Aunque el ejemplo recurrente sea Israel, uno de los países que más rápido ha avanzado en la campaña de vacunación es Reino Unido, que va a cerrar la primera quincena de mayo superando dos importantes barreras psicológicas: más la mitad de su población ya ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, y más de una cuarta parte está vacunada de pauta completa. En España, estas cifras "solo" llegan hasta un 30% y un 13% de la población respectivamente.
La ola de contagios que golpeó a Reino Unido a principios de año fue particularmente dura, con picos de 1.300 muertos al día en promedio semanal durante el mes de enero. Justo al mismo tiempo en el que se iban inoculando las primeras dosis de las vacunas y mientras la población vivía una estricta cuarentena. Desde entonces, las cifras de contagios y sobre todo de muertes por COVID-19 no han hecho más que caer en picado.
Objetivo: un país sin COVID-19 en agosto
La tercera ola de la pandemia fue especialmente cruda en Reino Unido. Las cifras de contagios fueron muy superiores a las de la primera ola, si bien no son comparables: en marzo de 2020 no había capacidad ni recursos para detectar contagios. La mortalidad, que sí puede servir mejor como comparación con los inicios, también fue notablemente superior.
Enero fue el peor mes de la pandemia para el país. Solo en ese mes murieron casi 33.000 británicos. En los 15 meses que llevamos de pandemia, el recuento total es de unos 128.000. Uno de cada cuatro fallecidos por COVID-19 en Reino Unido fenecieron en enero.
Comenzó la campaña de vacunación justo en ese mes negro de una forma opuesta a cómo empezó en España. Aquí sufrimos importantes retrasos y cierto desabastecimiento que llegaron incluso a posponer la administración de primeras dosis para poder tener suficientes segundas dosis. En Reino Unido el ritmo de los dos primeros meses de vacunación fue incluso mejor que el actual.
Eso ha permitido al país británico rebajar su cifra de muertes por COVID-19 hasta un promedio diario cercano a cero. Venían de picos de 1.600 y 1.800 muertes diarias en enero. Las restricciones de movilidad y actividades sociales que impuso el país permitieron un descenso rápido de la mortalidad, la vacunación veloz permite prolongar esas cifras tan bajas de forma que incluso se va volviendo a una cierta normalidad: en estos últimos días, Reino Unido ha vuelto a permitir reuniones sociales de hasta 30 personas, libre movilidad para viajar y eventos masivos con hasta 10.000 espectadores.
No es 2019, pero se le empieza a parecer. Y al contrario que en el verano de 2020, con una muy alta garantía de que lo peor ha quedado atrás. En países que van alcanzando ciertos hitos de vacunación, es improbable que las olas posteriores sean tan duras como las anteriores, con la población más vulnerable al virus ya vacunada.
Esta tendencia permite al país soñar con un final de verano libre de virus. O eso dijo Clive Dix, el hasta ahora jefe del grupo de trabajo responsable de la vacunación en Reino Unido, en una entrevista con Daily Telegraph, que fechó en algún momento de agosto el momento en el que el virus "y todas sus variantes conocidas" dejasen de circular entre sus ciudadanos.
Algo así, o en todo caso con un retraso de algunas semanas, podemos esperar en España. El primer plazo específico que fijó el Gobierno, el de tener a cinco millones de españoles vacunados de pauta completa en la primera semana de mayo, fue alcanzado con holgura, y hay muchos más motivos para el optimismo que para el pesimismo de cara al segundo objetivo, el de diez millones de vacunados en la primera semana de junio. De ir superando estos objetivos tendremos la inmunidad de grupo para finales de agosto en nuestra mano. Y mucho más cerca la normalidad que empiezan a sentir de vuelta en Reino Unido 15 meses después de que todo cambiase.
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