Android L, o su preview para desarrolladores mejor dicho, ya lleva una semana entre nosotros. Desde su críptico nombre nos llega una versión que trae muchísimas novedades y que muchos ya la están apodando como el mayor salto que ha dado el sistema operativo móvil de Google. Razones no faltan para creer que ha sido así: nueva máquina virtual, cambio gráfico, gestión de la batería, compatibilidad con los televisores a través de Android TV…
Un servidor decidió hacer de cobaya y probar de primera mano qué tal la experiencia con esta nueva actualización de sistema operativo. Cogí mi Nexus 5, me despedí de CyanogenMod y me dispuse a flashear Android L entre la curiosidad y el miedo que me producía probar una versión que todavía estaba en desarrollo. Sigo los pasos, todo sale bien, la operación se ha realizado con éxito.
Cambios en la interfaz, hacia un aspecto todavía más plano
Todavía recuerdo el paso de Gingerbread a Ice Cream Sandwich. Un cambio importante, donde Honeycomb había sido el puente entre ambas, donde Google pretendía darle un lavado de cara importante al sistema operativo. Desde ese momento, y versión tras versión, hemos visto cómo Android ha visto su aspecto cada vez más simplificado.
Matías Duarte lo explicó de forma bastante mística, y algo ambigua al principio, “¿Y si los píxeles tuvieran profundidad?” Una pregunta que animaba a que pensáramos en interfaces 3D con diferentes niveles. ¿Iba Android a revolucionar la forma en la que entendíamos la pantalla del móvil? No, pero si supone una nueva guía de diseño con cambios importantes.
Es algo que se nota desde que encendemos la pantalla de un dispositivo con Android L. La interfaz tiene varios niveles y los paneles van apareciendo y desapareciendo según su profundidad. La fluidez, como es de esperar es un dispositivo que tiene un Qualcomm Snapdragon 800, es impecable a la hora de mover todos los elementos. Es un cambio sutil pero que deja patente cuál es el camino que quiere seguir Google.
La respuesta de la pantalla según el tipo de gesto que hacemos es un pequeño detalle que nos demuestra el cariño que ha puesto Google en desarrollar esta nueva aplicación. Sombras que se disuelven en círculos que nos indican cuando hemos hecho una pulsación o que se aferran a los extremos verticales de la pantalla cuando intentamos hacer más scroll del que realmente podemos realizar.
Llama la atención una multitud de elementos: las notificaciones en la pantalla de desbloqueo, el nuevo menú superior con unos controles de energía muchos más intuitivos que el anterior sistema de paneles horizontales. Notificaciones emergentes que sólo ocupan un pequeño fragmento de la parte superior de la pantalla y no son intrusivas. Es cierto que no es nada que no hayamos visto en otras plataformas pero su integración y el hecho de que por fin estén ahí es lo importante.
Algunas aplicaciones han cambiado su estilo, otras no. Por ejemplo GMail se dejó ver en una demo durante el Google I/O pero de momento seguimos con el último apk que hay disponible para el público. El teclado se vuelve más plano, aunque todavía Swiftkey le saca mucha ventaja, y el menú de ajustes recibe un lavado de cara muy necesario.
Hay pequeños huevos de pascua, como por ejemplo la imagen que sale cuando pulsamos varias veces sobre la versión de Android en el menú de ajustes. Cuadrados rojos y azules sobre fondo blanco que recuerdan a una serie de vídeos aleatorios que hay subidos en YouTube. Contenido que, según expertos, se trata de mensajes codificados. Curioso.
Rendimiento, ¿qué aporta Android L?
Es muy pronto para hablar sobre si esta nueva versión de Android supone un gran salto adelante en lo que respecta a rendimiento. Teniendo en cuenta que hemos hecho las pruebas con el mejor SoC móvil del año pasado, y todavía competitivo en 2014, lo mínimo que podíamos esperar es que todo fuera como la seda.
Así es, todo funciona de forma muy fluida y los fallos se deben más a problemas de optimización de las aplicaciones que a errores propios de la previa que ha liberado Android. Eso sí: todavía es fácil encontrar de vez en cuando algún que otro fallo molesto. Nada grave, al fin de cuentas es como quejarse de las que las betas de iOS dan problemas.
Una de las grandes promesas en este aspecto es la dupla ART y Project Volta. Una nueva máquina virtual y un sistema de optimización de batería que va más allá de un modo de ahorro de serie, algo que se echaba de menos ya que muchos fabricantes habían desarrollado ya sus propias soluciones.
¿Dura más la batería? La percepción es que sí pero todavía es pronto para decir que realmente hay una mejora real y tangible en un apartado muy sensible para los usuarios. Cuando Android L se expanda será el momento de decir realmente si se ha producido esa mejora o no. Mi Nexus 5 llega menos ahogado al final del día pero no quiero aventurarme a dar conclusiones sin datos. Hay quienes hablan de hasta un 36% más de duración. Visto cómo han hecho el test, no me atrevo a corroborar el dato.
En cuanto a las herramientas de benchmark, podemos ver en el vídeo que Android L de momento da unos resultados parecidos sino ligeramente inferiores en algunas pruebas. Google nos prometió mejoras en este sentido, de hecho se anunció que habría soporte para Unreal Technologies 4, pero parece que todavía nos queda por ver el rendimiento real de este sistema.
La etiqueta “Developer Preview” está ahí por algo. Por un lado para disuadir a los usuarios de a pie pero está para algo más importante: señalarnos que esta es una versión para que los desarrolladores prueben y se vayan familiarizando de aquí al lanzamiento masivo que se producirá en los próximos meses. Una buena noticia para ellos por cierto, ahora por fin pueden probar lo último y optimizar su trabajo con bastante antelación.
¿Merece la pena instalarse Android L si tenemos un dispositivo compatible? Creo que a día de hoy explorar sus capacidades es algo orientado para quien se ha lanzado: los desarrolladores. Hay cosas que faltan y seguro que Google va a aprovechar todo este tiempo de pruebas para optimizar esta nueva versión. El proceso es sencillo y es reversible pero salvo que seáis muy ansiosos, la espera merecerá la pena.
Las sensaciones con esta nueva versión de Android han sido muy positivo y demuestran que a pesar de que se está cerrando lentamente, se está convirtiendo en una plataforma fiable para los usuarios y atractiva para los desarrolladores. Personalmente no volveré a Android 4.4.4 en una temporada pero las ganas que tengo de probar la versión final en mi Nexus 5, o en un nuevo dispositivo de esta familia, son enormes. Todo apunta, y en unos meses lo sabremos, a que efectivamente será la mayor actualización de toda la historia de este sistema operativo.
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