tardó años ser efectiva. Durante estos últimos años, hasta nueve países (Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Tayiquistan, Turquía, Turmenistan y Uzbequistán) se han visto afectados por la malaria.
El progreso en la lucha contra la malaria se ha basado en algo simple pero muy costoso: el cambio de enfoque. Hace diez años, en la ciudad uzbeka de Tashkent los ministros de sanidad de estos países se reunieron y firmaron la declaración de Tashkent en la que se comprometían a dejar de dedicar esfuerzos para controlar la enfermedad y centrarlos en su eliminación.
La OMS atribuye a este hecho el éxito de la estrategia europea que ha permitido un mayor control de los mosquitos, una mayor colaboración entre países y una mejor gestión de los recursos. Pero como advierte la misma OMS este es un logro "extraordinario pero fácil". Ya en la década de los 70 se consiguió erradicar la malaria de todo el territorio europeo y volvió para quedar durante más de 30 años.
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