Pocos expertos contradirían la opinión generalizada de que las revisiones Cochrane constituyen los análisis independientes más concienzudos y esmerados de nuestro haber científico. Si "un Cochrane" lo dice, casi seguro que será cierto. Por eso es tan interesante que el último análisis sobre las terapias homeopáticas haya repetido la misma idea: estas no sirven para nada.
Y ya van siete pruebas que lo demuestran
Desde que en 2010 esta institución pusiera de manifiesto que no existen evidencias científicas sobre la validez de lo que afirma la homeopatía (que cura, que es más potente cuanto más diluida, etc.), se han publicado hasta seis importantes estudios analizando de manera particular su supuesta aplicación.
Dichos estudios contemplan el cáncer, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, el asma, la demencia, la gripe y la inducción del parto. Estos crean un panorama bastante amplio, correspondiendo a las enfermedades generalmente tratadas por la homeopatía. Todos, atendiendo a una metodología escrupulosa y bajo la responsabilidad de profesionales independientes, llegaron a la misma conclusión: no sirve para nada.
Con esta última revisión sobre el sistema respiratorio, más general, la homeopatía recibe otro nuevo revés. Ya que sus defensores han decidido aferrarse con dientes y uñas al más mínimo indicio que les permita continuar vendiendo sus productos, es necesario ir desmontando sus afirmaciones, si es que esto es posible, una a una.
Por otro lado, los investigadores asociados a las revisiones Cochrane no están por la labor de desmontar nada. Lo único que quieren es comprobar si una afirmación científica en medicina es cierta o no. Y por el momento, casualidad (o más bien no), ya llevan siete grandes estudios desmintiendo lo que promete esta pseudociencia.
Aunque se había tratado el asma y la gripe, faltaba hacer una revisión más profunda de las enfermedades relacionadas con el tracto respiratorio superior. Estas son de amplio espectro y suponen, entre todas, el mayor número de enfermedades atendidas en la consulta. También son, por tanto, un pedazo jugosísimo de pastel para cualquier empresa que venda medicamentos. O supuestos medicamentos, para ser exactos.
Otro golpe de gracia a la homeopatía
Los anteriores estudios, especialmente el de 2010 publicado por Edzard Ernst, advertían que no existe evidencia alguna de que la homeopatía tenga más efecto que un placebo. Por supuesto, no es la primera vez que se advertía. The Lancet, probablemente, fuese el primero en esgrimirlo. Lo que es cierto es que, desde entonces, el argumento ha ido tomando más y más fuerza. Pero claro, en ciencia hay que concretar.
Los siguientes estudios trataron temas concisos. Por ejemplo, en 2015 se publicó un análisis Cochrane sobre el uso de Oscillococcinum® y su aplicación para tratar la gripe que incluía siete estudios. El resultado, cómo no, indicaba que no tiene mayor efecto que el de un placebo.
En el estudio sobre el asma y la homeopatía, los investigadores ponían de manifiesto que no existe evidencia suficiente (o alguna) sobre su validez para tratar la patología. Debido a la delicadeza de sus síntomas, estos desaconsejaban su uso hasta que no exista una mayor base científica que permita defender su utilización.
Un nuevo estudio sobre el síndrome de colon irritable y otros problemas intestinales mostraba que el análisis de dos estudios (los únicos encontrados por los expertos) eran inconsistentes, no mostrando mayores resultados que un placebo.
Lo mismo pudimos ver en 2007 en la revisión sobre el tratamiento homeopático contra el síndrome de déficit de atención e hiperactividad, para la demencia, en 2003 o el parto, ese mismo año. La guinda del pastel, sin embargo, se lo lleva el estudio sobre el uso de la homeopatía contra los efectos adversos relacionados con el cáncer.
En concreto, este estudio se dedicó a revisar el impacto de los "medicamentos homeopáticos" contra los efectos adversos ocasionados con diferentes tratamiento contra el cáncer: radio y quimioterapia, por ejemplo. Los resultados, explican los investigadores, no son convincentes en cuanto a su efectividad por diversos errores metodológicos y claros sesgos en los estudios analizados. Por tanto, no pueden promover el uso de la homeopatía en estos casos tampoco.
Debido a esta última prueba sobre las infecciones de las vías respiratorias superiores, nos atreveríamos a decir que la homeopatía acaba de perder, nominalmente, la batalla ante un extenso terreno médico. Como explicábamos, los medicamentos para tratar las enfermedades relacionadas con el tracto superior de las vías respiratorias son muchos y muy variados: desde una gripe a una bronquitis, pasando por los estornudos, mocos... Esto supone mucho (¡mucho!) dinero.
