Así empieza. Con un puñado de casos en torno a un mercado o un virus depositándose suavemente sobre una tabla de cortar pescado. Así empezó en Wuhan y, por lo que parece, así ha empezado en Pekín. Tras encontrar más de un centenar de nuevos casos de coronavirus vinculados a uno de los mercados principales de la capital china, el Gobierno municipal de Pekín ha decidido ampliar las medidas de control y prevención epidemiológicas para frenar el brote más significativo que ha sufrido el país desde febrero.
"Modo guerra" contra el virus frente a un brote "extremadamente severo". Esas han sido las palabras literales de las autoridades según los medios chinos. Mientras cientos de personas pasaban a estar en cuarentena, el lunes por la noche ya se habían establecido puestos de control en algunas partes de la ciudad y se cerraron todas las instalaciones deportivas y locales de ocio.
El martes, según The Guardian, la ciudad se ha despertado con más de 20 vecindarios calificados de "riesgo medio" y numerosos establecimientos (como las residencias y las escuelas) en proceso de cierre. Los resultados preliminares hablan de una cepa más contagiosa que la que afectó a Wuhan a principios de año... ¿Estamos a las puertas de la primera segunda ola?
Muchas dudas y una sola certeza: Pekín echa el cierre
Después de los primeros indicios del brote, más de 76,000 residentes cercanos al mercado de Xinfadi fueron sometidos a pruebas el domingo en casi 300 puntos de diagnóstico y se han implementado medidas estrictas, incluida la suspensión del transporte, desde el bus al taxi. Se calcula que más de 200.000 personas han pasado por el mercado en cuestión desde el 30 de mayo.
Según el Global Times, 29 comunidades de vecinos situadas alrededor de los mercados de Xinfadi y de Yuquandong han quedado cerradas, con lo que sus residentes permanecen confinados bajo estrictos controles de seguridad. Mientras tanto, en el resto de China la amenaza de rebrote ha activado todas las alertas.
Por ello, muchas provincias chinas han introducido normas que obligan a confinar a todas las personas que regresan de Pekín y en lugares como Shanghai se exigen 14 días en cuarentena para todas las llegadas de áreas de riesgo medio y alto. Además, se han sometido a pruebas a los cerca de 8,000 trabajadores del mercado y se les ha alojado en unas instalaciones de cuarentena centralizadas. Otros mercados de la ciudad y más de 30,000 restaurantes están siendo desinfectados.
Aún se sabe poco sobre el origen del brote y esa es la explicación fundamental que impulsa la agresividad de las medidas. Como señalaba Yang Zhanqiu, subdirector del departamento de biología de patógenos de la Universidad de Wuhan, los análisis iniciales señalaban que el nuevo brote involucraba una cepa del virus más contagiosa que la que afectó a Wuhan al comienzo de la pandemia es muy pronto para sacar conclusiones.
Imagen | Ling Tang
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