2008, 2013, 2016, 2018... numerosas son las fechas, así como los casos de alerta por contaminación en Gijón. La capital de la Costa Verde no es tan verde, a veces, como nos gustaría. La industria, apuntan los informes, es la principal responsable de que los asturianos se levanten a veces con lluvia ácida, ronquera en los pulmones y una capa limosa y parda sobre todas sus pertenencias.
"Asturies, Paraísu Contaminau"
El pasado abril el Principado alertaba del riesgo de alta contaminación en Gijón, Oviedo y Avilés. Tal y como recoge la nota de prensa, el Principado advertía que las condiciones meteorológicas complicaban la vida a las gijonesas y gijoneses: "Este episodio no debería suponer un riesgo para la salud. No obstante, se recomienda que las personas con problemas respiratorios severos [...] eviten realizar actividades al aire libre que impliquen esfuerzo físico".
Hasta en un 560%, superaban los niveles permitidos las cifras registradas por las estaciones de calidad del aire del Principado durante el pasado marzo. Desde hace unos años, la presencia de partículas en suspensión en el aire gijonés, está siendo motivo de preocupación entre los vecinos.
Pero lo cierto es que a nadie le extraña ya. Gijón tiene un largo historial en esto de la contaminación. Un mes antes de esta noticia, 4.000 personas se manifestaban bajo el amparo de la plataforma "Asturies, por un aire sano". Su objetivo es hacer presión sobre la Administración para que recrudezca las medidas de control de contaminación, con propuestas y limitaciones "reales".
Vayamos un poco más lejos: en 2017 se cerraba una planta de ácido sulfúrico por un escape de trióxido de azufre. En el proceso de destilación del carbón, para producir coque, se usa ácido sulfúrico para el lavado de gases que aparecen como subproducto del tratamiento. El error en una sonda provocó la liberación, durante quince minutos, de un gas que resulta nocivo.
El origen de toda esta contaminación, indican los estudios, es la industria. En la zona oeste de Gijón se concentra casi el 100% de la industria pesada. A pesar de que en otras zonas españolas también se concentran grandes extensiones industriales, las grandes plantas encargadas de tratar el metal, junto con un puerto, el del Musel, que trabaja con casi veinte millones de graneles sólidos entre los que hay carbón, mineral de hierro, sulfuros y otros subproductos industriales, provocan picos de partículas en suspensión, óxidos, sulfuros, derivados nitrosos, bencenos y un sinfín más de productos que provocan los sucesos nombrados.
La combinación de industria pesada y transporte de mercancías industriales concentrada en un espacio relativamente pequeño es la causa principal que concentra la contaminación provocada. Hemos tratado de ponernos en contacto con la fábrica de acero ArcelorMittal de Gijón, empresa que ha sido acusada en varias ocasiones de ser la principal responsable de estos episodios contaminantes, pero hasta la fecha no hemos recibido respuesta.
Hoy lloverá ácido
Probablemente los episodios más llamativos de contaminación de Gijón se deban a la lluvia ácida, un fenómeno asociado normalmente a zonas ultracontaminadas. La lluvia ácida, como su nombre indica, implica la caída de agua mezclada con óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre o trióxido de azufre. En el cielo, los gases producen una reacción que produce ácidos muy fuertes: nítrico, sulfuroso y sulfúrico.
Al caer a la tierra, este baño ácido puede provocar importantes daños, dependiendo de la concentración. En los objetos puede causar un deterioro impresionantemente rápido. Esto mismo pudieron notar los vecinos en 2013, cuando se registraron más de 1.400 denuncias de vecinos por el daño ocasionado a sus vehículos y enseres.
Más grave es su implicación en la salud de los seres vivos. La lluvia ácida puede provocar daños en los tejidos, sobre todo en los vegetales que son receptores inevitables de la lluvia. Pero también puede causar graves problemas respiratorios, envejecimiento de la piel o escozor en las mucosas (ojos y nariz).