El truco de las enfermedades que "se curan solas"
Por desgracia, estas enfermedades, muchas veces, son leves y de preocupación menor, o no son tratables en sí. Existen varios profesionales que ponen en duda, por ejemplo, la efectividad de los mucolíticos, o el tratamiento de la gripe, que normalmente consiste en pasarla con paliativos. En este campo, especialmente abonado para las soluciones poco concretas, es donde la homeopatía se mueve mejor.
Es muy sencillo decir que un "medicamento homeopático" te ha curado ese resfriado tras estar tomándolo durante unos días, que casualmente es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para deshacerse de la infección que nos provoca los síntomas. Precisamente, en este tipo de afecciones es más difícil hacer comprobaciones científicas debido a la suavidad de los efectos provocados.
Pero a grandes problemas, grandes números, como dicen los estadistas. Así, la revisión Cochrane ha analizado a miles de infantes y sus respectivos tratamientos para llegar a una conclusión válida sobre la efectividad de la homeopatía en este tipo de problemas. No es ninguna sorpresa que no hayan encontrado nada que avale su eficacia, por supuesto. ¿Cómo están tan seguros?
Diseccionando un Cochrane
No hay más ciego que el que no quiere ver, empecemos por ahí. Así que da igual cuantas pruebas se muestren: los interesados seguirán tratando de vender homeopatía como un método eficaz de cura, a pesar de que no tengan argumentos válidos. Por ejemplo, tomemos este estudio, publicado el pasado nueve de abril.
En él se hizo un tremendo esfuerzo para analizar el efecto de la "medicina homeopática" para el tratamiento de enfermedades del tracto respiratorio superior en niños. En concreto, los investigadores recogieron los datos de ocho estudios en concreto, incluyendo algunos con décadas de duración y con más de 1.500 niños implicados. En la selección de este tipo de estudios, los expertos de Cochrane excluyen todas las investigaciones que no cumplen con una serie de requisitos.
Por ejemplo, todos los estudios analizados contemplan pruebas de doble ciego, en la cual se minimiza el error por sesgo de los investigadores. También se eligió según el número de participantes y las buenas prácticas para asegurar que los datos escogidos reflejaban la realidad correctamente. De estos ocho estudios, los investigadores del metaanálisis sacaron información sobre los autores a quienes pidieron otros estudios e información adicional para contrastar la información.
Aplicando las bases del método científico y diversos métodos de análisis estadístico revisaron la validez y, posteriormente, los resultados de las investigaciones. Por último, también comprobaron las afiliaciones y los patrocinadores de los estudios para evaluar un posible conflicto de intereses. Y con todo esto, llegaron a la conclusión del análisis.
La importancia de los metaanálisis y el papel de Cochrane
Los metaanálisis son, en general, el mejor y más completo ejemplo de evidencia científica. Básicamente consisten en revisar los estudios referentes a una afirmación. Se recogen, se analizan de manera independiente e, incluso, se reproducen cuando se puede para comprobar los resultados. Por todo ello, estos análisis son los más efectivos, ya que revisan y contrastan los estudios realizados.
De ahí que "los Cochrane" sean de tanto valor científico. Además de eso, como explicábamos, esta entidad está formada por miles de profesionales de la ciencia independientes. Cuando hacen un estudio de este tipo, generalmente, no existe conflicto de intereses. Ya se guardan bien los investigadores de ello.
La organización utiliza una herramienta esencial para darle valor a su trabajo: la ciencia ciudadana. La institución invita a que cualquiera pueda unirse a los equipos. Tras demostrar la maestría en un ámbito, cualquier investigador puede convertirse en un "par" y actuar como "árbitro" en la revisión de estos estudios.
Aunque no poseamos estas maestrías, cualquier ciudadano con experiencia científica puede participar haciendo screening, para filtrar los artículos que han sido sometidos a un estudio con doble ciego. Realmente es algo muy sencillo y rápido, y su valor para la entidad se basa en que muchos "científicos ciudadanos" participen.
Además de ayudar a realizar su trabajo a los expertos que están revisando estudios de todo tipo, participar en las labores a las que nos invitan en la iniciativa, como el screening del que hablábamos, puede ayudarnos a entender mejor por qué un estudio científico podría ser rechazado, o la mejor manera de evaluar su valor científico.
Por todo esto, los análisis Cochrane se han convertido en una de las mejores herramientas contra las pseudociencias. Especialmente las que están profundamente enquistadas en la sociedad, haciendo dudar a la población de su veracidad, como la homeopatía. Pero las evidencias científicas son más fuertes que su ladina intención, y tarde o temprano todo sale a la luz.
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