Durante décadas, la sangre de James Christopher Harrison ha estado salvaguardando la salud de millones de niños nonatos en Australia. Solo él, informan las fuentes, es el responsable de cientos de miles de vacunas para contrarrestar una peligrosa enfermedad del embarazo.
Tras más de sesenta años donando sangre, Harrison se retiraba el pasado viernes, por fin, a los ochenta y un años de edad. Su servicio ha brindado vida a todo el país, para lo que ha tenido que donar una muestra de su sangre cada dos semanas en los últimos años. ¿Qué hay de especial en su composición para haber convertido a James en un "héroe cotidiano"?
2.400.000 niños salvados
A diferencia de la sangre, las donaciones de plasma pueden realizarse cada dos semanas, que es lo que ha estado haciendo Harrison durante décadas. La media de donaciones de este australiano le llevó a batir el récord de las 1.000 en 2011.
Pero, ¿por qué "desangrar", en el mejor de los sentidos, a este hombre? En su sangre se encuentra la sustancia necesaria para poder proteger a los nonatos de una peligrosa enfermedad conocida como eritoblastosis fetal (entre otros nombres). Dicha sustancia no es otra que la inmunoglobulina (también conocida como anticuerpos) Anti-D.
Esta sustancia es imprescindible para poder hacer la vacuna Anti-D, destinada a proteger al feto del ataque del sistema inmune de la madre. Gracias sus donaciones, se estima, se ha podido salvar la salud de unos 2.400.000 niños. Y es que todas las vacunas Anti-D de Australia proceden de James Harrison.
Tanto es así, que James fue apodado como "el hombre con el brazo de oro", y su vida fue asegurada con un millón de dólares, hace unos años. Según se estima, este hombre ha donado una vez cada tres semanas de media (menos al principio, más al final), durante los últimos 63 años. Como el sistema australiano impide la donación a personas mayores de ochenta años, el pasado viernes donó por última vez.
¿Qué es la enfermedad de rhesus?
Pero, ¿qué tiene de especial la sangre de Harrison? Para poder entenderlo, hay que repasar un poco cómo funciona el factor o Rh de nuestra sangre. En los seres humanos la sangre no es siempre igual. Nuestros glóbulos rojos presentan diversa composición de proteínas en su superficie. Esta composición es como una especie de "código" que los identifica como células de nuestro cuerpo.
Entre dichas proteínas está el factor rhesus o Rh. Sin entrar en profundidad en su funcionamiento, podemos decir que si el glóbulo rojo tiene cierta proteína en su cubierta estaremos ante un Rh positivo, o Rh+. Si no se encuentra, es un Rh negativo o Rh-.
Si nuestras células sanguíneas son Rh- no es nada normal para nuestro cuerpo encontrarse con una célula Rh+. Imaginemos que eso ocurre: en ese mismo momento, el sistema inmune detectará que hay una célula extraña y potencialmente peligrosa, así que pondrá toda la maquinaria a destruir a la célula y a cualquier otra que se le parezca.
Esta es la razón principal, grosso modo, de las incompatibilidades tanto en las donaciones de sangre como en la donación de órganos. Pero, además, puede provocar un problema terrible en las embarazadas. ¿Cómo podría entrar una célula sanguínea extraña en un cuerpo que no le corresponde? Aunque normalmente durante el embarazo no pasa, en el momento del parto, o bajo ciertas circunstancias, la sangre del feto y de la madre llegan a contactar.
Si la madre es de Rh- y el feto de Rh+, el cuerpo de la mamá detectará una célula extraña y comenzará a producir defensas. Una vez que el bebé ha nacido, no pasa nada con él. Sin embargo, gracias a las maravillas de nuestro sistema inmune, el cuerpo de la madre recordará este Rh+ como un posible atacante.
Así, si en el próximo embarazo el feto presenta un factor positivo, será atacado por los anticuerpos (que forman parte del sistema inmune) de la mamá. Esto puede provocar una destrucción casi total de sus células sanguíneas, lo que se traduce en un problema muy grave para el feto. A veces, incluso, la muerte.
Lo que acabamos de describir es un resumen de lo que ocurre, porque la cosa se puede complicar: la madre puede estar sensibilizada al Rh+ por haber recibido una transfusión o un trasplante anteriormente, por ejemplo, o por otras razones,. La enfermedad de rhesus o inmunización de rhesus, más conocida como enfermedad hemolítica del neonato, entre muchos otros nombres, puede resultar muy peligrosa. Y la única forma de combatirla es con los propios anticuerpos que la provocan.
Una fábrica con patas
La cicatriz en el pecho de James Harrison le ha recordado toda su vida el por qué de sus donaciones. A los catorce años tuvo que ser intervenido del corazón. En aquel lejano 1950 necesitó trece litros de sangre para sobrevivir. Y los ha devuelto, con muchos intereses. Harrison es donante desde los dieciocho años, cuando pudo hacerlo legalmente.
Como decíamos, James es productor permanente de anticuerpos Anti-D. Estos son los encargados de atacar a las células sanguíneas Rh+, justo las que se detectan como extrañas en el cuerpo con sangre Rh-. ¿Para qué nos puede servir, entonces? Muy sencillo: cuando una mamá tiene a su bebé, existe la posibilidad de que su sistema inmune detecte los glóbulos rojos Rh+ y, entonces, los recuerde para siempre.
Cuando vaya a tener otro bebé será cuando comiencen los problemas. Sin embargo, si usamos estos anticuerpos para acabar con estas células antes de que den la alarma en el cuerpo, el sistema inmune de la madre no reconocerá la sangre del nuevo bebé como peligrosa. Para eso se emplean los anticuerpos obtenidos del suero de Harrison: para matar las células sanguíneas "extrañas" antes de que sean reconocidas.
Este giro tan interesante fue descubierto en los años sesenta y, desde entonces, se busca a gente como Harrison con avidez. James es el único de unas cincuenta personas estimadas en toda Australia con dicha capacidad. James Harrison es, literalmente, una fábrica de anticuerpos con patas.
Aunque la técnica de producción de anticuerpos ha avanzado enormemente, durante décadas la gente como Harrison constituía la única manera de obtener estos anticuerpos. Ahora poseemos diversas técnicas de producción de anticuerpos, pero el papel de estas personas ha sido crucial en su desarrollo.
Por todo ello, la gente como Harrison, y en especial este hombre, que ha llegado a las 1.174 donaciones, son verdaderamente importantes. Su aportación ha conseguido salvar a millones de familias sin esperar nada a cambio. Cada gota de sangre que donamos es imprescindible y su ejemplo demuestra por qué. Ahora, el nombre de James Harrison se unirá a la lista de los héroes sin capa ni disfraz, para siempre.
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