La hiperactividad podía habernos ayudado a buscar alimentos en tiempos de escasez
La evolución es caprichosa. No se trata de un fenómeno lineal donde los seres vivos acumulan progresivas mejoras sino que se produce por cambios aleatorios que a veces salen bien, otras mal. Lo que hoy es una ventaja evolutiva mañana se puede convertir en un lastre para una especie.
Es lo que unos investigadores creen que pasó con el llamado trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
TDAH y evolución. Un nuevo estudio experimental ha señalado la posibilidad de que este trastorno sea un resquicio de la evolución humana. Según esta hipótesis, algunos de los síntomas asociados al TDAH habrían sido ventajosos en las sociedades de cazadores-recolectores en las que se organizaban nuestros antepasados prehistóricos.
Entre los síntomas de este trastorno se encuentran la impulsividad, inquietud o dificultades a la hora de prestar atención. Este tipo de síntomas les habrían ayudado a la hora de optimizar las estrategias de recolección, según el equipo responsable de este nuevo estudio.
Esto explicaría por una parte la prevalencia actual de la enfermedad y por otra su relación con la genética, ya que se trata de un trastorno que suele aparecer con carácter hereditario.
Jugando a la recolección. El nuevo estudio se basa en un experimento en el que tomaron parte cerca de medio millar de participantes. El equipo coordinador diseñó un juego virtual en el que los participantes debían recolectar alimento de unos arbustos, cuanto más, mejor.
El juego presentaba a los participantes la opción de recolectar todo el rato en el mismo arbusto, que progresivamente iba conteniendo menos frutos, o cambiar a uno nuevo. El nuevo podía tener más o menos frutos y en el cambio el jugador podía perder entre uno y cinco segundos.
Antes de iniciar el juego los participantes se les pidió completar un test con la intención de detectar qué participantes compartían sintomatología propia del TDAH.
Estrategias óptimas. El equipo observó que los participantes que presentaban estos síntomas tendían a pasar menos tiempo en los arbustos virtuales y que eran más eficaces a la hora de recolectar sus frutos que el resto. Los detalles del experimento fueron publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Lógica evolutiva. Este no es el único ejemplo en favor de la hipótesis de que el TDAH responde a una estrategia evolutiva. Otros estudios, por ejemplo, han buscado en la genética esta relación evolutiva entre la hiperactividad e impulsividad y nuestra pervivencia como especie.
Si tendencia a lo impulsivo fuera algo realmente negativo, explicaba uno de los autores al diario The Guardian, la evolución habría ido descartando este rasgo y otros similares. Para el equipo esto es otra prueba en favor de la hipótesis de que, durante millones de años, nuestros antepasados se vieron beneficiados de estos rasgos.
Cuestión económica. El mundo ha cambiado, eso sí. A lo largo de los últimos 10.000 años los humanos hemos ido pasando de un contexto de escasez a uno de abundancia. Esto, en términos evolutivos, es una minucia, por lo que es posible que aún no hayamos eliminado alguna de estas reliquias genéticas.
Ahora la falta de foco, la hiperactividad y otros rasgos que asociamos al TDAH siguen suponiendo un problema para mucha gente. En un mundo repleto de estímulos, nuestra búsqueda constante puede suponer más una condena que una ayuda.
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