Con nuestra sed de conocimiento a veces ocurren paradojas, como el gran esfuerzo e inversión que ponemos en escrutar los puntos más remotos del universo cuando aún quedan tantas especies por descubrir de este mismo planeta. Algo así pasa también con la tecnología, cuyos avances también usamos para esas metas tan extremas cuando aún queda tanto por conocer de nosotros mismos, sobre todo en lo más íntimo.
Cuando "sólo" internet ha supuesto un gran empujón al ámbito de las relaciones en general, el hecho de que se dé una confluencia entre los grandes avances en campos tan prometedores como la inteligencia artificial (AI) o la realidad virtual (VR) y el perfeccionamiento de sensores está beneficiando a un campo que podría haber estado desatendido dentro de toda la industria del sexo. Más allá de los robots sexuales o de qué maneras se usa la tecnología en las relaciones, hablamos de cómo el orgasmo se plantea como una de sus metas.
El mapa del tesoro que aún no conocemos
Más allá del lucro, el fin último de gran parte de las inversiones, algo debe pasar con el orgasmo femenino cuando aún en 2016 sigue tildándose de "misterio". Algo que tiene en parte una razón anatómica y que como veremos no ha pasado desapercibido ni para [la ciencia](Lo que la ciencia nos dice sobre...el orgasmo femenino), la innovación ni para el mercado.
Así, si bien las gónadas femeninas y masculinas tienen un origen único durante el desarrollo embrionario (de algunos tejidos como el mesénquima), posteriormente hay una diferenciación según los cromosomas sexuales del individuo, con la vagina para el par XX y el pene para el XY. Pero en el caso de los órganos femeninos se conserva un vestigio de ese origen compartido: el clítoris.
Este órgano se empieza a desarrollar a partir de la séptima semana de vida a partir del tubérculo genital, estructura análoga al glande del hombre. De hecho, el clítoris también tiene glande y los labios menores que lo recubren son el equivalente al prepucio tras el desarrollo femenino. Así, como el pene también tiene las terminaciones nerviosas responsables de la excitación sexual, sin embargo su estimulación es algo más compleja debido a lo deferente de su estructura anatómica final, así como al ser más flexible y móvil.
Es por eso que el orgasmo femenino sea un objeto de estudio por parte de los científicos y que, como decíamos, se hable en ocasiones de "misterio". Como leemos en este texto de la BBC, aunque la región cerebral encargada del placer es la misma, hay diferencias en cuanto a la activación de la misma (en la mujer sigue tras el orgasmo, de ahí que pueda haber varios).
¿En qué se traduce esto en la industria? En un target. Una demanda a satisfacer. Un reto que ha permanecido en aparente latencia en cuanto a la atención del mercado, y que busca ser resuelto con todo aquello que implica la materialización de la interacción entre la tecnología y el orgasmo. Es decir, los juguetes sexuales y, como anticipábamos, campos en emergencia como la VR o la IA, que han pasado a jugar un papel clave en el futuro del placer sexual soportado por la tecnología.
Una interfaz íntima
Cuando hablamos de móviles lo de una interfaz táctil de dos dimensiones casi nos sabe a poco, viendo que los fabricantes ya hacen algo más que tontear con una tercera con inventos como el 3D Touch. Pero a la interacción en 2D aún se le puede sacar mucho partido, o al menos eso opinaron Lydia Daniller y Rob Perkins, fundadores de OMGYes, una plataforma virtual de aprendizaje entorno al orgasmo femenino.
Motivados por las lagunas de conocimiento entorno a éste, desde su punto de vista el orgasmo femenino se ha visto desatendido tanto por la ciencia como la tecnología. Tras una investigación concluyeron que "no hay nadie trabajando en la ciencia del placer, en qué ayuda y qué no ayuda a las mujeres a tener orgasmos". Algo que apuntaba Perkins en un reportaje que hizo Wired sobre ésta y otras "nuevas" plataformas tecnológicas centradas en conocer mejor el orgasmo femenino.
Cuando nos dirigimos a los expertos y académicos para preguntar por qué esto no ha sido investigado, [...] obtuvimos dos tipos de respuesta: que no hay patrones (cada persona es distinta) o que eso no debe ser investigado porque es privado.
