La sarna no es una de esas enfermedades que uno espera encontrarse en los periódicos hoy en día, pero un reciente comunicado de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha llevado esta enfermedad al debate. En él alertan del “importante aumento de los casos de sarna y la pérdida de efectividad del tratamiento”. Esto nos lleva a preguntarnos qué es la sarna y por qué preocupa ahora a los dermatólogos y hasta qué punto debería preocuparnos.
Qué es la sarna. La sarna o escabiosis es una enfermedad cutánea causada por un parásito, el ácaro Sarcoptes scabiei, concretamente la variante especializada en parasitar humanos (var. Hominis). Estos ácaros depositan sus huevos bajo la piel, los cuales eclosionan a las tres semanas, siendo la enfermedad una respuesta inmune alérgica a estos animales microscópicos.
Se transmite a través del contacto piel con piel, por lo que su contagio es habitual entre miembros de una misma familia y personas convivientes. Los pacientes pueden además contagiar antes de padecer síntomas, lo cual facilita su transmisión. Se calcula que la sarna afecta a unos 200 millones de personas en el mundo.
No es una enfermedad grave, sus síntomas habituales son una erupción cutánea acompañada de una fuerte picazón. Cristina Galván, dermatóloga en el Hospital Universitario de Móstoles, explica en el comunicado publicado por la AEDV que esto ha hecho que la enfermedad nunca haya atraído gran interés para la investigación. Las complicaciones derivadas suelen ser causadas por el rascado, que puede causar heridas que pueden a su vez alojar infecciones.
Por qué preocupa ahora a los dermatólogos. El comunicado de la AEDV ha aparecido en el contexto de la celebración de su 49º Congreso. Con muchos temas dermatológicos asaltando la actualidad en los últimos meses, el congreso dedicó especial atención a la enfermedad, con una sesión titulada ‘Sarna, ¿qué está pasando?’. Al parecer lo que ha estado pasando tiene que ver, según los propios dermatólogos, con el confinamiento. Pese a que la intuición inicial era que éste reduciría la incidencia de enfermedades como la sarna, se ha constatado todo lo contrario.
En palabras del dermatólogo miembro de la asociación Eliseo Martínez, “hemos pasado más tiempo en casa, manteniendo un mayor contacto diario entre convivientes; lo que puede haber favorecido el contagio de la sarna en aquellas unidades familiares en las que hubiese un miembro afectado por el parásito”. Señalan también la pandemia ha causado una demora tanto en diagnóstico como en los tratamientos, lo que implica una carga parasitaria mayor y más probabilidades de contagio.
España no es el único país que ha experimentado un aumento de casos. La cuestión también atrajo la atención de investigadores en países como Italia o Turquía. Con una cantidad importante de artículos publicados al respecto. Quizá más preocupante sea el hecho de que la tendencia alcista ya se había observado en España y otros lugares antes de la pandemia.
Pérdida de eficacia de los tratamientos. El aumento de los casos no es lo único que preocupa a los dermatólogos. Algunos tratamientos están perdiendo eficacia. En palabras de Galván, se están observando “fracasos terapéuticos ante tratamientos validados”. Martínez señala que los estudios y las experiencias de los dermatólogos coinciden al observar este fenómeno si bien en el comunicado no se cita ningún estudio en particular.
Eliminar el estigma. Ante este problema se señala la necesidad de intensificar los tratamientos y de combinar éstos para gabar eficacia. Eso sí, la prevención no deja de ser clave, acudir al médico para iniciar el tratamiento y poder tomar precauciones necesarias para evitar más contagios es siempre clave.
En este sentido, eliminar el estigma asociado a esta enfermedad es importante, incluyendo algunos mitos que los dermatólogos desmienten. Esto afecta a la relación entre la enfermedad y los hábitos de higiene. Ni la higiene corporal ni el lavado frecuente de la ropa afectan a la propagación de este parásito según explican los dermatólogos. Tampoco los probadores de ropa son considerados focos de transmisión de esta enfermedad.
Manifestaciones cutáneas de las vacunas. La asociación también aprovecha para realizar algunos apuntes sobre los últimos avances en el estudio de los efectos dermatológicos de las vacunas contra la Covid-19. En este caso hacen referencia al estudio realizado en España en el que compila información sobre 375 casos en los que se observaron estos efectos secundarios, que van desde los más comunes como urticarias y el “brazo Covid”, leves como es habitual, hasta algunos más raros y graves como el recrudecimiento de dermatosis. Señalan además que “las personas de sexo femenino y los más jóvenes presentan más manifestaciones cutáneas tras la inmunización”.
Imagen | CDC
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