Por si todo esto fuera poco, la lluvia ácida puede provocar un levantamiento de partículas en suspensión. Dependiendo de las concentraciones, la lluvia ácida puede pasar desapercibida a ojo desnudo, pero sus efectos, lentos y persistentes, terminarán haciendo mella.
Un Gijón de color óxido
"Si está una semana sin llover, se disparan las PM10, que son bastante dañinas para la salud", cuenta para Xataka José Luís Rodríguez en representación de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón y vecino afectado de la zona oeste de la ciudad. PM10 y PM2,5 es como se conoce a las partículas de diez y dos con cinco micrómetros respectivamente (entre diez y treinta veces más pequeñas que un cabello humano) en suspensión que, aunque no son visibles, pueden provocar diversos problemas al acumularse en nuestras vías respiratorias.
"Parece que poco a poco, la gente va tomando conciencia del problema de vivir en una zona contaminada con partículas en el aire". En su barrio, con el paso del tiempo y la falta de lluvia, una capa de color ocre se va acumulando sobre el mobiliario urbano, las plantas, la gente... "Hay barrios que son prácticamente nuevos, con apenas diez años, y los ves comidos por óxido, si vienes y te das una vuelta te das cuenta de cuál es el problema".
Las partículas en suspensión son uno de los contaminantes más peligrosos que existen. Su presencia, inadvertida a ojo desnudo, es una de las causas del empeoramiento de la salud de las personas debido a que provocan importantes problemas respiratorios. Su presencia por encima de los límites establecidos se relaciona con una mayor mortalidad entre la población.
Este tipo de partículas, precisamente, son las que acompañan a la capa parda que se posa cuando no llueve de la que nos hablaba José Luís. "El problema no está en que la lluvia haga desaparecer la contaminación, sino que pasa a otro medio", explica. "Nosotros tenemos tres fuentes de agua de manantial en la zona oeste. Y las tres están cerradas por contaminación de mercurio".
El impacto de la contaminación del aire de Gijón ha puesto a la ciudad en el punto de mira en más de una ocasión. Esto implica un empeoramiento en la salud y la calidad de vida de sus habitantes debido a los crónicos repuntes de asma y enfermedades respiratorias. Para 2030, Gijón podría convertirse en una de las ciudades más contaminadas de Europa, si no cambian algunas cosas de manera radical.
"No podemos escoger entre comer o vivir"
Para José Luís, el problema no es nada sencillo: "La gente está presionando a las administraciones para que tomen medidas de una vez por todas y comiencen a controlar a las empresas para exigirles que no contaminen tanto". Gijón vive de la industria del metal. Al menos una gran parte de la población. En la región se cuentan 1.126 empresas que dan trabajo a 28.800 familias.
"Encontramos una industria muy contaminante en una zona muy pequeña", confirma el portavoz. "Vivimos desde hace más de cuarenta años con una contaminación constante". La Administración, a su vez, parece estar reaccionando tarde a las presiones. "Nosotros [los vecinos] llevamos siete u ocho años presionando, por no contar los cuarenta años que llevan los colectivos ecologistas, y hemos comenzado a tener respuesta de la Administración hace apenas unos meses".
Según nos explica este vecino, uno de los mayores problemas es que los datos recogidos por la red de detección de calidad del aire del Principado no se corresponden con la realidad. Hemos tratado de contactar con la Alcadía de Gijón, encargada de las competencias medioambientales del ayuntamiento, pero hasta la fecha no hemos tenido contestación por su parte.
"[Las mediciones] no reflejaban la realidad del día a día que nosotros vivimos. Así que conseguimos poner un medidor de partículas móvil, gracias a unos presupuestos participativos. Este se puso en una zona de las más castigadas, el Lauredal" (José Luís Rodríguez de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón).
