Un innovador estudio pone sobre la mesa una nueva técnica capaz de eliminar selectivamente las células tumorales sin dañar otras sanas. Esta todavía está en sus primeras fases de desarrollo.
No obstante, puesto que la técnica con ultrasonidos ya es conocida desde hace años, aunque mucho más limitada y sin ser selectiva, un nuevo tratamiento empleando esta herramienta podría ver la luz mucho antes de lo que pensamos.
Ultrasonidos para combatir el cáncer
La batalla contra el cáncer está lejos de terminar. Por suerte, cada vez disponemos de más herramientas, y más novedosas, para trabajar en la lucha contra la enfermedad. Teniendo en cuenta las nuevas quimioterapias y la brillante inmunoterapia, la terapia con ultrasonidos es muy discreta y poco conocida. Entre otras razones está su moderada efectividad, al menos hasta la fecha.
La terapia con ultrasonidos utiliza las propiedades mecánicas de la onda de sonido para impactar sobre las células tumorales y destruirlas. La terapia conocida como TULSA es comunmente usada en el cáncer de próstata, pero tiene sus consecuencias: destruye también otras células del tejido, resultando un tanto agresiva y poco selectiva. Pero, precisamente, aquí es donde entra el punto importante del nuevo descubrimiento.
Tal y como han presentado un equipo conjunto del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y el Instituto de Investigación Beckman de Hope, su nueva técnica basada en ultrasonidos de baja intensidad aprovecha las características únicas de las células cancerígenas para combatirlas sin dañar a las sanas.
¿Cómo funciona la técnica?
Para ello, explican los investigadores, el tratamiento emplea ultrasonidos de baja intensidad, escalando su frecuencia para que encaje con las células tumorales a la perfección. Recordemos, sin entrar al detalle, que el sonido es una onda mecánica capaz de "golpear" un objeto según su longitud de onda. Esta ha de ser similar al tamaño de dicho objeto, y la intensidad del "golpe" depende también de esta propiedad.
Así, en los ultrasonidos se emplean ondas con una alta frecuencia y longitud de onda muy pequeña, capaces de transportar mucha energía. Ajustando esta longitud de onda al tamaño exacto de las células tumorales, que presentan unas características muy concretas de tamaño y consistencia debido su naturaleza carcinogénica, el equipo consiguió destruirlas sin dañar a otras circundantes.
Lo que hacen las ondas, explican, es destruir el citoesqueleto de dichas células y solo de estas. Esto provoca la lisis (la ruptura) de las células carcinogénicas aumentando la efectividad de otros tratamientos o, incluso, permitiendo la remisión. Los investigadores han comprobado que esta técnica de ultrasonidos es capaz de destruir diversos tipos celulares, incluyendo los de cáncer de varios tipos, por lo que podría utilizarse, potencialmente, en muchos otros.
Aun así, advierten los autores, todavía hace falta probar la terapia con otros tipos celulares para comprobar si funciona adecuadamente y sin dañar otros tejidos. Cada célula, a pesar de contener el mismo material genético, es muy diferente dependiendo de a qué tejido corresponda. El tratamiento, por tanto, puede ajustarse y lo mejor, indican los investigadores, es que no necesita de marcadores concretos o especiales para apuntar a las células cancerosas, lo que facilita su uso en un amplio número de tipos de cáncer.
La oncotripsia o cómo traer nuevas esperanzas
Estas técnicas de ultrasonidos están basadas en la oncotripsia, un término que hace referencia a la remoción de tejidos de manera selectiva, sin dañar a otros que no han sido afectados. Para esta disciplina, la nueva técnica de ultrasonidos presenta una serie de ventajas excepcionales por ser poco invasiva en comparación con otras terapias y ser muy precisa.
Como bien explican los expertos del Caltech, por el momento, es solo una prueba de concepto. Sin embargo, la experiencia existente en esta técnica, que ya se ha usado en una versión más primitiva para tratar el cáncer de próstata, podría ayudar a acelerar el proceso de adopción y los ensayos clínicos.
Nunca están de más las nuevas terapias y tratamientos, armas en una batalla que ya se hace vieja, contra un enemigo más viejo aún. Lo importante, al final, no es tanto la lucha sino el resultado, claro. En ese sentido, la oncotripsia ofrece grandes y eficaces progresos con pocos efectos secundarios.
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