"No es una sorpresa", habrá más y "no tenemos que bajar la guardia": lo que sabemos de la variante del coronavirus británica que se "transmite más rápido de lo esperado"

"No es una sorpresa", habrá más y "no tenemos que bajar la guardia": lo que sabemos de la variante del coronavirus británica que se "transmite más rápido de lo esperado"
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El día 14 por la tarde, el ministro de sanidad británico, Matt Hancock, anunció que los servicios de Salud Pública de Inglaterra habían identificado una nueva "variante" del coronavirus SARS-CoV-2 que "se propaga con mayor rapidez de lo esperado". Es decir, que podría ser más infectiva. Las autoridades británicas ya lo han encontrado en 60 áreas de salud del sur de Inglaterra, han informado a la OMS y están investigando a fondo el problema.

¿Qué significa realmente eso y hasta qué punto representa un peligro epidemiológico ahora que parecía que la pandemia se estaba encaminando hacia una resolución en el medio plazo?

Hay miles de mutaciones del SARS-CoV-2

Matt Matt Hancock | Cabinet office

Quizás lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el SARS-CoV-2 es un virus de ARN y, por su misma naturaleza, está muy expuesto a las mutaciones. No tanto como la gripe, pero sí bastante más que otros virus que conocemos. Sin embargo, Zania Stamataki, inmunóloga de la Universidad de Birmingham, explicaba que, por lo que sabemos hasta ahora, "la tasa de mutación del virus es una variante al mes".

Esta tasa no sería suficiente para generar nuevas cepas tan rápido. En el futuro, es esperable que surjan (sobre todo, si se mantienen las limitaciones en los viajes a largas distancias) y empecemos a ver diferencias sustanciales en el comportamiento de ellas, pero aún parece pronto para predecir cómo pequeñas mutaciones impactarían sobre su peligrosidad o infectividad.

En este sentido, conviene tener en cuenta que, cuando el equipo del University Collage of London dirigido por Francois Balloux analizó los primeros 50.000 genomas secuenciados, encontraron más de 12.000 variantes distintas. Y, en consonancia con lo que señala Stamataki, ninguna de esas docenas de miles de variantes, "con la posible excepción de D614G", aumentan ni la transmisión, ni la severidad de los síntomas.

Es cierto que algunas parecían "reducir el reconocimiento inmunológico del virus por parte de nuestro sistema inmunitario, pero "no hasta el punto de que puedan, por sí solas, hacer que las vacunas actuales sean ineficaces". Eso con 50.000 genomas. Hoy por hoy, como el mismo Balloux señala, ya tenemos 250.000 genomas. Genomas que no dejan de ser una pequeña muestra de todos los virus que andan circulando por un mundo en el que hay 71 millones de casos confirmados y que los casos reales se deben contar por cientos de millones.

Prudencia, pero mucha atención

Kobu Agency 1 3zwhyfnhc Unsplash Kobu

Por todo esto, la mayoría de expertos en el tema se muestran reticentes cuando se habla de variantes "peligrosas" sin evidencias asociadas. No porque no sea posible (que lo es), sino porque, como apuntaba Lucy van Dorp, también del UCL, es muy complicado determinar si, efectivamente, una variante concreta se transmite más fácilmente.

Lo que dice la experiencia es que habitualmente la explicación detrás del aumento de unas variantes sobre otras tenga más que ver con causas epidemiológicas subyacentes (movimientos de población, dinámicas sociales, etc...) que con variaciones en la estructura del virus.

Sin embargo, escepticismo y prudencia no son sinónimos de que se deba bajar la guardia. Como dice Martin Hibberd, profesor de Enfermedades Infecciosas Emergentes en la LSHTM, “los informes de una nueva variante del virus SARS-CoV-2 en el sur de Inglaterra no son una sorpresa".

Es más, anuncios como los del Ministerio de Sanidad británico serán habituales (tanto o más que lo han sido estos meses) y los sistemas de vigilancia deben trabajar a pleno rendimiento. En este año, el virus ha estado adaptándose a las poblaciones humanas y es imposible predecir qué variantes alcanzarán un equilibrio estable con nosotros. Por ello debemos estar preparados, seguir monitorizando genéticamente al virus y tomar las decisiones oportunas cuando sea necesario.

Imagen | Gerd Altmann en Pixabay

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