En marzo de 2016, Barack Obama llegaba a Cuba con la intención de enterrar “el último vestigio de la Guerra Fría en las Américas” y poner el punto final a un conflicto que se remontaba a finales de los años 50. En agosto de 2015, Estados Unidos había abierto oficialmente su embajada en La Habana y todo iba sobre ruedas.
Un año y medio después del viaje de Obama, EEUU retiraba el 60% de su personal de la embajada y expulsaba a decenas de diplomáticos cubanos del país. Más de una veintena de trabajadores americanos habían sido diagnosticados de una amplia gama de síntomas que iban desde el dolor de cabeza y las náuseas a la pérdida de audición. Todos ellos parecidos a los de una conmoción cerebral, pero sin rastro de ella. Algo estaba pasando y nadie sabía qué.
Un flashback de la Guerra Fría
Desde entonces, el caso se convirtió en el guión de una película sobre la Guerra Fría llena de misterio, espías y ataques soterrados. Tras numerosos informes, reportajes y comisiones de investigación ahora (después de descartarlo varias veces) las autoridades norteamericanas parecen sospechar que las microondas pueden estar detrás de todo esto.
O, al menos, eso sostiene Douglas H. Smith, director de Center for Brain Injury and Repair de la University de Pensilvania y el coordinador del equipo médico que analizó el caso. Y es sorprendente porque en el informe de su equipo) no se decía nada de esta explicación, pero ahora está convencido de que las microondas son el principal sospechoso de os ataques.
¿Es eso posible?
Esa es la pregunta que se llevan haciendo todos desde los años 60. Conforme llegaban los microondas a las casas de todo el mundo, a los expertos en defensa les empezó a preocupar el hecho de que se pudiera usar la radiación de esas cajas metálicas como un arma. Muchos gobiernos lo intentaron, eso cierto; pero, al final, los proyectos quedaron en punto muerto.
“Todo el mundo era relativamente escéptico al principio, pero ahora todos están de acuerdo en que hay algo allí”, decía Smith. Lo que el equipo de Smith está señalando viene a ser una implementación práctica de lo que denominamos como efecto Frey, el efecto de audición de microondas.
En 1961, Allan H. Frey descubrió que las microondas pueden engañar al cerebro para que este perciba sonidos comunes o falsas sensaciones. En esencia, se trataba de la idea que las microondas pueden llegar a estimular ciertas partes del cerebro de forma directa y, así, producir esos sonidos o sensaciones.
Armas no convencionales para conflictos no convencionales
Durante la Guerra Fría muchos temieron que este fenómeno pudiera usarse para el control mental (rápidamente descartado) o como arma de choque para unidades antidisturbios. El New York Times ha recogido numerosos testimonios de investigadores que creen que la "hipótesis microondas" explicaría mejor los sonidos dolorosos, el malestar y el resto de síntomas que el resto de opciones ya sean ataques sónicos, ataques virales o histeria colectiva.
Tras el descubrimiento de más ataues en un consulado norteamericano en China, las autoridades han reconocido que están investigando la "hipótesis microondas". Por ahora, no se ha podido confirmar públicamente, pero todo indica que el misterio de los ataques de la embajada cubana está a punto de salir a la luz.
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