Aunque parezca mentira, nuestra comprensión de por qué algunos partos son de gemelos no ha cambiado mucho en el último par de siglos. Por supuesto, ahora sabemos que los gemelos idénticos surgen porque el cigoto (es decir, el óvulo fecundado) se divide en dos embriones que comparten exactamente los mismos genes. Pero no hablo de ese "porqué", hablo de algo más básico: de la razón por la que esa división tiene lugar.
Tanto es así que, como no hemos sido capaces de encontrar ningún "mínimo común genético" en todos ellos, el consenso entre los expertos ha sido "culpar" al azar de todo esto. Lamentablemente. Porque, aunque solo hay en torno a un 2% de partos gemelares, se estima que el 12% de los embarazos son múltiples (pero los embriones se pierden durante la gestación). Eso quiere decir que, pese a que sabemos que los gemelos tienen problemas médicos específicos, la inmensa mayoría de ellos no saben ni que lo son.
Y, hasta ahora, no había manera de saberlo. Pero, un equipo de investigadores de la Vrije Universiteit de Amsterdam se preguntó si era posible que no hubiéramos descartado todo lo posible ¿Y si había algo en el genoma que hasta ahora había permanecido sin identificar?
Así se empieza a deshacer un misterio científico y un enogma personal
El equipo seleccionó a 924 gemelos homocigóticos y a 1033 mellizos de todo el mundo para analizar su genoma con detalle y buscar entre sus letras algún tipo de factores que pudieran estar detrás de la activación (o desactivación) del mecanismo que desencadenaba la división del cigoto. Y ahora, recién publicados en 'Nature Communications', tenemos algunos resultados.
Hasta 834 puntos del genoma parecen compartir los gemelos idénticos de todo el mundo. Gracias a ellas, por ejemplo, los autores pueden decir (con un 80% de fiabilidad) si una persona es un gemelo idéntico o no. Incluso en los casos en los que se perdió el gemelo en el útero o que habían sido separados al nacimiento. De esta manera, el estudio no cierra el debate sobre por qué hay gemelos idénticos, pero abre el terreno de juego.
Y es que, aunque no se ha demostrado que esas "marcas genéticas" sean la causa del proceso; aunque muy posiblemente sean una consecuencia del mismo: este estudio nos permite abrir el número de personas que estudiar, mejorar la atención médica y, con suerte, entender mejor qué hay detrás de ese azar aparente.
Imagen | Sharon Mccutcheon
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