Antonio Regalado, el redactor de biotecnología de la 'MIT Technology Review', lleva la cuenta de todos los estudios publicados sobre edición genética de embriones con CRISPR. Hasta ayer, se podían contar nueve trabajos chinos, uno norteamericano y uno británico. Hoy podemos decir que Rusia se ha sumado a la carrera y, según ha explicado a Nature el responsable de la investigación, no piensan quedarse ahí.
Al contrario, Denis Rebrikov (que así se llama el biólogo molecular) ha confirmado que están considerando implantar embriones editados en mujeres y que espera contar, antes de finales de año, con todos los permisos y autorizaciones. De cumplirse sus previsiones, se convertiría en la segunda persona en cruzar la "gran línea roja" de la edición genética: editar seres humanos.
"No es sorprendente"
Por lo que sabemos hasta ahora, el experimento se centraría también en el CCR5, el mismo gen que se editó en el caso de las gemelas chinas. Aunque se justifica explicando que "su técnica ofrecerá mayores beneficios y planteará menos riesgos". Básicamente, He Jiankui editó el gen en niñas nacidas de padres con VIH. Como el riesgo de que los padres transmitan el virus a sus hijos es mínimo, la intervención tenía entre poco y ningún sentido.
Rebrikov quiere hacerlo, pero con madres. De esta forma piensa que "será más justificable éticamente y aceptable para el público". Algo que solo se entiende por una importante desconexión del estado del debate actual sobre el tema. "La tecnología no está lista", se ha apresurado a explicar Jennifer Doudna, una de las madres de CRISPR, ante preguntas de Nature. "No es sorprendente, pero es muy decepcionante e inquietante".
¿Es posible?
Lo es. Sobre todo, porque no parece que Rebrikov vaya de farol. Según parece, aunque Rusia tiene una regulación bastante restrictiva en la edición genética general, las regulaciones sobre reproducción asistida no contemplan este tipo de investigaciones por lo que el experimento se encuentra en una especie de 'limbo legal' que el investigador quiere aprovechar.
Y tiene medios para ello, Rebrikov dirige un laboratorio en el Centro Nacional de Investigación Médica Kulakov para Obstetricia, Ginecología y Perinatología en Moscú, la clínica de fertilidad más grande del país, y, según explica, ya ha llegado a un acuerdo con un centro de investigación de VIH de Moscú para reclutar mujeres que quieran participar en el experimento.
Eso sí, no está claro que se vaya atrever a hacerlo sin una autorización explícita del Gobierno o, al menos, la certeza de que no se van a aplicar sanciones si comienza el proyecto. Konstantin Severinov, uno de los responsables del nuevo programa ruso de edición genética, se mostró escéptico en la misma Nature por el peso que la Iglesia Ortodoxa tiene en este tipo de cuestiones. Escéptico, pero resignado. Esa quizás sea la mejor descripción del futuro cercano de la genética que tenemos ahora mismo.
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