La Agencia Europea del Medicamento acaba de anunciar que ha comenzado el análisis previo de la Sputnik V, la vacuna del Instituto Gamaleya y que el mismo Vladimir Putin presentó en verano como "la primera vacuna del mundo". Es el primer movimiento de un proceso largo que, como ha repetido la Comisión Europea durante semanas, está condicionado a que la producción del inyectable se lleve a cabo en alguna planta dentro del territorio de la Unión.
Si es que a la Comisión le queda algo de margen de acción para controlar el proceso de autorización. Porque a medida que crece la desconfianza de los estados miembros, esto no deja de ser un movimiento simbólico en un momento en que la Unión Europea y Rusia se encuentran en pleno conflicto diplomático y hasta la misma presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llegó a decir hace unas semanas que le "sorprendía que estén ofreciendo tanto su vacuna cuando tan poca gente está vacunada en Rusia".
¿Qué ha decidido Europa?
¿Qué ha decidido la EMA? El comunicado de la Agencia explica que se dispone a analizar "los resultados de los estudios de laboratorio y los estudios clínicos en adultos" conforme estén disponibles. Toda vez que los estudios preliminares "indican que Sputnik V desencadena la producción de anticuerpos y células inmunes específicos para SARS-CoV-2 y pueden ayudar a proteger contra la COVID-19".
Es decir, la Agencia "evaluará el cumplimiento del Sputnik V con los estándares habituales de la UE en lo que se refiere a eficacia, seguridad y calidad". Además, aunque reconoce que no puede poner fechas, cree que "debería llevar menos tiempo de lo normal evaluar".
Lo que sabemos sobre la Sputnik V
¿Qué sabemos sobre la vacuna Rusa? La vacuna del Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Rusia irrumpió en la escena mundial cuando, en agosto de 2020, Vladimir Putin anunció que el país había conseguido desarrollar la primera vacuna contra el coronavirus (y la aprobó de forma parcial).
En aquel momento, los principales actores mundiales miraron a Rusia con escepticismo. No porque no pudiera ser cierto (la tecnología era muy parecida a la de Oxford y, de hecho, meses después, se estudió la posibilidad de unir ambas vacunas), sino porque los mismos datos de Gamaleya indicaban que aún quedaban muchos ensayos que hacer. Estaban vendiendo la piel del oso antes de cazarlo.
Sin embargo, en las últimas semanas la situación ha cambiado. Los ensayos restantes se completaron a lo largo del año 2020 y el 2 de febrero de 2021 The Lancet publicó unos datos que avalaban una evidencia sorprendentemente alta (en torno al 91.6%) para el tipo de vacuna de la que estamos hablando. Simultáneamente y pese a que la tasa de vacunación en el país es muy baja, Rusia ha estado poniendo en marcha una campaña de "geopolítica" que ha conseguido aprobaciones parciales en más de una decena de países de Sudamérica y la antigua esfera de influencia soviética.
¿Llegará a España?
Y, mientras tanto, en Europa. La Comisión Europea sigue con problemas relacionados con la escasez de vacunas. Tanto es así que muchos países han decidido salirse del "marco común" y empezar a buscar soluciones por su cuenta. Austria y Dinamarca, por ejemplo, quieren aliarse con Israel para producir y distribuir vacunas contra el coronavirus. Por otro lado, Polonia ha pedido vacunas a China y Eslovaquia encargó 2 millones de dosis de la Sputnik V.
En este sentido, el movimiento de la EMA puede entenderse como una estrategia defensiva. Al fin y al cabo, como ya pasó en Reino Unido cuando adelantó la aprobación de vacunas, la legislación europea permite a los estados miembros aprobar por su cuenta las distintas vacunas y la imagen de tener varias vacunas circulando por el continente mientras la EMA sigue enfrascada en trámites podría dañar, aún más, la imagen de la Unión en este punto.
¿Llegará a usarse la vacuna en España? Es difícil saberlo. Fundamentalmente, porque la respuesta depende de cómo evoluciones el suministro del resto de vacunas. A nivel teórico, España ha comprado ya más vacunas de las que necesita y su estrategia de poner todas las que van llegando ha generado que estos días estemos haciendo vacunaciones récord. Es decir, sobre el papel, no necesitaríamos la vacuna rusa: para cuando esté aprobada, la abundancia de vacunas podría hacerla innecesaria. Sin embargo, si algo hemos aprendido durante este año, es que más vale estar preparados para todos los escenarios.
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