Así, OMGYes se trata de una especie de curso en el que se conocen a fondo las bases anatómicas de las partes sexuales femeninas (incluida inervación), de modo que se aprende cómo lograr el estímulo que desencadene la respuesta deseada. Para ello se emplea, entre otras cosas, una vagina virtual con todas sus partes. El objetivo es muy simple: si se sabe que la estimulación del clítoris es la clave, lo que hay que determinar son los ritmos, patrones y características de esta estimulación.
Es decir, en este caso tenemos un intento de que la información que se tiene hasta ahora del orgasmo femenino no quede sólo en una descripción, sino que sea una recomendación directa, una prescripción. Y recurriendo a una tecnología tan conocida y habitual como internet, sin ser ni mucho menos la única aplicación de cara al orgasmo que tiene la red de redes.
El internet de los orgasmos a distancia
Aún existe un tamiz generacional en cuanto a la consideración de qué papel han jugado las "ya no tan nuevas" tecnologías en las relaciones. Pero lo que está claro es que tanto el hardware como el software que nos facilitan la comunicación de una manera u otra han creado un nuevo paradigma en las relaciones interpersonales.
Queramos o no, la diferenciación de los vínculos en su calidad de virtuales o presenciales está cada vez más caducada (afortunadamente), y no en vano la categoría de apps sociales de las tiendas de los sistemas operativos móviles no para de crecer. Categoría que cuenta con una media aproximada de 440 apps (unas 240 en iOS, 540 en Android y 435 en Windows Phone).
Pero más allá de cómo y en qué dimensión se inicie la relación está el hecho de conservarla, y esto abarca muchos niveles entre los cuales se encuentra la satisfacción sexual (según la estrechez del vínculo). Aquí la videoconferencia es el pasado (al menos por sí sola) y de lo que se trata es de añadir el componente físico (y por tanto, sensorial) al contacto virtual.
Aquí recurriremos a The Big Bang Theory para ilustrar lo siguiente: ¿recordáis la máquina de emular el beso que Howard muestra a Leonard como solución a sus problemas en una relación a distancia? Pues quizás no sea cosa sólo de series.
En plena efervescencia del internet de las cosas, hay mucho más allá que chatear con la nevera o unas zapatillas con sensores: también es el internet de los juguetes sexuales. Una iniciativa que han acatado servicios como OhMiBod o Lovense, cuyo principal reclamo es el hecho de conectar dos personas (previamente pareja o no), pero a todos los niveles: bienvenidos a los orgasmos intercontinentales, bienvenidos a la "teledildónica".
Un nuevo término que se traduce en el hecho de sincronizar los juguetes sexuales de ambos miembros de la pareja de modo que puede haber una interacción y un juego de vibraciones personal, más allá del patrón que un hardware sexual estándar produce. Así, el fundamento tanto de Lovense como de OhMyBod es el mismo: combinar una app con un juguete para tener la comunicación y la estimulación a la carta. Nos lo muestran en Lovense:
Esto no es nada nuevo, y de hecho en el caso de OhMiBod llevan en esta línea desde que en 2006 lanzasen el iPod vibrador. Su CEO, Suki Dunham, afirmaba en The Kernel, la teledildónica está siendo aceptada por la gente al ser algo fácil de usar y que aporta beneficios. Algo así comentaba también Eddy Olivares, de Lovense, en relación a lo que aporta su producto:
El sexting es básicamente un preliminar moderno. El sexo por Skype sucede porque dos personas, que se sienten conectadas previamente, tratan de satisfacer sus necesidades sexuales con alguien que no pueden tocar... Nuestros juguetes llevan esta experiencia un paso más allá, haciendo que la experiencia de conectar el smartphone al juguete sea algo natural.
Aunque probablemente la propuesta que más se asemeje al prototipo de Wolowitz sea la de FriXion. Un proyecto en fase beta que se compone del software (su propia API) y el hardware para lograr transmitir con el máximo detalle posible la estimulación provocada por un participante a otro basándose en el feedback bidireccional de la telemetría y la fuerza de los movimientos, con gran variedad de juguetes tanto para orgasmos femeninos como masculinos.
There's a case for that
El smartphone per se también juega su papel en la teledildónica. Más allá de las apps que juegan con el envío de "besos" o ciertos guiños, como en el caso de You&ME o Avocado, se trata de que el móvil haga las veces de juguete sexual.
