Estamos viviendo un verano especialmente caluroso, pero no hace falta que las temperaturas alcancen los 40 grados para que nos entren ganas de ponernos a remojo, ya sea en una playa, en una piscina o en algún otro cuerpo de agua donde sea posible el baño. Muchos aprovecharán para nadar ya sea por gusto o porque la natación constituye uno de los ejercicios más completos que conocemos, con beneficios para la salud que no solo afectan a nuestro cuerpo, también a nuestra mente.
Un ejercicio completo. Hemos oído multitud de veces que la natación es uno de los ejercicios más completos que uno puede realizar de cara mejorar nuestra salud física. Para nadar tenemos que activar una gran cantidad de músculos y, por la resistencia que ejerce el agua sobre nuestro movimiento, es además un ejercicio intenso. Además, frente a otras actividades como correr, el cuerpo está sumergido, con lo que recibe menos impacto al realizar el ejercicio.
Pero también para la salud mental. Así lo explica José Morales García, neurocientífico de la Universidad Complutense de Madrid en un artículo reciente, en el que hace hincapié en otra ventaja de la natación: sus beneficios sobre nuestra salud mental. En él señala que la natación “promueve la liberación de sustancias en el cerebro que mejoran la cognición y la memoria, gracias en parte a que contribuye a establecer nuevas conexiones cerebrales”.
Cuestión hormonal. Nadar también puede ayudar a reducir el estrés y, en general, mejorar nuestro estado de ánimo y parte de la culpa es de las endorfinas. Éstas son hormonas que produce nuestro cuerpo y son clave en esta función. Las endorfinas son la “morfina interna” de nuestro cuerpo, responsable de aliviar el dolor. Al liberarse durante el ejercicio nos generan una sensación de bienestar y placer, y también hacen la natación, de una forma bastante literal, adictiva.
Gracias a ello, la natación se ha llegado a utilizar con éxito como sustitutiva de la medicación psiquiátrica. Pero además, son diversos los estudios que extienden estos beneficios a lo largo de un amplio rango de edades, desde los que han hallado beneficios de la natación en los más pequeños, hasta los centrados en los más mayores.
Las endorfinas no son las únicas hormonas que intervienen en estos procesos. La natación también puede reducir los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, y aumentar la concentración de serotonina, que al igual que las endorfinas, nos genera una sensación placentera.
Relajarse también es importante. Quizá algunos de estos beneficios no procedan del ejercicio en sí sino del medio, del agua. El agua nos permite en cierta manera “aislarnos” del medio exterior. Según explica Morales García, los factores se entremezclan “el medio líquido produce relajación, pero, además, el movimiento rítmico de la natación nos hace entrar en un estado meditativo”.
Una opinión extendida. La natación está recomendada como práctica saludable, entre otros organismos por los Centros para el Control y la Precención de Enfermedades de los EE UU (CDC). Además de beneficios para personas mayores y aquellos que padecen artritis, los CDC también tienen en cuenta el impacto sobre el estado de ánimo y en los niveles de ansiedad; además de recomendarlo en embarazos y a familias.
Los CDC no son el único organismo público que resalta los beneficios de la natación. Cerca de nuestras antípodas, en Australia, las autoridades también recalcan los beneficios de esta práctica sobre la salud física y mental, reduciendo el estrés y facilitando la relajación.
Sacar el máximo partido a la natación. Aunque como se puede intuir, el mero hecho de meternos al agua puede ayudar a mejorar nuestro estado, es también buena idea saber cómo podemos sacar el máximo partido a la natación. Desde la Universidad Miguel Hernández, Juan-Antonio Moreno-Murcia, compila algunas de estas recomendaciones.
El primer consejo es familiarizarse con la natación a una edad temprana. Quizá para muchos este consejo llegue tarde, pero siempre puede aplicarse a las generaciones venideras. Un consejo muy extendido es tomar precauciones para evitar riesgos derivados de la natación como el ahogamiento. Las condiciones de seguridad pueden variar mucho si comparamos piscinas con lagos y embalses o con el mar abierto.
Algunas recomendaciones pueden variar según el objetivo, como por elemplo el estilo de natación que vayamos a escoger. Crol y espalda se asemejan bastante, permiten controlar el ritmo de movimiento donde intervienen diversos grupos musculares. En la braza se requiere un trabajo más equilibrado entre brazos y piernas, con distintos y también diversos grupos de músculos interviniendo. También difieren los músculos que se ejercitan cuando se nada a estilo mariposa, que es el que más calorías quema por minuto de práctica.
No todo beneficios. Por supuesto, no todo son ventajas con la natación. El riesgo de ahogamiento es muy reducido cuando se toman las precauciones necesarias, pero siempre ha de tenerse en cuenta. Algunos investigadores se han centrado en otros problemas que pueden surgir por la natación, especialmente los derivados de productos con los que se trata el agua que pueden inhalarse en piscinas cubiertas. Por ahora, eso sí, los resultados de las investigaciones que vinculan esta inhalación con problemas de asma no han sido concluyentes.
Cuidar la salud en verano. Cuidar la salud es importante a lo largo del año, pero cada estación tiene sus amenazas y oportunidades propias. El verano nos da la oportunidad de nadar más y en diferentes lugares, pero también implica riesgos derivados de la radiación solar como el cáncer de piel o los derivados de las temperaturas como los golpes de calor. Y no solo eso, los hábitos de vida también cambian, por lo que también hay que prestar atención a cuestiones como nuestro consumo de alcohol y apostar por la moderación. Por todo ello es importante tomar siempre precauciones sea cual sea el deporte que practiquemos y también cuando no lo hacemos.
Imagen | Todd Quackenbush
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