"Cuándo la máquina se puso en marcha se vió rápidamente el problema: las mediciones que estaba dando no tenían nada que ver con las mediciones suministradas por el Principado", continúa Jose Luís. "Aquí veíamos picos de 700, 500, 400 microgramos de partículas por metro cúbico de aire". El límite permitido, sin embargo, está en cincuenta microgramos, muy por debajo de lo alcanzado. Sin embargo, el Principado no reconoce los valores de la estación porque no está homologada, según nos cuenta.
Pero el problema, especifica, no es la homologación: "Esté homologada o no esté homologada, da lo que da. Que no esté homologada no quiere decir que los picos de contaminación no existan". Otra cuestión básica, en este asunto, es la importancia de la industria, uno de los principales motores de la economía en Gijón. La industria del metal situada en esta ciudad supone el 37% del total asturiano. "Nosotros entendemos que la industria es necesaria, pero también es necesario que la gente tenga salud, no podemos escoger entre comer o vivir".
El caso de Gijón afecta, como veíamos, a muchas personas, quienes tienen miedo de que una mejora en la calidad ambiental suponga el cierre de la industria. "El problema, al final, son las amenazas veladas con que van a cerrar la empresa. Y la empresa da trabajo, sí, pero las cosas se pueden hacer de otra manera. El miedo, al final, hace mella", afirma tajante José Luís. "Las empresas podrán hacer lo que quieran, pero a nosotros, como vecinos, lo que nos interesa realmente es lo que hacen las administraciones, que son al final las que tienen que controlar este tipo de actuaciones".
El poder de la voz vecinal
Gracias a la actuación de los vecinos, en los últimos meses, no explicaba el portavoz, se han visto algunos acercamientos en busca de posibles soluciones. "Se van consiguiendo cosas. Hay que invertir, no podemos basarnos en una industria obsoleta, sino que se tienen que emplear las mejores medidas posibles para evitar los episodios de contaminación".
En ese sentido, es la Administración la que tiene la potestad de imponer una serie de medidas más férreas sobre las empresas. Pero son las empresas las que han de invertir y velar por cumplir con esas medidas. Y, entre medias, nos comentaba José Luís, están los vecinos, que tienen la capacidad de presionar para que se cumplan.
"Al final, solo concienciando a la gente se puede hacer algo. Las personas tienen que ser conscientes de lo que es vivir con esta contaminación". Así, nos comentaba el portavoz, se están comenzando a poner medidas en el puerto, por ejemplo: "Se están instalando una serie de barreras naturales, con árboles; están empezando a lavar los minerales y el carbón con un líquido para evitar que levante polvillo; estamos luchando para que el puerto haga un estudio serio y cubra por fin las pilas de carbón y mineral; están obligando a salir a los camiones cubiertos con toldos y ahora las empresas están limpiando los camiones en el puerto...".
"De las tres tolvas del puerto, una es ecológica: cuando la pala vacía la carga, absorbe el polvillo, y, en fin, están tomando una serie de medidas que se están notando. Nos dicen que es un problema de muchísimo dinero, pero nosotros contestamos que la salud no tiene precio y lo primero es la salud. Y estamos consiguiendo todo esto a través de la presión de los vecinos".
Poco a poco, parece que la concienciación va calando en todos los estratos. "En los últimos meses parece que se ha reducido un poco", explica el vecino cuando le preguntamos por esto. "Fuimos a Bruselas y expusimos el problema que estábamos sufriendo. De hecho, las empresas ya están tomando conciencia y haciendo inversiones al respecto para poner unas medidas encaminadas a reducir la contaminación en la zona".
"Más que hacer presión, lo que queremos es que la gente tome conciencia de que esto no puede seguir así, de lo que es vivir bajo los efectos de la industria", aclara el portavoz de la Federación de Asociaciones de Vecinos. "Comprendemos que esta significa puestos de trabajo, pero también es necesario vivir en un entorno limpio, porque la salud está por encima de cualquier cosa. Entendemos que es una tarea difícil, pero las empresas tienen que adaptarse también y adoptar energías más limpias y métodos más ecológicos a la hora de producir".
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