En este caso también hay varios niveles tanto de interacción como de intensidad. Siguiendo lo que comentábamos acerca del envío de guiños a través de la app (la evolución natural de los zumbidos del MSN Messenger o los toques de Facebook), en algunos casos se trata de feedback háptico, de modo que entra en juego la vibración y, sobre todo, el poder personalizarla. Hablando de apps lo encontramos en Couple y los "besos de pulgar" (thumb kiss), con lo que los usuarios se envían pequeñas vibraciones al tocar la pantalla simultáneamente.
En otro plano se encuentran las propuestas que se encuadran en esa "nueva" denominación, la teledildónica, con los ejemplos anteriores de Lovense y OhMiBod y otras propuestas similares como We-Vibe, Magicsmotion o KIIROO. Pero el móvil es el verdadero protagonista con la funda-dildo Izivibe, con app para iPhone y Apple Watch con la que ajustar los hasta siete modos de vibración.
La materialización del orgasmo personalizado
Tras un tiempo atendiendo al escarceo de Google con el smartphone modular (el Project Ara), LG decidió sorprendernos con un producto ya terminado siendo nada más y nada menos que su último flagship, el LG G5. De este modo, el usuario puede potenciar aquello que prefiere o necesita mediante el intercambio por el módulo adecuado, ya sea cámara, batería o audio, conformando un producto más adecuado a sus deseos.
Así, siendo el sentido de los módulos personalizar el producto, lo lógico era que esto llegase al mundo de los juguetes eróticos (pocas cosas habrá tan personales como el placer sexual). Esta posibilidad llegaba en 2015 de la mano de Je Joue con el consolador modular Ooh, de modo que el cliente puede seleccionar el motor de vibración, la forma y el color mediante las distintas piezas, de modo que podemos ir variándolo según nos apetezca alternándolas.
No obstante, los módulos sólo son una aproximación a la total personalización de nuestro juguete sexual. De nuevo, otra tecnología cuyo florecimiento estamos viendo también tiene su aplicación en la búsqueda del orgasmo perfecto: la impresión 3D. Si tenemos claro lo que buscamos, ¿qué mejor que diseñarnos nosotros mismos nuestro dildo?
Esta propuesta es la que hacen realidad en [Dildo Generator](http://www.dildo-generator.com/], ofreciendo la posibilidad de pedir un dildo a la carta partiendo de uno de los tres diseños y ajustando los puntos de curvatura y forma en un render. Eso sí, nos vendrá bien tener nociones de alemán porque su página web está a medias entre este idioma y el inglés, aunque dentro de lo que cabe es bastante gráfica y tanto el ajuste del diseño como el proceso de compra no son muy complejos.
De electrónica a electricidad
Como vemos, muchas de las tecnologías modernas tienen su aplicación de cara a la búsqueda del clímax íntimo, sobre todo enfocado a satisfacer al anatómicamente exigente público femenino. No obstante, en algunos casos se recurre a tecnologías que son más bien tradicionales y que hasta el momento no se aplicaban más allá de ciertos consultorios o clínicas: las micro-corrientes eléctricas.
Para esto también se han acuñado varios términos o expresiones (como no podía ser de otra manera) como e-stim toys o electrosex. Se trata de dispositivos que producen pequeños pulsos de corrientes eléctricas, de modo similar a la electroterapia que en algunas ocasiones se usa para lesiones del aparato locomotor (si bien en este caso no es algo terapéutico, sino todo lo contrario). Esto tiene un público diana bastante concreto: los practicantes de BDSM (Bondage-Disciplina-Sadismo-Masoquismo) que, en especial, encuentren el placer en este tipo de estimulación (que causa dolor).
Aquí encontramos mucha variedad de material de modo que el pulso eléctrico pueda producirse en la zona deseada, desde guantes hasta sondas uretrales. Podemos ver este tipo de material en MyStim o The Stock Room.
Juguetes sexuales y gafas de realidad virtual: tenía que pasar
El pasado MWC'16 pasará a la historia como uno de los menos mobile y más "VR", dado que pudimos ver numerosas propuestas de estas gafas como si hubiese sido un requisito para tener un stand. Un campo que ya contaba con empresas importantes como Oculus Rift, la cual también podría aportar su granito de arena en esta búsqueda del orgasmo perfecto y semihumano.
