En nuestra vida hay muchas más bacterias de las que podemos imaginar. Incluso en partes tan íntimas como la lengua. Es normal esperar que una de las partes más delicadas esté libre de microbios, pero nada más lejos de la realidad.
Si no, solo hay que mirar esta increíble imagen obtenida por investigadores del Instituto Forsyth y de la Escuela de Medicina Dental de Harvard. Gracias a una técnica relativamente nueva, han obtenido este mapa bacteriano de la lengua. Lo más curioso, posiblemente, sea el hecho de que forman auténticos "barrios" según la zona de la lengua que prefieren.
Una boca llena de microbios
Aviso para aprensivos, mejor que os vayáis haciendo a la idea: el cuerpo humano está cubierto, casi por completo, de bacterias. Es lo que se conoce como microbiota. La piel, los genitales, el tracto intestinal y, sí, claro, la boca, contienen auténticos biomas bacterianos. Estos nos ayudan en muchos sentidos, por cierto.
La lengua no es una excepción: es un músculo lleno de recovecos y grietas, húmedo, y en constante contacto con alimentos y bacterias externas. En otras palabras, es un sitio especialmente atractivo para las bacterias. Ni el lavado de dientes ni la ligera acción antiséptica de la saliva consiguen eliminarlas. Y para muestra un botón: la imagen obtenida por Gary Borisy, principal autor del estudio, publicada en Cell marca la existencia de diversos tipos de bacterias con una estructura bastante definida.
Según propone el investigador, esto apunta que las bacterias actuarían más como un "órgano más" y no como simples huéspedes aleatorios que viven en nuestra lengua. Aunque es solo un comentario del autor, lo cierto que es que cada día sabemos más del papel de las bacterias en nuestro cuerpo. A día de hoy, tenemos claro que el microbioma del intestino, o de nuestra piel, está íntimamente ligado a nuestra salud. ¿Por qué no las de la lengua?
Así "se reparten" tu lengua las bacterias
Tal y como podemos ver en la imagen, las bacterias se sitúan de manera más o menos específica en nuestra lengua. Así, a los lados del músculo central y el tejido epitelial (en gris) podemos ver unos picos en rojo que salen hacia el exterior. Esto son Actinomyces sp., bacterias normalmente inofensivas que también encontramos en nuestra garganta, el tractos digestivo y el urinario. En color rosa magenta vemos colonias de Veillonella dispar, la cual que se encuentra normalmente en la boca, el tracto respiratorio y tracto digestivo de humanos.
Tanto Actinomyces sp. como Veillonella dispar pueden convertir el nitrato, que se encuentra en alimentos como las espinacas y otras verduras de hoja verde, en nitrito, lo que permite que nuestras células produzcan óxido nítrico que ayuda a controlar la presión arterial, por ejemplo, según señalaba en su estudio el investigador.
Streptococcus mutans es una de las bacterias más conocidas de nuestra mal llamada "flora" bucal por ser la principal causante de las caries, y está resaltada en verde, en los bordes exteriores de la lengua. La más abundante en la foto es Rothia sp., en azul cian, una actinobacteria que forma parte de la microbiota normal de la boca. Neisseria flava en amarillo, también está implicada en la aparición de las caries. Estas dos últimas descansan en grupos y rayas asociadas al núcleo central del tejido de la lengua, lo que sugiere que este es un componente fundamental para su crecimiento.
Esta estructura tan bien definida sugiere a los investigadores una comunidad interrelacionada entre sí. Ahora, los autores quieren entender mejor por qué se forman estas divisiones y cómo afectan a nuestra salud. Este estudio también servirá para asentar las bases de cómo los componentes anatómicos de nuestra lengua sirven para crear los espacios adecuados para que colonicen unas u otras bacterias.
Fotografiando el microbioma
Para obtener esta foto, que muestra dónde viven e interactúan los microbios en la lengua, los investigadores han utilizado una técnica relativamente nueva, desarrollada en el laboratorio de Borisy, llamada Etiquetado Combinatorio unida a Imagen Espectral por hibridación fluorescente in situ (CLASI-FISH).
Esta consiste en etiquetar varios microorganismos (previamente identificados para vivir en lenguas humanas) con múltiples fluoróforos, unas moléculas diseñadas para "brillar" ante ciertas circunstancias concretas. Los fluoróforos son compuestos químicos fluorescentes que absorben y reemiten la luz en varias longitudes de onda, de manera que cada uno brilla en un color distinto.
Esta técnica permite que muchas especies diferentes de bacterias y otros microbios presentes en la lengua se iluminen de inmediato cuando se fotografían con la técnica adecuada. Al hacerlo, el resultado es esta impresionante imagen de la lengua, brillando en colores según las bacterias que han sido etiquetadas por el correspondiente fluoróforo.
Imagen | Instituto Forsyth / Escuela de Medicina Dental de Harvard
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