Hay varias formas de hacerlo. El artesano tradicional introduciría la habu viva en la botella y comenzaría a llenarla de awamori, un licor de arroz macerado previamente con miel y hierbas aromáticas, hasta que la serpiente se ahogara. Así es como, según cuenta la leyenda, el licor adquiriría la fuerza del animal y se convertiría en habushu.
Y lo cierto es que la habu de Okinawa o 'serpiente del vino' (la Protobothrops flavoviridis) es un animal peligroso, uno altamente venenoso. Más allá de llenar botellas que antes se usaban como remedios, pero ya solo se venden en tiendas de souvenirs, la mordedura de esta serpiente puede causar nauseas, vómitos, hipotensión y, si no se trata pronto, la muerte. Ahora un equipo de investigadores ha destripado los misterios de su veneno.
El potencial del veneno de serpiente
En términos generales, todas las serpientes venenosas del mundo pertenecen a solo dos familias, viperidae y elapidae. Los miembros de la primera familia, como la habu, tienen un veneno hemotóxico (ataca a la sangre) y los miembros de las segunda, como las cobras, poseen un veneno neurotóxico (que afecta, sobre todo, al sistema nervioso).
Por eso, el estudio del veneno ha sido siempre muy interesante: es una fuente increíble de inspiración a la hora de desarrollar nuevos tratamientos contra las más variadas enfermedades. Y, por eso, Nori Satoh y su equipo del Instituto e Ciencia y Tecnología de Okinawa decidieron secuenciar y estudiar la parte del genoma de la serpiente implicada en la producción del veneno.
También influye el hecho de que, cada año, hay unas 50 mordeduras de habus y los antídotos disponibles, pese a impedir la muerte de los envenenados, no evitan ni el dolor ni las lesiones permanentes. Sin duda, los hallazgos de este estudio serán de utilidad para conseguir mejores antídotos.
La serpiente medicinal
Pero sobre todo, nos va a dar claves para entender cómo funcionan esos complejos cócteles de proteínas que llamamos veneno de serpiente. Por ejemplo, los datos del estudio han puesto en evidencia que, pese a las diferencias entre los venenos de las dos familias de las serpientes, lo cierto es que se parecen mucho.
Eso sugiere que los genes de producción del veneno se remontan a la “etapa inicial de los vertebrados” y abre la puerta a estudiarcómo han evolucionado las toxinas, su composición y, sobre todo, el mecanismo por el cual producen los daños. Eso es clave.
Hace ya cinco años, un grupo de científicos ingleses mostraron que esto era crucial para desarrollar nuevos fármacos. Las mismas serpientes "ya lo hacían". Este trabajo nos da claves para convertir esa idea en realidad. No deja de ser curioso una serpiente cazada durante siglos por sus supuestas propiedades medicinales esté siendo usada en el desarrollo de tratamientos para enfermedades como el cáncer o los trastornos cardiovasculares.
Imágenes | David Pursehouse
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