El cerebro es nuestro órgano más complejo, y, por tanto, también el que aún hoy nos plantea más interrogantes. Pero una reciente investigación dirigida por Kun Ping Lu, un profesor de la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos), parece estar a punto de permitirnos dar un paso adelante muy importante en el ámbito de la compresión del mecanismo que permite a nuestro cerebro regenerar ciertos tejidos dañados y recuperar su funcionalidad.
Ping Lu y su equipo han conseguido reparar la estructura y recuperar una funcionalidad completamente normal en el cerebro de varios ratones que habían sufrido conmociones severas. Pero lo más importante de esta investigación es que este podría ser el primer paso hacia la obtención de un medicamento que nos permita reparar las conmociones del cerebro humano. Y, según sus responsables, también podría tener un impacto muy positivo en la lucha contra el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Boxeadores y soldados: los más afectados
Aunque, desafortunadamente, cualquier persona puede sufrir un accidente que le provoque una lesión cerebral, hay ciertos colectivos en los que las conmociones cerebrales se producen con más frecuencia que en los demás. El estudio de Ping Lu menciona específicamente a las personas que practican varios deportes (el boxeo y el fútbol americano), y también a los soldados. De hecho, la Asociación de Jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano es una de las organizaciones que ha financiado esta investigación.
El síntoma en el que se apoya la estrategia de estos investigadores es la aparición en el cerebro de las personas que sufren una enfermedad neurodegenerativa de unas estructuras fibrosas y enredadas compuestas por una proteína conocida como Tau, y que se encuentra en abundancia en los sistemas nerviosos central y periférico. Estas estructuras no aparecen solo en el cerebro de las personas que han sufrido una conmoción severa, sino también en el de aquellas aquejadas por una enfermedad neurodegenerativa, como el Alzheimer.
Lo que ha conseguido el equipo de Ping Lu es identificar al precursor de estas estructuras, que son unas proteínas Tau deformadas que aparecieron en el cerebro de los ratones utilizados en el experimento después de darles un golpe en la cabeza. Pero su auténtico logro es que han desarrollado un anticuerpo que es capaz de unirse a ellas, marcándolas para que sean eliminadas por nuestro propio organismo. De esta forma han conseguido no solo detener la neurodegeneración, sino también recuperar la funcionalidad normal en la zona del cerebro afectada. Sin duda, es un gran hallazgo que ojalá pueda servir pronto para sanar el cerebro de los seres humanos.
Imagen | Sanandros
Vía | MIT Technology Review
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