El desorden sobrecarga de estímulos al cerebro, lo que provoca que se reduzca la capacidad de concentración y se genera más estrés
Adquirir el hábito de ordenar la mesa antes de comenzar a trabajar, induce a un estado mental que prepara al cerebro para la jornada laboral
Tener tu mesa ordenada no solo indica si eres una persona organizada, también afecta a tu productividad. La relación entre el orden y el bienestar mental destaca la importancia de mantener el orden en el entorno de trabajo permite potenciar la salud mental y, con ella, la productividad. Ese equilibrio hace que tu respuesta cognitiva sea más ágil que un entorno desordenado.
El orden no solo reduce el estrés, sino que también mejora la concentración y la eficiencia. Sin embargo, es fundamental adaptar el entorno a las necesidades específicas de cada persona. El concepto de organización debe responder a un equilibrio entre orden y creatividad para optimizar la forma en la que cada persona procesa sus pensamientos.
Tu mesa es tu reflejo. Estudios de psicología de la Universidad de Minnesota han demostrado que un espacio ordenado contribuye a la claridad mental, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, aunque un cierto grado de desorden fomenta la creatividad, pero siempre debe mantenerse dentro de ese equilibrio.
Una investigación de la Universidad de California estableció que la relación entre el espacio de trabajo y el estado mental es bidireccional. Es decir, un entorno desordenado puede incrementar los niveles de estrés, pero, a su vez, las personas con altos niveles de cortisol (la hormona del estrés) o síntomas de depresión, tienden a mostrar dificultades para mantener su espacio ordenado.
Impacto emocional de la falta de orden. El desorden no solo afecta a tu productividad por tener que estar buscando cada vez el documento que buscas en una montaña de papeles, o tener que perder varios minutos buscando la grapadora en el cajón cada vez que la necesitas, sino que también afecta al estado mental con el que afrontas las tareas.
Los investigadores del Instituto de Neurociencia de Princeton establecieron que, quienes trabajan en un entorno desordenado, tienden a experimentar una menor capacidad de concentración porque los estímulos visuales que provocaba el desorden añadían un mayor esfuerzo cognitivo que reducía la capacidad de procesamiento mental. Un entorno despejado reduce esos estímulos visuales, y facilita que el cerebro se enfoque en la tarea y no en el entorno.
Un hábito de inicio de jornada. Del mismo modo que hay ciertos hábitos o acciones que indican al cerebro que ha terminado la jornada laboral, también podemos adoptar otros para prepararlo para iniciar la jornada e incentivar estados de concentración.
Ordenar el espacio de trabajo antes de iniciar la jornada puede actuar como activador de ese "modo monje" que predisponga el estado mental adecuado para iniciar la jornada y aligerar la carga mental que produce el desorden. De hecho, estarías empezando la jornada completando la primera tarea, lo cual ya motiva para afrontar la siguiente.
Imagen | Unsplash (Slidebean)
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