“Ojalá te eches un traguito para que veas lo que toman los habitantes de la ciudad, contiene heces fecales, con orines y contaminantes”, le dice en el Segundo Debate Electoral Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del PAN-PRI-PRD, a su contrincante Claudia Sheinbaum, mientras sostiene una botella de agua que proviene de un barrio de la Ciudad de México.
¿Cómo se ha llegado a este punto y por qué ha pasado un mes sin aparente solución sobre el caso del agua contaminada? Echando la vista atrás, el caso ocurrido en Pearl Harbor podría servir de aviso.
Un mes sin solución. Todo empezó a principios del mes de abril, cuando los primeros vecinos del barrio Benito Juárez en Ciudad de México comenzaron a denunciar algo a todas luces extraño: el agua (y los olores) no eran normales. Un mes después, y tras acusaciones de sabotaje, informes inconclusos, teorías varias y la propia respuesta de los ciudadanos con informes independientes, lo cierto es que no existe oficialidad sobre el problema que hay y cómo se está arreglando. La gente no se fía después de innumerables contradicciones. De ahí que las peticiones ciudadanas sean más que legítimas, y que el caso de Pearl Harbor sea un precedente muy a tener en cuenta.
El caso de Hawaii. La historia tuvo lugar en el año 2021. Entonces, la ruptura de un ducto de combustible en el área de Hawaii derivó en la contaminación del acuífero de agua potable que nutre a la base naval de Pearl Harbor (a alrededor de 93.000 familias). La Marina aseguró entonces a miles de familias de militares que el agua del grifo era segura. Sin embargo, dos semanas después del accidente, se descubrió que el agua que estaban bebiendo o que incluso usaban para bañar a sus hijos contenía combustible para aviones.
Aquella decisión de la Marina trajo consigo graves problemas de salud presuntamente ligados a la fuga, problemas que ahora se han traducido en una serie de demandas en activo que representan a más de 7.500 familias afectadas contra la Armada de EUA.
Ciudad de México: certezas y dudas con el agua. Con el caso de Pearl Harbor volvemos a Ciudad de México y la gran pregunta, ¿es seguro beber agua de la llave? Los expertos indican desde hace tiempo que la calidad del agua varía según el lugar de la ciudad. Por ejemplo, en el año 2022 en Iztapalapa, el enclave más poblado, la UAM encontró la presencia de metales pesados en 50 pozos, metales que al salir de los pozos y en contacto con el aire acaban oxidándose, dando como resultado ese color amarillento y olor fuerte al llegar a los hogares. Además, este estudio también advertía de la presencia de otros metales pesados en 107 pozos de distintos puntos de la ciudad.
A mediados de este mes de abril y ante la aparente inacción del gobierno, un grupo de ciudadanos de Benito Juárez encargó un análisis de muestras del agua. ¿Resultado? A través de la cuenta del colectivo de vecinos Guardianes del agua se reveló que encontraron que las muestras de las colonias afectadas tenían presencia de cloroformo, diclorobenceno y tricloroetileno, entre otras sustancias. Todos compuestos químicos que fortalecen la teoría de la concentración de hidrocarburos en la red de suministros.
La importancia de exigir explicaciones. El caso de Pearl Harbor descrito, con tantas similitudes con el de México, debería ser un detonante para no dar por supuesto nada sin análisis previos. Hace tan solo tres días, el pasado viernes, los vecinos de la alcaldía Benito Juárez, no el gobierno, fueron los que acabaron informando sobre el estado del problema. Al parecer, cuando alguno de los afectados llamaba al Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex), la respuesta que obtenían era que “ya estaba todo arreglado”, seguido del siguiente mensaje:
De la toma principal, la llave de la calle a su edificio, la va a abrir, va a dejar correr el agua 15 minutos y posteriormente usted puede recolectar una muestra en un vaso de vidrio y checar que no tiene ningún olor y que es transparente, de esa manera puede seguir su suministro de manera normal.
Si el afectado quería saber algo más, se encontraba con la misma respuesta: el jefe de la ciudad, Martí Batres, confirmaba que las colonias afectadas de Benito Juárez son seguras para ser consumidas. Afirmación que no iba acompañada de ningún dato, estudio o investigación oficial que sostuviera el aparente hecho.
Por tanto, un mes después de comenzar el problema, lejos de solucionarse, a los vecinos y afectados se les ha dicho simplemente que ya pueden usar el agua con normalidad.
Peticiones. De ahí que el colectivo Guardianes del Agua exija a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) una recomendación oficial, y de la necesidad de seguir investigando las zonas afectadas, más muestras con el fin de determinar el grado de contaminación y, en último caso y a poder ser, de precisar la naturaleza de dichos contaminantes.
Imagen | Pixabay, Guardianes del Agua BJ
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