No es algo muy conocido, pero durante el otoño de 2022 (justo cuando la escasez de algunos medicamentos se hacía más patente) muchas farmacéuticas tenían bloqueados lotes eneros de pastillas, sobres e inyectables porque no tenían papel para imprimir los prospectos.
Es solo una anécdota, pero llegó en un momento clave: cuando la Unión Europea trabaja en la legislación que va a permitir convertir el prospecto impreso en un código QR.
¿Por qué matar el prospecto? Sobre el papel, las ventajas son muchas. Más allá de resolver problemas como los del otoño pasado, simplificar la cadena de suministro o ahorrar papel (y dinero), el argumento más importante es que digitalizar la información sobre los fármacos permite modificarla de manera inmediata.
Y eso, en un momento en que las alertas sanitarias están (demasiado) a la orden del día, puede ser un elemento muy interesante para mejorar la seguridad de toda la población. De hecho, siempre según os informes de la Comisión Europea, todas las partes que participan en la negociación están de acuerdo con que es un paso que hay que dar. Algo que solo puede indicar que en la negociación faltan grupos.
No todo son ventajas. Y la más evidente es que esta medida corre el riesgo de hacer menos accesible esa información para aquellos que tienen menos habilidades para manejarse en entornos digitales. Gente que, por lo general, también tiene una menor alfabetización sanitaria.
De hecho, el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos lleva tiempo pidiendo que no se avance demasiado rápidamente en esta línea y que, en todo caso, se simultanee el papel con el online. Y las organizaciones de consumidores no lo ven nada claro.
¿Y cómo lo hacemos? Poco a poco. En este sentido, la nueva regulación parece que va a permitir que los estados miembros apliquen la norma como crean conveniente, atendiendo, sobre todo, al nivel de digitalización de cada una de sus sociedades.
Esto significa, por ejemplo, que se podría retirar los prospectos de los medicamentos de uso hospitalario (donde el personal sanitario no tendría dificultades para acceder a la información) mientras se dejan los de ventas en farmacias.
En España ya se hace. Hace un año, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) puso en marcha ya un proyecto piloto para ver qué resultados daba la retirada del prospecto en hospitales. Aún no hay datos oficiales, pero las informaciones que hay apuntan a que está funcionando muy bien.
Aunque queda mucho. No obstante, queda mucha tela que cortar. Por el proceso legislativo europeo, aún quedarán años hasta que la futura directiva se traslade a los estados miembros y la industria espera que el avance de las nuevas tecnologías allane el camino.
En el fondo, estamos ante una de las grandes cuestiones del presente: cómo introducimos la digitalización en entornos fuertemente regulados sin dejar atrás a los más vulnerables. Una pregunta para la que aún no tenemos buenas respuestas.
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