Qué es la goma xantana, el aditivo espesante que sustituye al gluten: cómo se utiliza y valor nutricional

Un aditivo común en alimentos pero con otras aplicaciones, obtenido de una bacteria: Xanthomonas campestris

La goma xantana es un aditivo alimentario que ha ido ganando popularidad en los últimos años. También se la conoce como xantano, pero en las etiquetas de los productos alimentarios quizás aparezca con el discreto nombre de E415.

La popularidad de este aditivo se debe en buena medida a que puede servir como sustitutivo en algunos alimentos adaptados a personas celiacas o intolerantes al gluten.

A continuación vamos a ver qué es, dónde podemos encontrar y qué sabemos sobre el impacto en nuestra salud de la goma xatana.

¿Qué es exactamente?

Se trata de un polisacárido (un tipo de azúcar cuya estructura se compone de varios azúcares simples o monosacáridos). Lo produce una bacteria, Xanthomonas campestris, a través de un proceso de fermentación del azúcar.

Este proceso crea un líquido viscoso que es solidificado después con alcohol. Tras ello se procede a secarlo para después ser convertido en un polvo. Este polvo es la sustancia utilizada como aditivo: añadido a un líquido es capaz de darle una gran viscosidad.

Descubierta en la década de 1960, la goma xantana es una fibra soluble, un carbohidrato que no es procesado por nuestro cuerpo de forma convencional. Esto implica que no nos aporta nutrientes ni calorías.

¿Para qué se usa y dónde la encontramos?

Espesante que añade mucha viscosidad con muy poca cantidad.

Este aditivo se puede encontrar en una amplia gama de alimentos (salsas, sopas, helados, productos sin gluten…) pero también en otros contextos, como por ejemplo productos de higiene como la pasta de dientes o algunas cremas.

Cuál es su valor nutricional.

Este aditivo se utiliza por su conveniencia (como decíamos antes, con un poco de aditivo podemos espesar mucho una receta y resulta muy útil para los productos sin gluten), pero en su uso hemos ido encontrando algunos posibles beneficios a su uso.

No la absorbemos, sino que acaba siendo procesada por la microbiota intestinal. Esto implica que no nos aporta calorías y que sirve de alimento a las bacterias que habitan nuestro intestino, es decir, se trata de un prebiótico, como suele ser el caso de los alimentos ricos en fibra.

Algunos estudios señalan que este aditivo puede ayudar a reducir la cantidad de azúcar en nuestra sangre, aunque para lograr esto se requiere consumir altas cantidades de este aditivo. Esto se debería al efecto espesante de la sustancia, creen los expertos. La goma haría que los fluidos se tornaran más viscosos en nuestro sistema digestivo, lo que ralentizaría que la absorción de nutrientes como el azúcar.

Este es el beneficio mejor documentado, pero otros estudios han encontrado algunos otros efectos más o menos positivos, desde la reducción del colesterol hasta una mejor regularidad gastrointestinal. Se ha documentado incluso la posibilidad de que esta sustancia pueda ralentizar el desarrollo del melanoma, aunque las pruebas que tenemos son muy limitadas.

¿Es segura?

Las autoridades encargadas de regular los estándares alimenticios consideran este aditivo como seguro. Así lo hace la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense y la EFSA (European Food Safety Authority).

En 2017 la EFSA realizó una reevaluación de este aditivo alimentario con el fin de conocer mejor posibles riesgos derivados de su consumo. Comprobaron sus efectos en función de la dosis en niños y adultos sin encontrar problemas serios en niveles de consumo moderados.

En adultos comprobaron, por ejemplo que el principal problema en estos consumos (hasta 214 mg de sustancia por kg de masa corporal) el único problema que ocasionalmente se presentaba eran molestias abdominales. Esto puede ser debido al efecto prebiótico de esta goma, que puede alterar nuestra microbiota y aumentar la cantidad de gases en nuestros intestinos.

Hay algunas otras consideraciones a tener en cuenta. Este aditivo, clasificado como “Tolerable” por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), puede no resultar conveniente para algunos grupos de población. Por ejemplo en niños prematuros, personas con determinadas alergias alimentarias y pacientes tomando algunos fármacos como los antidiabéticos.

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Imagen | giampimix

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