Hans-Dieter Volk dio la señal de alarma el año pasado en su centro de terapias regenerativas en Alemania: tras una operación, nuestro sistema inmune se ve alterado de una manera especial según cada individuo. Pero no pudo sacar más conclusiones.
Sí que lo han conseguido, al menos de forma preliminar, en la Universidad de Stanford. Allí, tras un periodo de pruebas con diferentes pacientes sometidos a un mismo tipo de operación, han concluido que hay una especie de huella celular en el sistema inmune de cada paciente que permitiría determinar si su recuperación tras la operación va a ser más corta o por el contrario se alargará.
Los investigadores, con ayuda de una citometría de flujo, han logrado conocer a lo largo de las seis semanas posteriores a la operación, la evolución de células específicas en el sistema inmune de los pacientes. De entre todas las encontradas, la presencia de una en concreto en diferentes cantidades en la sangre del paciente en las primeras 24 horas después de la operación, es el marcador que les permite determinar la mayor o menor velocidad de recuperación que se puede esperar de un paciente.
De cara al futuro, esta técnica, una vez perfeccionada, podría permitir conocer con antelación a una operación, los tiempos de recuperación e incluso modificarlos en favor del paciente con ayuda de medicamentos concretos.
Vía | NewScientist.
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