A estas alturas hemos visto de todo para acabar con los mosquitos: modificarlos genéticamente, medicamentos para convertir nuestra sangre en un veneno, robots láser para acabar con ellos, más robots para eliminarlos (es sorprendente la cantidad de robots antimosquitos que hay)...
Sin embargo, en la sencillez está la eficacia, dicen. Así lo han demostrado unos investigadores de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, con sede en Kenia. Su ingenio no tiene chips, ni sustancias químicas (ni láseres), ni tampoco cuesta mucho dinero. Es un barril con ropa sucia y agua caliente. Y a pesar de su sencillez, han comprobado que es muy efectivo.
Controlar a los mosquitos es controlar la enfermedad
"En sitios donde existen buenas coberturas de redes antimosquitos para la cama, como ocurre en el oeste de Kenia, es probable que los mosquitos descansen y piquen al aire libre ya que las redes les impiden alimentarse", justificaba el Dr. Bernard Abong'o, principal autor del estudio.
"El aumento de las picaduras de los mosquitos en el exterior hace que sea extremadamente difícil recolectar y estudiar los vectores debido a su amplia dispersión". Con estas palabras, Abong'o resalta uno de los mayores problemas que existen en el mundo a la hora de controlar enfermedades como el dengue o la malaria: los vectores.
Las poblaciones de mosquitos son la causa principal de la expansión de estas enfermedades. Controlar a los mosquitos es controlar el daño. "Monitorizar las formas de control de las poblaciones de mosquitos que pican al aire libre es importante para comprender la composición y densidad de las especies de mosquitos, así como la transmisión de la malaria".
Por ello, el trabajo de Abong'o ha consistido en evaluar los métodos de control existentes y disponibles. Entre ellos se encuentra la trampa señuelo desarrollada por Frances M. Hawkes y sus colegas de la Universidad de Greenwich. Los resultados del Dr. Abong'o han llegado a una curiosa conclusión: un señuelo hecho con un barril con agua caliente y trapos sucios (de vaca) hecho con un barril especial, con un agua caliente en su interior y con cinta adhesiva en su exterior, aireado con el olor de una vaca, que se extraía de una tienda de campaña cercana, mediante un ventilador y un tubo, es más efectivo, por ejemplo, que exponer a un ser humano a la picadura para cazar mosquitos.
La intención inicial de Abong'o no era repeler o controlar la población de estos animales, sino comprobar la eficacia de esta y otras técnicas para atrapar mosquitos. Sin embargo, su estudio puede abrir una puerta a nuevas aplicaciones inesperadas: ¿por qué no utilizar el sistema de Hawkes para controlar los mosquitos?
Un barril, un trapo, agua caliente y cinta adhesiva
La cantidad de repelentes y antimosquitos que hay en el mercado es enorme. Y casi ninguno funciona.. Sin embargo, el sistema de Hawkes, utilizado por el Dr. Abong'o, resulta muy eficaz ya que emplea las armas de los propios mosquitos contra ellos. ¿Cómo funciona?
Tal y como la describen sus autores, aunque modificada por Abong'o, esta trampa consiste en un barril de un color fuerte (negro, por ejemplo), cuyo interior contiene un recipiente con agua caliente. El olor, en el caso de estas trampas, era proporcionado por ventilación, pero podría valer perfectamente, según indican, ropa sudada o trapos sucios con el olor del animal o las personas. En la parte externa, un plástico adhesivo es suficiente para capturar a los mosquitos.
Lo que ocurre, básicamente, es lo siguiente: para cazar, los mosquitos detectan una posible presa por su contraste con el medio, en primer lugar. Así, un objeto abultado y oscuro es algo que llamaría la atención de estos insectos.
En segundo, el estímulo que atrae a media distancia a un mosquito es el calor. Los mosquitos son capaces de saber la temperatura de un cuerpo y son atraídos por los 30 o 40 grados. Cuando están los suficientemente cerca, los mosquitos se guían por el olor. En las trampas señuelo, en el momento en el que el mosquito se posa buscando a su presa ya es demasiado tarde: se habrá quedado pegado a la cinta adhesiva.
Un sistema sencillo, barato y eficaz
Hawkes y Abong'o no son los primeros en explorar este tipo de trampas. De hecho, hay varios estudios que tratan de perfeccionar los sistemas para atrapar mosquitos. Sin embargo, los resultados del Dr. Abong'o ponen d e manifiesto que estas trampas podrían utilizarse para atrapar y controlar las poblaciones de mosquitos.
El problema principal en las zonas más afectadas por la malaria suelen ser los recursos. Estas trampas son baratas, efectivas y capaces de atrapar miles de mosquitos. Además, otro resultado del estudio de este médico es que los mosquitos, en las zonas que han estudiado, se ven atraídos antes por los olores de las vacas que de los humanos.
Esto tiene su sentido, ya que las vacas son bastante más dóciles y están más desprotegidas, además de ser más grandes y tener un olor más fuerte. Abong'o ha comprobado que se pueden recoger miles de mosquitos con este sistema. Podría ser un método que ayude al control y monitorización de los vectores relativamente sencillo.
De hecho, si queremos, nosotros mismos podemos probar a montar uno en casa. Solo necesitamos una bolsa de agua caliente, papel adhesivo y algo de ropa sucia. Puede que funcione incluso mejor que cualquiera de los mil repelentes que no funcionan. Pero volviendo al estudio, lo que vemos es que disponemos de sistemas sencillos que pueden ayudarnos con problemas complicados. La cuestión es tener un poco de ingenio y, en este caso, algo de ropa sucia a mano.
Imágenes | Unsplash
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