Solo sustituir un 8% del consumo mundial de carne roja tendría un impacto enorme en la salud pública
Según el Instituto Nacional de Estudios Ambientales en Tsukuba en Japón solo hacen falta tres cosas para salvar entre 500.000 y 750.000 vidas en 2050: sardinas, arenques y anchoas. Cantidades ingentes de ellas. Las suficientes como para sustituir el 8% del consumo mundial de carne roja.
El problema de la carne roja. Como explicaba en SMC Jesús Francisco García-Gavilán, de la Universitat Rovira i Virgili, "varios estudios han demostrado que un consumo continuado de este grupo de alimentos favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, las dos patologías que producen mayor mortalidad y gasto sanitario a nivel nacional".
Los efectos son tan grandes que sabemos que que incluso sustituyendo un porcentaje pequeño, las consecuencias para la salud pública sería enormes. En este caso, los investigadores estiman que sustituir ese 8% de carne roja se traduciría en medio millón de vidas y unos ocho millones de años de vida (vividos con discapacidad).
Le pregunta es: ¿Sustituirlo... con qué? De ahí que durante años, muchos expertos en salud mundial hayan estado trabajando en formas de sustituir parte de consumo de este tipo de carne. Y no es fácil. Porque no se trata solo de pensar hipótesis saludables, sino analizar si es viable. Eso es lo que han hecho con este trabajo.
En concreto, lo que han hecho los autores es buscar proyecciones de datos tanto de consumo de carne roja como de capturas de peces forrajeros en 137 países y sustituir uno por otro (sin exceder el límite de suministro de los peces). Sorprendentemente (o no tanto), los datos cuadran.
¿Por qué peces forrajeros? Como señalaba el mismo Jesús Francisco García-Gavilán, "los peces forrajeros incluyen especies como sardinas, arenque y caballa, pescados grasos pequeños con un importante contenido en DHA y EPA, dos ácidos grasos poliinsaturados omega 3 que han demostrado producir efectos muy beneficiosos sobre el organismo".
Pero, sobre todo, los peces forrajeros son interesantes porque la mayor parte de las capturas que se hacen en el mundo se dedican a alimentar otras especies animales. Es decir, tenemos cantidades ingentes de pescado disponible, pero lo dedicamos a otra cosa. No sería difícil, por tanto, sustituir ese 8% de carne roja sin comprometer el futuro de los caladeros de sardinas.
La ética de la comida. ¿Es esto viable? A nivel de políticas públicas, se podría hacer mucho más, desde luego. En los últimos años, hemos visto cómo llegaban programas de promoción de la vida saludable como los impuestos al azúcar o el polémico Nutriscore. Nada impide que también lleguen al mundo de los peces forrajeros.
Nada a nivel técnico. No obstante, en los últimos años los debates sobre la ética (y la ideología detrás) de este tipo de iniciativas. Queda mucho por discutir, pero estudios como este nos demuestran que (al menos) es viable.
Imagen | Alex Teixeira
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