No me voy a andar con rodeos. La semana del 18 de enero de 2021, justo cuando el pico de la tercera ola alcanzaba su máximo, hubo 4.895 infectados entre los usuarios de residencias. Un mes después, la del 15 de febrero de 2021, esa cifra cayó hasta los 243, un 95% menos. En esa misma semana, la última de la que tenemos datos, cinco comunidades autónomas registraron cero contagios en sus residencias. Ya no hace falta ir fuera para comprobar el efecto de las vacunas, basta con mirar a las residencias.
Y es que, por primera vez en lo que llevamos de pandemia, el Gobierno publicó ayer los datos de la incidencia de COVID-19 en las residencias de ancianos y de personas con discapacidad. Los datos son escalofriantes (29.408 muertes por la enfermedad; 3.200 en este ) y solo tenemos detalles semanales de lo que llevamos de 2021, pero hay noticia que deja espacio para la esperanza: la caída de contagios y muertes es mucho más rápida que la población general.
La fuerza de las vacunas ya se hace notar
No es casualidad que, el 27 de diciembre, la campaña de vacunación nacional empezara precisamente por las residencias. No solo han sido el colectivo más golpeado por la pandemia, sino que seguía en una vulnerabilidad considerable. Solo hay que ver que, de los 86.219 residentes se han contagiado oficialmente en las más de 5.400 residencias del país, 19.056 corresponden a 2021.
En los datos del IMSERSO, además podemos observar una de los procesos epidemiológicos más complicados de lo que llevamos de año: como el efecto de la tercera ola que elevó los casos en la segunda y tercera semana del año daba paso al de las vacunas que empezaba a estimular los sistemas inmunes.
De hecho, podemos ver cómo los datos de contagios siguen el mismo patrón que hemos encontrado en países como Escocia o Israel, cayendo por encima del 80% a partir de las cinco semanas después de la primera dosis.
Es evidente que tenemos un problema estructural en las residencias; un problema sobre el que tendremos que reflexionar (profundamente) en el futuro. Sin embargo, poco a poco, las buenas noticias van tomando cuerpo y este país, con menos de cuatro millones de vacunas ya administradas, empieza a experimentar en carne propia la fuerza de las vacunas.
Imagen | Desarrollo Social, Familia, Mujer y Juventud | Gobierno de Chubut
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