Simone Biles, la gimnasta que revolucionó los juegos de Río, tiene TDAH o, como se le conoce comúnmente, déficit de atención. Nos hemos enterado por el hackeo de la Agencia Mundial Antidopaje y, la verdad, no es algo especialmente raro: casi dos de cada diez jóvenes norteamericanos de su edad lo tienen.
Algunos la llaman la "epidemia infantil del siglo XXI", otros miran a la educación y alertan contra su sobrediagnóstico. Pero, ¿qué es en realidad el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y por qué es uno de los debates más interesantes - y enconados - de la salud infantil contemporánea?
Ese (polémico) trastorno por déficit de atención
"Sí, tengo TDAH y medicarme para ello no es algo para estar avergonzada o para temer que la gente lo sepa". Eso decía Simone Biles en Twitter respondiendo a la filtración de expedientes médicos realizada, aparentemente, por piratas rusos. "Tengo TDAH desde que era una niña. Por favor, sabed que estoy a favor del deporte limpio, que siempre he seguido las reglas y que seguiré haciéndolo porque el juego limpio es decisivo en el deporte y es muy importante para mí", había dicho un poco antes.
El TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es un problema caracterizado por hiperactividad, impulsividad, problemas emocionales y de atención. Y seguramente sea una de las 'enfermedades' más controvertidas del mundo actual y una de las que más debate generan entre los mismos expertos.
Los debates sobre si se trata de un trastorno neurológico, mental o conductual, son parte de un esfuerzo por mejorar nuestra respuesta al problema, no es en ningún caso un intento de negarlo. Hoy por hoy, casi nadie duda de que el crecimiento de los trastornos por déficit de atención señala con claridad un problema social que no podemos obviar.
¿Epidemia mundial o sobrediagnóstico?
Un poco de ambas, dicen los expertos. Según la OMS, tradicionalmente se ha estimado que el TDAH afectaba al 5,3% de la población infantil. Sin embargo, en las últimas décadas ha crecido rapidísimo en todo el mundo. Solo en EEUU ha pasado de 600.000 en 1990 a 3.5 millones en 2012, casi un 15% de los estudiantes de instituto (con cifras más altas en algunas generaciones concretas).
Tras todo este debate, cada vez son más los expertos que opinan que bajo el TDAH se esconden muchos problemas sociales, sanitarios y educativos que se manifiestan sobre todo en el ámbito escolar y terminan desembocando de forma natural en el sistema sanitario.
El metilfenidato y la llamada 'generación pastilla'
El tratamiento habitual del TDAH se basa en una combinación de fármacos y terapia psicológica. El metilfenidato, seguramente el medicamento más famoso, es un estimulante del sistema nervioso central. Ha demostrado mejorar la atención y el rendimiento de las personas que lo toman. Y es por eso que se usa en el TDAH.
Como en el caso de la depresión mayor, aunque las soluciones son eminentemente psicológicas (de 'estrategias conductuales', como dicen los expertos), a veces se necesita una ayuda farmacológica que haga más rápido y fácil el aprendizaje de esas estrategias.
También es cierto que, contra ciertas corrientes de opinión, no todos los casos necesitan medicación para evolucionar favorablemente. Esto último es algo que no siempre se ha tenido en cuenta y ha acabado una progresiva (y a veces injustificada) medicalización de la infancia.
Mejor atención y rendimiento
Así se entiende mejor la cuestión central del problema de Biles, que si por algo es conocida es por la técnica, la fuerza y la precisión de la que lleva haciendo gala desde que llegó a la gimnasia profesional. Está claro que el asunto de las TUEs es uno de los grandes problemas del deporte actual. Y este no deja de ser un caso más que sumar al problema.
Hemos llegado al punto de que la mayoría de deportistas de élite de algunas disciplinas tienen alguna exención de uso terapéutico (es decir, están autorizados a usar algunos medicamentos, aunque estén en la lista prohibida y, por tanto, den positivo en un control anti-doping). Y no parece que sea una tendencia que vaya a reducirse en el futuro.
El consumo de la medicación contra el TDAH puede estar ayudando a Biles, es cierto. Pero, para ser justos, hay algo que debemos tener en cuenta: esta medicación mejora la atención y el rendimiento cognitivo, pero curiosamente no mejora las calificaciones.
Es decir, no mejora per se los resultados. Lo hemos visto muchas veces: no son nuestras habilidades, sino nuestras elecciones las que muestran lo que somos. Y, sin entrar en la polémica del momento, menos mal que Simone Biles decidió ser gimnasta olímpica.
Imágenes | Wikimedia
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