De vacuna que levantaba no pocas cejas suspicaces por su falta de transparencia, la Sputnik V ha pasado a tenerse muy en cuenta a la hora de reealaborar una estrategia de vacunación habida cuenta de los retrasos y problemas asociados a las vacunas de AstraZeneca y Janssen (de hecho, la UE no renovará contratos con ellas).
Cada vez hay más países interesadas en ella, e incluso hay comunidades autónomas que están moviendo ficha unitateralmente para hacerse con un lote de la cada vez más preciada vacuna rusa.
Un problema más de lealtad que jurídico
La Sputnik V requiere dos dosis para conseguir la inmunidad completa. Su eficacia, según un estudio publicado en The Lancet, es del 91,7 por ciento. Por otra parte, su tratamiento a nivel logístico es menos engorroso, porque la temperatura necesaria para conservarla oscila enter los 2º y los 8º.
Según los datos del Fondo de Inversión Directa de Rusia, esta vacuna ya está aprobada en un total de 39 países. Y, si bien la Agencia Europea del Medicamento (EMA) todavía no ha aprobado la aplicación de la vacuna rusa, países como Hungría ya han autorizado unilateralmente su uso y Eslovaquia ya ha adquirido 20.000 dosis.
La renovada confianza depositada ahora en Sputnik, habida cuenta de los problemas de suministro de las otras vacunas, ha propiciado también que Andalucía acuda a los mercados saltándose la "cadena de mando" de la UE (recordemos que todavía no cuenta con la autorización de la Agencia Europea del Medicamento) así como la compra centralizada de España. La Junta de Andalucía, así, va a mantener entre esta semana y la que viene reuniones por videoconferencia con representantes de los fabricantes de Sputnik.
Se trata de la segunda comunidad que inicia contactos con representantes de la vacuna rusa, después de que la Comunidad de Madrid mantuviera tres reuniones con el mismo fin. Bruselas ya habría reprochado este intento por parte de Madrid, de hecho. Cataluña y la Comunidad Valenciana, por su parte, estarían de acuerdo en la compra de la Sputnik, aunque sólo si previamente es autorizada por la EMA.
A nivel jurídico, los expertos coinciden en que las competencias de las comunidades son plenas en lo tocante a la gestión de los servicios sanitarios, así que quizá no estamos tanto ante un caso inadmisible desde un punto legal como desde un punto de lealtad y coordinación respecto a otras comunidades y al resto del Estado.
Sea como fuere, España no es un caso único en este sentido. En Alemania estamos viendo movimientos similares: el Gobierno del land de Baviera ha firmado un contrato preliminar para comprar 2,5 millones de dosis de la Sputnik V, si bien todo está sujeto aún a que la vacuna sea aprobada por la Agencia Europea del Medicamento.
Irónicamente, tanto la vacuna de Janssen como la de AstraZeneca, afectadas ambas por casos extremadamente infrecuentes de trombos, se basan en la tecnología de los adenovirus como vector viral, que es la misma que también subyace en Sputnik, pero (de momento) no pesa sobre ella la mácula de supuesta mayor prevalencia de trombos, así que ha subido varios puestos en la escalera de popularidad (siempre por debajo, eso sí, de Pfizer y Moderna, que emplean la tecnología del ARN mensajero).
La tecnología empleada tanto en Janssen como en AstraZeneca o Sputnik no es nueva y está fuertemente avalada, pues los científicos comenzaron a crear los primeros vectores virales en la década de 1970. Además de usarse en vacunas, los vectores virales también fueron estudiados como alternativas de la genoterapia, para tratar el cáncer y con fines de investigación de biología molecular.
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