Se trata de la propuesta de VirtuaDolls, un proyecto que alcanzó los fondos por micromecenazgo y que consta de un dispositivo sexual de silicona vinculado a unas Oculus Rift para poder jugar al videojuego Girls of Arcadia con algo más que el mando de la Xbox. La idea es crear más videojuegos adaptados a este set, y de hecho se habla de la participación de estrellas del porno como Alex Chance en uno de ellos.
Un horizonte también a debate
Cualquier necesidad humana fue motivo de explotación y sinónimo de mercado en cuanto la revolución industrial se globalizó, y el sexo no iba a quedar fuera. Igual que internet supuso un antes y un después en la industria del porno, la electrónica jugó un papel crucial en el entretenimiento más antiguo del mundo en varias de sus facetas.
En cuanto a los juguetes sexuales hubo, de hecho, cierta mini-revolución energética cuando llegó la carga por USB. Igual que ocurrió con los periféricos del ordenador y otros muchos productos, el hecho de pasar de pilas a batería supone ganar en comodidad y cierto ahorro. Según la web de Crave (un consolador de tipo bala construido en acero, oro o plata) el uso de un dildo de este tipo con pilas tradicionales durante 250 horas requeriría un gasto aproximado de 1.257 dólares en éstas.
No obstante, la sexual es una industria que aún conlleva cierto debate, si bien éste surge a causa del propio avance tecnológico y las fronteras que se cruzan con su aplicación cuando se trata del planteamiento de relaciones más allá de lo exclusivamente humano. Algo que ya hemos tratado anteriormente al hablar de la hipótesis de que los robots sexuales acaben con la prostitución en unas décadas y del conflicto ético que eso supone.
Un debate en el que está implícita esta búsqueda científico-tecnológica del orgasmo y que se extiende al que ya existe con las relaciones sociales desde que existe el plano virtual para las mismas. Siguen llevándose muchas manos a la cabeza entorno al hecho de la "informatización" del contacto social a medida que éstas aumentan en número, hablándose de que se derive a episodios de ansiedad, depresión o planteando la adicción como vimos al hablar del empuje del smart las relaciones a distancia.
Entrarían a ese juego propuestas como el combo de FriXion (el proyecto de teledildónica que hemos visto antes) con Utherverse, una red social al estilo del videojuego de los SIMS o, como ellos mismos lo definen, "una plataforma para conectar mundos virtuales". De este modo, ya no sólo se trata de satisfacer la necesidad física de proporcionar y recibir placer que surge tras un contacto previo, si no de proporcionar una vía para obtener dicho contacto, combinando la realidad aumentada con la tangible y cerrando el círculo.
Es decir, que todo lo que implica una relación, desde el germen que supondría ese primero contacto visual hasta la sublimación del deseo que implica el orgasmo, suceda sin movernos del mismo metro cuadrado en nuestra casa. De este modo se acaba de un plumazo con inconvenientes tan habituales como la timidez para romper el hielo, y de hecho estas plataformas se plantean como soluciones a quienes sufren problemas de interacción social como el síndrome de Asperger (algo que afirmaba Alex Legret, de KIIROO, en el artículo que enlazábamos de The Kernel). Pero, eso sí, renunciando de manera absoluta al contacto humano.
Mucha gente con problemas de interacción social (como el Asperger) se beneficia de las nuevas formas de telecomunicación con dispositivos móviles como los mensajes de texto o WhatsApp. [...] La teledildónica ofrece la oportunidad de mejorar la interacción social suponiendo otra vía para que los seres humanos interactúen juntos, con tacto, de manera sexual.
Por el momento lo que se ve es que el orgasmo es otra de las metas en la tecnología de consumo, en la que los nuevos campos como la realidad virtual o la inteligencia artificial juegan a favor de que haya un surtido cada vez mayor y de más calidad en los productos sexuales. Echando, eso sí, más leña al fuego del debate entorno a las futuras relaciones e interacciones humano-máquina de manera paralela.
En Xataka | La robótica del placer: pasado, presente y futuro de los robots sexuales
En Magnet | Lo que la ciencia nos dice sobre...el orgasmo femenino
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