Recientemente ha saltado a las noticias la aprobación en Estados Unidos de un nuevo medicamento contra la alopecia areata. Lo que sin duda son buenas noticias han causado gran interés, aunque resulta conveniente aclarar que éste tipo de pérdida de cabello no es la que frecuentemente nos encontramos en el día a día.
¿Qué es la alopecia areata? La alopecia areata es una enfermedad autoinmune, es decir, ocurre cuando es nuestro sistema inmunitario el que ataca al propio cuerpo. En este caso se ceba con los folículos pilosos. La enfermedad puede afectar a hombres y mujeres a distintas edades. Su principal (y a menudo único) síntoma, la pérdida “parcheada” del cabello, no suele perdurar salvo en algunos casos. Los casos más graves están asociados a apariciones tempranas de la enfermedad, a la aparición de eccemas o a la pérdida generalizada de vello corporal.
El tratamiento hasta ahora. Salvo en los casos en los que la pérdida de pelo es generalizada, las zonas afectadas suelen recuperarse sin necesidad de tratamiento en cuestión de meses. Sin embargo, algunos tratamientos hasta ahora empleados incluían la inyección de esteroides, terapia ultravioleta y medicamentos de aplicación cutánea.
¿En qué consiste el nuevo tratamiento? El medicamento Baricitinib, comercializado como Olumiant, es un tratamiento antiinflamatorio oral originariamente destinado a tratar la artritis reumatoide. Su uso, en combinación con otras medicaciones también fue aprobado para tratar algunos casos de Covid.
Antes de su parobación para el nuevo uso, el tratamiento fue testado en diversos estudios aleatorizados y controlados por placebo. Los detalles de éstos fueron publicados a modo de artículo en la revista New England Journal of Medicine.
El tratamiento puede contar, eso sí, con efectos secundarios. Estos incluyen infecciones del tracto respiratorio superior y del tracto urinario, dolor de cabeza, acné, anemia o hiperlipidemia (colesterol alto), entre otras.
Sin un remedio definitivo contra la alopecia “común”. Existen distintos motivos que pueden llevar a la pérdida de pelo o alopecia, siendo la alopecia areata tan solo una enfermedad específica. Excluyendo casos específicos como este o la pérdida de pelo como consecuencia de tratamientos médicos, no se conocen remedios definitivos contra la alopecia. La pérdida de pelo que no es causada por enfermedad u otro factor externo suele aparecer vinculada a la edad y a cambios hormonales relacionados con ésta. Hay multitud de factores asociados a esta forma de alopecia, pero las dos principales conocidas son la genética y el estrés (ya sea físico o emocional).
Existen algunos tratamientos y vías abiertas que merecen consideración, tanto quirúrgicos (injertos capilares) como químicos, como la finasterida o el monoxidil. Este último, por ejemplo, es un compuesto ideado originariamente como fármaco contra la hipertensión, pero que se utiliza administrado tópicamente para tratar la calvicie. La finasterida en cambio se consume por vía oral y su principal aplicación no es tratar la calvicie sino la hipertrofia benigna de próstata.
Un estudio reciente comparó la eficacia de estos dos medicamentos a un tercero, la dutasterida. Fue este último el que presentaba mejores resultados a la hora de luchar contra la alopecia androgénica masculina. También en este caso se trata de una medicación con otro objetivo primario, en este caso tratar la problemas prostáticos.
El futuro de la lucha contra la alopecia. Las células madre podrían representar el siguiente paso en los tratamientos contra la alopecia. El proceso de crecimiento capilar pasa necesariamente por las células madre del folículo piloso. Esto hace que sea importante entender cómo desarrollan su trabajo, qué proteínas las activan y en qué condiciones se apagan. Estas células pueden, incluso, ser cultivadas para ser convertidas en folículos pilosos que serán utilizados después en tratamientos.
Dado el protagonismo de la herencia en la pérdida de cabello, otra vía de investigación lógica es la genética. Un trabajo publicado en octubre en nature aging estudió el papel de varios genes en el “escape” de células madre de los folículos capilares. Habrá que esperar aún años para que avances como éste den su fruto. Lo cierto es que por ahora los tratamientos son limitados y tendremos que seguir conviviendo con éste y otros síntomas de la edad.
Imagen | Abbassyma
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