La mayor parte de los estudios epidemiológicos que se han llevado a cabo hasta ahora no han sido capaces de encontrar evidencias de que el uso prolongado de teléfonos móviles sea un factor de riesgo a la hora de padecer algún tipo de cáncer.
El último estudio al respecto sigue en la misma línea. Por mucho que se empeñen los alarmistas de turno, no parece haber relación directa entre móviles y cáncer. La diferencia con anteriores investigaciones es que este es el informe más largo, amplio y exhaustivo que se ha hecho hasta la fecha. Lo ha realizado el Instituto epidemiológico para el cáncer de Dinamarca y cubre nada menos que 358.403 personas que han usado móvil durante diez años.
El estudio, además, no ha sido patrocinado por compañía tecnológica alguna y no se basa en encuestas ni en declaraciones más o menos difusas de los pacientes que, como siempre dice el bueno de Greg House, siempre mienten. Resulta que en Dinamarca son escrupulosamente ordenados. Tanto que desde 1968 utilizan un sistema de ‘DNI’ que asocia a cada persona el correspondiente numerito.
Este mismo número ha sido el utilizado por los operadores daneses para identificar cada nuevo usuario de móvil, con lo que ha sido muy sencillo separar a los usuarios de móvil de los que no lo eran. Igualmente, el Identificador Danés ha sido utilizado por el propio Instituto epidemiológico danés para identificar cada nuevo caso de cáncer, fuera del tipo que fuera.
Comparados los casos de cáncer con los usuarios de móvil y con la población sin teléfono, la conclusión es que no hay relación, nada. La proporción de casos de cáncer es idéntica en ambos grupos.
Hasta aquí los datos tranquilizadores. Sin embargo, el estudio danés, pese a incluir muchas personas y ser muy dilatado en el tiempo, no puede precisar qué usuarios son los que hacían un uso más intensivo. En cuanto al tiempo, los expertos comentan que tampoco hay una enorme incidencia de casos de cánce de pulmón entre fumadores que llevan 10 años con el vicio. Es preciso aún más tiempo para determinar incrementos en la pauta.
En definitiva, que no tenemos nada nuevo bajo el sol y sigue sin descubrirse una evidencia con fundamento científico o clínico que relacione la radiación de nuestros queridos teléfonos con la temida enfermedad o la descarte por completo. Mientras tanto, Elizabeth Cardis, miembro del grupo de expertos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), comenta que la agencia no va a recomendar cambiar la clasificación de la radiación de los móviles mientras no haya estudios más concluyentes.
En junio de este año, la OMS levantó una polvareda mediática al cambiar la clasificación de la radiación de los móviles al grupo 2B de ‘Sustancias posiblemente carcinogénicas’, un grupo que, todo hay que decirlo, también encontramos agentes tan ‘insanos y terroríficos’ como el talco o los pepinillos en vinagre.
Vía | Ars Technica
Más información | IARC